1 de junio de 2002

Fuiste Tú, Padre Bienamado, quien creó mi más profundo yo…

Y Yo he dicho: bendeciré su más profundo yo con riquezas que vienen de Mí. Entonces seré como una lámpara para Mi ungida, proporcionando a su más profundo yo Nuestra radiante Presencia. “Aquí Mi Hijo y Yo permaneceremos para siempre, pues éste es el hogar donde hemos elegido morar”.

¡Oh, ven! Tú que Me sirves, que sirves Mi Casa, acércate a Mí y deléitame. Ven y aprende: está escrito que si pecas, sigues siendo Mío, puesto que reconoces Mi poder, pero, sabiendo que Yo te reconozco verdaderamente como Mío, no pecarás. Por lo tanto, reconocerme es en verdad la perfecta virtud. Conocer Mi poder es la raíz de la inmortalidad. Deseo que esta palabra se convierta en el tema de cada uno.

Vassula Mía, Yo he sido tu Consejero y también tu Amigo todos estos años; incluso durante la noche, he instruido a tu yo más profundo, concediendo a tu alma una alegría sin límites con Mi Presencia. Te he adiestrado con un amor sin límites para que levantes tus ojos constantemente hacia Mi Presencia luminosa, y hacia nadie más. Soy, y siempre he sido, tu único Director Espiritual y Consejero, dando a tu alma las directrices de la Sabiduría. No te he enviado hacia el este o hacia el oeste, ni te he enviado al norte o al sur en busca de dirección espiritual, pues ¿qué mejor dirección que la que Yo Mismo te doy? Soy el único que podía ver a través de la sombría oscuridad de tu alma, para pronunciar un veredicto veraz sobre tu yo más profundo y llamar tu atención sobre tu enfermedad. Bien, pues, ¿no te he hecho renunciar a tu rebeldía hacia Mí? ¿No te he trazado una senda para que la emprendas, con Mi Nombre como tu insignia, y que sigas Mis Pasos para no desviarte en tu camino?

Sí, Señor, he tratado de guardar
cada mandamiento de Tus Labios.
Está escrito que hay un Río
cuyas corrientes refrescan la Ciudad de Dios,
y que santifica la morada del Altísimo.
Dios está dentro de la ciudad:
ésta no puede caer jamás.
Al romper el alba, Dios la ayuda.
Ante el clamor de las naciones
y el tambalearse de los reinos,
cuando Él grita, el mundo se desintegra…1

Tú Santo Espíritu es ese Río
que santifica constantemente el alma,
nuestro yo más profundo,
que Te pertenece, Dios mío…

Abro mi oído
y permanezco un rato en silencio
para que venga el Gran Rey
con poder, y me dé benignamente
Sus divinas instrucciones;
instrucciones que no imponen
desorden en Tu Ley.
Así pues, que se regocije la tierra,
que los pueblos de la tierra
exulten y griten de alegría,
mientras el Rey pasa entre nosotros
para juzgar la tierra con justicia
y las naciones con Su Verdad.

Aclamad la Roca de nuestra seguridad,
y reunámonos en Su Presencia
con acciones de gracias.

Flor, te he dado un acceso directo a Mi Corazón para que florezcas, y para que continúes dirigiéndome acciones de gracias. Sigue dirigiéndome acciones de gracias y las tomaré como sacrificio tuyo, y Me honrarán…

Has de saber, amadísima Mía, que proclamar Mi Nombre Me da alabanza y gloria. Yo te amo, Vassula. Los muertos no Me pueden alabar; guardan silencio. El mundo nunca puede bendecir Mi Santidad Trina y Una; guarda silencio. Sombras de muerte se ciernen por doquier. Yo estoy Presente y Mi poder cura y salva. Sin embargo, mira el mundo de hoy: muy pocos han respondido a la gracia y no han buscado refugio en Mí, Yahveh. Muy pocos Me temen, Vassula. La muerte está a la vuelta de la esquina, pero, aun así, el mundo no invoca Mi Santo Nombre. Esta generación se niega a caminar Conmigo.

Te he enviado a la tierra de los muertos, donde reinan el estrago y la desesperación en muchos corazones. Aunque ahora el lazo del maligno es evidente, sin embargo, el mundo, en su apatía, sigue odiando Mis preceptos. Mi Ley está siendo constantemente quebrantada.

Me quedo despierta toda la noche
para meditar sobre todo esto
y no consigo verle un final.

