10 al 15 de enero de 2020

El tema de este retiro en Tierra Santa, en enero de 2020, fue “La meditación y el estudio de los mensajes de La Verdadera Vida en Dios“, al mismo tiempo que experimentaríamos la vida de Cristo, viajando por los mismos lugares que sostuvieron Sus pasos. Nos alojamos en la ciudad en la que nació, Belén. Exploramos Nazaret, donde se crió; abarcamos con la vista el río Jordán, donde fue bautizado, sonando en el Día de la Epifanía. Recorrimos la mayoría de los lugares sagrados que Jesús visitó: Jerusalén, Jericó, Caná, Cafarnaúm, y todo el camino hasta Galilea. El viaje exterior guió nuestro viaje interior hacia el Sagrado Corazón de Cristo. Los 94 peregrinos asistentes, de varios países, junto con cinco sacerdotes, cada uno de una denominación diferente: luterano, anglicano, católico, y ortodoxo griego celebraron juntos la misa diaria.

Al llegar a Belén, notamos que no hay nada en esta ciudad que se parezca a una ciudad moderna. Belén es una ciudad sencilla y modesta; tal vez sea una simplicidad que existió desde el tiempo del nacimiento de Jesús. Tuvimos la bendición de que el obispo Riah Hanna Abu El Assal, un obispo anglicano de Nazaret se uniera a nosotros. Nos saludó cordialmente antes de emprender la peregrinación. En la mañana de nuestras excursiones del primer día, el sábado 10 de enero de 2020, su Gracia habló sobre la necesidad de un fuerte compromiso con la paz. Afirmó que la reconciliación está por encima de la justicia. No debemos subestimarnos a nosotros mismos, ya que una persona puede promover y establecer una paz que está destinada a todos. Todo lo que sucede en nuestras vidas viene del Espíritu Santo; y con Dios a nuestro lado, nuestra mesa (metafóricamente) siempre estará llena. Con estos pensamientos fortalecedores en mente, no dudamos en viajar a la Iglesia de la Natividad.

Fuera de la Iglesia de la Natividad

Fuera de la Iglesia de la Natividad

Dentro de la Iglesia de la Natividad

Dentro de la Iglesia de la Natividad

La Iglesia de la Natividad fue construida en 327 por Santa Helena, la madre de Constantino el Grande. En un gran pilar dentro de la iglesia vimos un icono de Jesús que antes lloraba. Allí, por una estrecha y sinuosa escalera bajo tierra se encuentra el lugar de nacimiento de Jesús. Debajo de la Iglesia está el pesebre de la natividad, iluminado solo por linternas. Nos sentimos como los pastores de los pueblos cercanos buscando al Rey que nació en un pesebre cercano. Las estrechas escaleras que conducían a una habitación oscura iluminada solo por linternas nos impulsaban a arrodillarnos, inclinarnos y besar la estrella en el suelo, sobre la que nació Jesús. Esta es también la Cueva de los Infantes, donde se encontraron los huesos de los 14.000 bebés sacrificados por Herodes. Para culminar nuestra adoración emocional, el Padre George nos guió en oración cantando el himno ortodoxo griego, (I Gennisis Sou Christe O Theos Imon-Your Birth, Oh Cristo nuestro Señor). Provocó lágrimas en los peregrinos, ya que la emoción y la sinceridad invocadas por este canto comunitario de alabanza, nos recordaron la presencia de Jesucristo en nuestras vidas.

Con fidelidad en nuestros corazones, partimos de Belén en autobús turístico a la “Ciudad Antigua” en el Monte Sión, donde tuvo lugar la Última Cena, la duda de Tomás, así como la Epifanía del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Luego caminamos por la Vía Dolorosa, y llegamos al lugar donde nació y murió el rey David. Posteriormente, visitamos el Muro de las Lágrimas. Esta estructura es ‘El Muro de las Lamentaciones’, el Muro Occidental restante de la segunda construcción del templo de Salomón. Terminamos nuestro recorrido de un día en el huerto de Getsemaní, en el que se encuentran el Lugar del Gran Arresto y la Roca de la Agonía. Celebramos la Misa en Getsemaní, en la Basílica de Todas las Naciones, donde nos reunimos alrededor de su gran altar, veneramos y rezamos, mientras tocábamos la roca blanca sobre la que Jesús oraba. Dejamos nuestras vidas a un lado por un tiempo y nos enfocamos en nuestro amor por Él.

El Monte de los OlivosEl Monte de los Olivos

El huerto de Getsemaní

El huerto de Getsemaní

A las 6 y media de la tarde regresamos a Belén para escuchar la presentación de Vassula. Se dirigió a nosotros, recordándonos que Nuestro Señor, en estos tiempos de Misericordia, está llamando a su creación a arrepentirse, a vivir una vida de oración incesante de reconciliación y unidad; sobre todo nos pide que alcancemos una relación más cercana e íntima con Él: que aprendamos a conocerlo y a entenderlo. Como dijo en Jeremías 9, 22-23: “Que el sabio no se jacte más de su sabiduría, ni el valiente de su valor, ni el hombre rico de sus riquezas; pero si alguno quiere jactarse, que se jacte de esto: de entenderme y conocerme”.

“El amor de Cristo es tan grande”, dijo Vassula, “que podemos permanecer asombrados durante horas y días interminables. Nos preguntamos: ‘¿Cómo es que el Dios Eterno deje Su Trono y descienda hoy para hablar con nosotros?’ ¡El Señor de señores, el Dios de todo el universo, no sólo nos toma en cuenta y nos valora como un tesoro valioso, sino que también nos muestra cuánto se preocupa por nosotros! Le resulta insoportable quedarse callado. Ya no podía contenerse, simplemente; y así, Su gran Amor lo obligó a acudir rápidamente hacia nosotros, a recordarnos nuestros fundamentos, a recordarnos que Él es nuestro Salvador”.

Después de reflexionar sobre las palabras de Vassula, el obispo Riah nos dijo con tristeza que la población cristiana en Tierra Santa es solo del 1,8%. Esto es una tragedia. La ignorancia sobre la Iglesia engendra indiferencia. Los cristianos, dijo, ya no son tomados en cuenta, sino que están marginados. El verdadero hermano es aquel que es misericordioso. Perspicazmente, el obispo Riah dijo que hay tres aspectos en la conducta de la humanidad. En primer lugar están los que dicen: “lo que es tuyo, es mío”. Secuestran a tu hijo, abusan de tus hijos, te privan de la vida. En segundo lugar, están los que dicen: “lo que es mío, es mío”. No se detendrán a mirar a un necesitado; están demasiado ocupados, demasiado preocupados por sus propios trabajos. (Esta es la condición de la mayor parte del mundo de hoy.) La tercera actitud es la que dice: “lo que es mío, es tuyo”. Si Cristo no hubiera abrazado esta última forma de conducta, no estaríamos aquí. Él reconcilió al mundo Consigo Mismo. En lugar de confiar en las Naciones Unidas para resolver los problemas del mundo, nosotros debemos resolverlos, como parte de nuestro ministerio. “Bienaventurados los que hacen la paz”, no los que hablan sobre la paz. Observemos que sólo unos pocos discípulos cambiaron el curso de la historia humana. Unamos nuestras manos (en oración) para cambiar el curso de la historia humana en este lugar palestino.

Celebrando la Eucaristía a bordo, en el Mar de Galilea

Habla Vassula

Habla Vassula

El domingo 12 de enero, nuestro programa era que atravesáramos la parte antigua de la ciudad de Jerusalén, por la Vía Dolorosa, hasta el Santo Sepulcro.

La corona de espinas Station of the Cross2

Rezando el Vía Crucis en la Vía Dolorosa

Vassula se reúne con el rabino Alon Goshen y el padre Arsany

Vassula se reúne con el rabino Alon Goshen y el padre Arsany

Más tarde, Vassula se reunió brevemente con el rabino Alon Goshen de Jerusalén y el padre Arsany de la iglesia ortodoxa copta durante una pausa en el recorrido, para compartir sus pensamientos, los matices de sus misiones y el espíritu de amistad comunitaria.

Más tarde ese día, de vuelta en Belén, el programa era escuchar la presentación del P. Nicolás. Aquí hay algunos extractos de su charla: “a través de nuestra participación en el Amor de Cristo, nos transfiguramos como Cristo estaba en el Monte Tabor. Se nos da la Sabiduría Divina. La Santa Sofía (= la Santa Sabiduría) se puede respirar, gustar, aspirar, porque es impartida lentamente, “como empapándonos de una nube que acaba de disiparse”. Afirmó que: somos “como mariposas dentro de su capullo”. El 7 de agosto de 2002 Jesús enseñó a Vassula: “Haz tu hogar en Mí, como Yo hago el Mío en ti; te harás parte de la Verdadera vid”. ‘La verdadera teología, – prosiguió el P. Nicolás, – es decir, el arraigo de nuestro ser en el plan divino es la contemplación. La verdadera teología es una contemplación del anticipo de Dios en la visión beatífica, una introspección de uno mismo, para entregarse a Su Voluntad. Su Reino comienza en nosotros’. Jesús reveló a Vassula: “Yo no guardaré silencio, como quiere el demonio, no, sino que seguiré suscitando profetas para anunciar y denunciar, para brillar como una lámpara donde haya oscuridad”; (cf. La VVeD, 12 de febrero de 2000) ‘Incluso cuando estamos agotados’, – continuó el P. Nicolás, ‘y sólo vemos el fracaso, Dios está muy contento con nuestros esfuerzos por alcanzar la contemplación divina.’ Además, Jesús proclama: “Yo restauro naciones por los sufrimientos y sacrificios de los que he elegido, aunque a menudo vienen a Mí lamentándose de que les parece que han trabajado en vano y se han agotado para nada”; (cf. La VVeD, 12 de febrero de 2000) “Ellos han hecho todo lo que se les ha ordenado que hicieran. ‘Por cierto, el poder divino no se gana, sino que es corona y recompensa en la medida del amor que has dado. Alaba a Dios con tu lengua; bendícelo con tus ojos; contempla Sus heridas. Si quieres algo de Dios, ora por otra persona. En general, la lealtad, la adoración y la iluminación disipan la oscuridad’.