Si Tú no estuvieras tan cerca de mí, Yahveh,
guardándome, protegiéndome, rodeándome,
moriría de pena.

Levanto mis ojos hacia Ti
con dolor y suspiros,
sabiendo que mi hogar está en el cielo
y, sin embargo, yo estoy aún en la tierra.

A menudo me pregunto: “¿Qué estoy haciendo aquí,
en esta tierra a la que no pertenezco,
ni tampoco pertenezco a nadie?
Siento que estoy de prestado….
Estoy prestada…

Estaba a Su lado cuando Él me dictó Sus leyes,
tras haberme traído de la Tierra del olvido
y de la muerte, para concederme la existencia.
Él levantó mi alma del pantano,
para revelar Su Santo Rostro.

Luego me enviaste en Tu Nombre,
sin pensar siquiera dos veces
que podías estar depreciando
Tu Cetro y Tu Esplendor.

Estás coronando Tus Obras con Tu generosidad,
y fluye la abundancia por donde pasas.
Tú nos cargas de riquezas,
nos refinas como la plata.

Cristo marcha con majestad
a través de este desierto,
y hace bascular la tierra
para anunciar Su inminente retorno.

Mas el pueblo no ha comprendido.
Algunos dicen: “Cristo viene en carne y hueso”;
otros argumentan sin fundamento:
“Dios vendrá para aplastar
las cabezas de Sus enemigos”.
Pero no han comprendido los Salmos…

Como fantasmas de un sueño de media noche,
se hacen preguntas.
Realmente, al principio,
tampoco yo lograba entender,
aunque estaba constantemente en Tu Presencia;
incluso cuando sostenías
mi mano derecha para escribir.

Está escrito: “El Señor da a Sus mensajeros
las noticias…” Y así lo hace…

Cuando los Pasos de Dios se aproximan
y se oyen, los virtuosos se regocijan,
exultan y cantan de alegría. Dicen:
“¡Construid una calzada para el Jinete de las Nubes,
alegraos en Cristo, exultad ante Su venida!”

En tiempos de Noé los cielos diluviaron
con Tu venida… con la venida de Dios…
pero no Te vieron en carne y hueso…
Y ahora, la tierra se prenderá en llamas,
con el regreso de Tu Hijo.
Con la venida de Dios…
Cristo descenderá de las alturas.

Como miles de miríadas de carros divinos,
Tú, Señor, dejaste del Sinaí
para ir a Tu Santuario.
David dijo: “Dios, Tú has ascendido a las alturas
y has capturado prisioneros.
Has tomado hombres como tributo,
sí, has llevado rebeldes a Tu morada, Yahveh…”2
Pero ellos no te vieron en carne y hueso…
Sin embargo, Tú estabas allí…

Cuando Te acercas a los virtuosos y se alegran,
no Te ven en carne y hueso… pero Tú estás allí.

Cuando Te pusiste a la cabeza de Tu pueblo
y marchaste a través del desierto,
no viniste en carne y hueso…
Sin embargo, Tú estabas allí…

Y así será cuando Cristo, en nuestros días,
declare que Su Retorno es inminente…
Los cielos y la tierra se incendiarán
y Él volverá los corazones
de los padres hacia sus hijos
y los corazones de los hijos hacia sus padres…
Sin embargo, nadie te verá en Carne y Hueso…

El Amor regresará como amor…
porque todos nosotros estaremos en el Dios Verdadero,
Fuego Devorador, Trino y Uno, y Santo…

3Ahora has dado un testamento espiritual. Ésta será la vía de Mi retorno inminente… Mi Retorno os renovará y liberará a muchos de vosotros de vuestra transgresión. Cuando tenga lugar la renovación, muchos serán revestidos de Mí Mismo, y todos los santos y los ángeles darán gracias por el don de Mi Espíritu Santo.

¿Qué es el Día del Señor? Los que se han rebelado y siguen persistentemente rebelándose contra Mí, probarán ese Día y todo lo que conlleva. Caerá sobre esos transgresores tan súbitamente como el rayo. Y, como un fuego tremendo, se convertirán en antorchas humanas. Sí, la tierra, como dijiste, será prendida en llamas, y su conciencia se les manifestará como una revelación. En Mi Día, Mi fuego divino convertirá el corazón inflexible en un corazón indulgente. La tierra, llena de angustia, se dará plena cuenta, en la conciencia y el alma, de sus fallos y sus deficiencias, de su corruptibilidad y su anarquía y, por no decir menos, del rechazo infame de Mi Resurrección y Mi Omnipresencia en vuestra vida diaria.

En Mi Día, los cielos se abrirán, y los que Me rechazaban, proclamándose como dioses, serán juzgados severamente.

¿Puede alguien decir que no os he estado instruyendo todos estos años? ¿No he afirmado Mi poder, todos estos años, con maravillas? ¿Habéis medido alguna vez la magnificencia de Mi Santidad Trina y Una, y la inexpresable grandiosidad de Mi Nombre? ¿Habéis afirmado alguna vez Mi grandeza o proclamado Mi tremendo esplendor y poder? Yo os digo: pobre del que se halle sin Mi Luz en Mi Día…A éstos los purgaré con Mi Fuego.

En cuanto a los que han guardado Mis preceptos y Mi Ley, basada en el amor, y que son la sal de la tierra, no serán probados por el fuego, pues Yo soy su Dios y Me han reconocido como lo principal en sus vidas. Ellos ya han sido probados, y ahora son parte de Mí y están constantemente dentro de Mi Luz Divina, en unión con la Divinidad. Y, como dijiste, hija, en el tiempo de Noé los cielos diluviaron con Mi venida. Y ahora la tierra será probada y prendida en llamas por el fuego.

Mi Día es inminente, y ¡ay de los cadáveres en ese Día de Mi Retorno!4. Cuando llegue Mi Día, ¡ay también de los que han centrado sus vidas en cosas materiales! Mi apariencia será de fuego. Ya se oyen Mis Pasos y muchos ven Mis Huellas. Cuando Me revele a los que no Me reconocieron cuando, en estos tiempos de gracia, Me he presentado como Misericordia y como Lámpara, Me revelaré entonces como Fuego devorador.

Vamos, ¿alguien ha creído que pasaré inadvertido? ¿Y aún creéis que el Dueño pasará junto a vosotros sin ninguna retribución? Por lo tanto, es bueno arrepentirse diariamente. Y tú que llevas Mi semilla, hija, canta mientras siembras, no mires detrás de ti. Como te he instruido, la teología es la contemplación de Mí, vuestro Dios. Éste es vuestro fundamento espiritual. Sobre este fundamento se construyen luego diferentes niveles. Un nivel contiene el Conocimiento de Dios. Este Conocimiento de Dios se adquiere a través de la Sabiduría y no de los libros. Sin la Luz del Espíritu Santo, Dios no Se os dará a conocer, sino que permanecerá escondido. Sí, no es el fruto de la mente intelectual sino una infusión divina, dada por gracia al alma que ha sido transfigurada para amar. En otro nivel se encuentra la pobreza del alma. Esta alma es la portadora de la Palabra porque, en su pobreza, el alma Me posee y Mi Reino es suyo. En la nada de dicha alma, únicamente existo Yo5. Solamente Yo soy su Dueño y su todo…

Luego, sobre ese mismo fundamento espiritual, hay otros niveles. Hay un nivel en el que tiene lugar una Divina unión entre la criatura y el Creador. Cautivada por la Perfecta y Divina Belleza de la Divinidad, el alma sucumbe voluntariamente al ardiente abrazo de Dios. Con esta Divina conquista del Creador —porque es una conquista y un triunfo—, Yo invado el alma enteramente y, con deleite, le desvelo ligeramente Mi Santo Rostro, para no asustarla. El alma, al ver Mi Santo Rostro, aunque sea en una tenue luz, percibe en su despertar que no se encuentra lejos de los confines de lo eterno y de la visión beatífica. Abrumada y temblando por haber visto Mi Gloria, y consciente de la radiante luz que de repente la rodea, se une voluntariamente y se entremezcla Conmigo, haciéndose una Conmigo, su Dios y Creador…

Por la total rendición del alma, Yo, que soy el Dador de Luz, el Dador de Vida, el Dador de Amor y el Dador de todos los Dones, la llevo a todos estos Divinos enriquecimientos, mientras Me dirijo a ella en poesía y religión. ¡Ah, Vassula, qué no haré Yo entonces por esa alma! La Sabiduría será su compañera diaria, su corona de gozo. Está escrito: cualquier alma que tema al Señor “será recibida como una esposa virgen”6. Tras haberse abandonado en alma y cuerpo a Mí, su Creador, y siendo ahora parte de Mí, entonces, Yo, como un Esposo que se deleita en su esposa, Me cuidaré de que nada le falte. En el siguiente nivel empezaré a proveer su alma, tan empobrecida. Y, al mismo tiempo, una vez la haya preparado de un modo sublime, le daré un juramento a guardar que será seguir al Esposo incondicionalmente, acompañándome adondequiera que Yo vaya.