El Padre Theodoros Kontidis, quien habló a continuación, afirmó que los Mensajes de la Verdadera Vida en Dios son una Señal del toque de Dios. El hecho de que Cristo se hiciera hombre y compartiera nuestra naturaleza humana, no es menos un milagro que decir que Cristo está tan cercano a nosotros, como un Esposo. El más Grande en las alturas es la entidad más cercana a nuestra alma. Nuestro Señor está tan interesado en salvarnos que está herido por nuestros pecados y se regocija y anhela nuestra reacción. Él pide hacernos Suyos, hacernos a Su Imagen en mente, corazón y acciones. El Padre le dice a Vassula: “Quiero que intimes Conmigo; quiero que Me ames; aprende a amarme como una niña; háblame de corazón, pero nunca olvides que soy Santo;” Nuestra relación con Nuestro Señor es el principio de la Sabiduría: ámalo, adóralo, téme al Señor… háblale con intimidad. No conocerás a Dios a menos que te acerques a Él de una manera íntima. El Padre Teodoro concluyó con una historia tomada de los Mensajes de laVerdadera Vida en Dios: (13.11.91)

Vassula con los sacerdotes rusos

Padre Theodoros y Obispo Riah

El Señor dijo: “Estaba paseándome cerca de un río, cuando vi un madero flotando a la deriva (Dios se refiere a Vassula) en la corriente del mundo; Yo Me incliné y lo saqué de la corriente; lo traje a Casa, Conmigo, y lo planté en Mi Jardín de Delicias; de un trozo seco de madera hice de ti un Árbol; Yo dije: “¡crece! crece y echa raíces en Mi Jardín, en Mi Propiedad; y, de tus flores, exhala un perfume para aplacar Mi Justicia”; Yo dije: “cosechas de frutos brotarán cada mes y tus hojas serán la curación de muchos”; de vez en cuando Me divierto podándote; Me deleito viendo abrirse tus flores y un constante crecimiento de tus frutos; sólo el Agua de Mi Santuario puede darte crecimiento y Vida.” “Yo, Yahveh, me ocuparé de que tú prosperes. Me complace recoger de vez en cuando en Mi camino trozos de madera flotando a la deriva6. Yo puedo dar vida a cualquier cosa que recojo en Mi camino;”

Temprano por la mañana, el lunes 13 de enero, partimos hacia la Región de Galilea. Las distancias desde nuestro hotel en Belén hasta las zonas de peregrinación eran enormes. Recordamos que los primeros apóstoles soportaron largos viajes, principalmente a pie.

Luego nos apresuramos a embarcarnos en un viejo barco que navegaría por el mar de Galilea. Las vistas eran realmente impresionantes, con bandadas de gaviotas volando a nuestro alrededor, y una inmensidad de agua transparente y serena rodeándonos. Sin embargo, veamos el significado de Jesús caminando sobre las aguas, en Juan 6,16–21: El incidente que involucra a Jesús caminando sobre las aguas es la quinta de las siete señales registradas en detalle por Juan. Se establece en la noche después de que Jesús alimenta con pan a 5.000 personas, hecho registrado en Juan 6,1-15. Al igual que el cuarto signo, su momento es significativo. El encuentro de Jesús con los judíos en Jerusalén, registrado en el 5º capítulo de Juan había planteado las siguientes preguntas: ¿Es Jesús un profeta como Moisés (algo implícito en el argumento de Juan 5:45-47); y ¿es igual a Dios? (Juan 5:18) Los discípulos conocían las Escrituras, y Jesús quería que supieran quién era Él. Es muy significativo, por lo tanto, que se muestre a Jesús con el poder de caminar sobre las aguas, ya que esta acción se consideraba en el Antiguo Testamento como única de Dios. Al caminar sobre las aguas, Jesús se mostró como un ser divino, y también más grande que Moisés. Después de todo, Moisés tuvo que esperar hasta que Dios hiciera aparecer la tierra seca, antes de poder guiar a Israel a través del mar, en el momento del éxodo, mientras que Jesús no tuvo tal necesidad. La divinidad de Jesús no solo se puede ver en el hecho de caminar sobre las aguas, sino también a través de su declaración “Yo Soy”, y a través del detalle de la llegada inmediata de la barca a su destino.

De hecho, Jesús demostró estar al mando de los elementos, algo que sólo Dios puede hacer. Él reveló esta verdad a los discípulos, que reconocieron Su Divinidad y respondieron con una confesión de fe en Jesús como Dios: “Cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron delante de Él, diciendo: ‘Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios'” (Mateo 14,32-33). Esta fue la primera vez que Jesús fue llamado ‘Hijo de Dios’ por los discípulos, una declaración que, de hecho, se basó en lo que habían dicho anteriormente acerca de Él en Mateo 8,27:¿Qué clase de hombre es este? Incluso los vientos y las olas le obedecen”. Aquí responden a su propia pregunta: “¡Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios!”