Entonces, como un Esposo que ama a su esposa, expresaré Mi Divino Amor adornando a Mi esposa con las joyas más exquisitas que no pueden encontrarse sobre la tierra, pues proceden de las reservas del cielo. En Mi íntima unión, la adornaré de Mí Mismo, dando así vigor a su alma para una fidelidad mutua y un entendimiento entre nosotros. De repente, el mundo entero se difuminará ante sus ojos. Ella habrá encontrado la libertad… Habrá encontrado a su Dios… Y, en este vuelo hacia la libertad, declarará:

“El mundo es ahora un exilio, no estoy en él, ni tampoco estoy cerca de él. Mi alma, Amante de la humanidad, está vencida por un anhelo incesante de Tus leyes. Ahora, Bienamado de mi alma, estoy preparada y mi corazón está decidido a seguirte incondicionalmente”.

Y Yo responderé: “Camina Conmigo, y Yo te adiestraré en Mis reglas de rectitud. Yo seré tu Educador, y ningún otro. Susurraré en tu oído la historia de todas las cosas invisibles e inaccesibles, que se harán empero visibles y accesibles gracias a las Divinas enseñanzas de tu Maestro. La Palabra de Vida te será ofrecida gratuitamente…”

Después de haber sido adiestrada en la rectitud, elevaré tu alma hasta el siguiente nivel. El nivel al que fuiste llamada antes de tu nacimiento, aquel al que te eleva el Espíritu Santo con Su gracia para formar parte de Mi Plan Salvífico, y que hace de ti un apóstol. En ese nivel te mostraré el camino que tomé para Mi Pasión. Puesto que Me estarías sirviendo, Me servirías con pasión. Yo te enviaría a patrullar el mundo y a proclamar la Verdad. Te pediría que cristianizaras a esta generación descristianizada y destruyeras la torre de Babel, haciendo que todos los apóstatas que se encontraran allí, adorando a Baal, se arrepintieran. Todo esto lo harás con Mi Cruz en una mano y el rosario en la otra…

Y tú, hija, mientras llevas Mi semilla, sigue sembrando vigorosamente. ¿Acaso no sé todo lo que dices? Déjame confiarte esto: como torrentes de agua, Mis Lágrimas asoman a Mis Ojos al verte luchar entre huesos secos y dispersos. Como sufriría cualquier padre que viera esta imagen de tristeza de su prole, así sufro Yo también, como Padre tuyo. Esta imagen Me aflige, cuando veo que la hija que he educado en Mis Reales Atrios está siendo atormentada7 por los muertos, en el valle de la muerte. Tu herencia está en la tierra de los vivos, ¡pero Yo te he creado e instruido con santa Sabiduría para que vuelvas a enseñar a la humanidad, desde el principio, Mis actos de poder y la gloria majestuosa de Mi Soberanía! Para recordarles que Yo actúo únicamente por Amor y Misericordia. Respecto a eso, cualquier azote que caiga sobre esta generación no es más que la reprobación de la Misericordia.

Señor, está escrito que Tú solamente tienes que Querer y Tu poder está ahí…

También está escrito que, tras el pecado, concederé el arrepentimiento. Por Mi gran benevolencia, he colocado el remedio saludable del arrepentimiento en un corazón renovado, que Me mostrará gran fervor y sinceridad al arrepentirse. Ciertamente, todos hallan el tesoro de la intimidad Conmigo en cuanto hacen este acto de humildad. En el tesoro de la intimidad descubren Mi amistad. Cuanto más sincero sea el que se arrepiente, tanto mayor será Mi amistad. Cada palabra pronunciada con sinceridad atrae más cerca Mi amistad, ya que Mi amistad resulta en proporción a su arrepentimiento.

Está escrito: “Cuando clamaba a Él y la mayor alabanza estaba en mi lengua, si hubiera sido culpable en mi corazón, el Señor nunca me habría oído. Pero Dios no sólo me oyó sino que escuchó mi oración… ”8

Todo el que desee la salvación sentirá la necesidad de arrepentirse, y Yo escucharé su arrepentimiento. El salario que paga el pecado es la muerte. El pecado es semejante a un veneno en tu interior y, cuanto más tiempo permanece dentro de ti, más enfermo te pones, acercándote a la muerte. Cuánto más tardes en purgarlo fuera de tu sistema, tanto más te ar