por Vassula Ryden
Oremos: En Tu gran condescendencia,
Nos has cantado un himno para alegrarnos;
Como un novio que prepara un banquete para su novia,
Has preparado, Amante de la humanidad,
un banquete real para todos nosotros,
para que podamos festejar en la generosidad de Tu Casa.
Nos has dado de beber de Tu río de placer;
Ya que contigo, mi Señor, está la Fuente de Vida;
Que nuestra alma, como una paloma que anhela la corriente del arroyo ansíe
el Dios de la Vida,
El Dios de la Esperanza,
El Dios de la Consolación,
Deja que nuestra alma disfrute ahora de Tu Dulzura,
Y enséñanos de una manera deliciosa.
Amén
Jesús dijo en un mensaje: “Hoy cualquier delicadeza de parte de Mis criaturas para reparar Mi Casa tambaleante, Me afecta profundamente. Cualquier paso hacia la unidad regocija a todo el Cielo, cualquier oración ofrecida por la restauración de Mi Cuerpo disminuye la ira de Mi Padre, cualquier asamblea en Mi Nombre por la unidad, hace derramar Mis bendiciones sobre los miembros de esas reuniones”. 5.10.94
Gloria a Dios que, a través del poder del Espíritu Santo, nos ha reunido aquí en Tierra Santa para unirnos en un solo espíritu y rezar juntos por la reconciliación y la unidad. A pesar de todos los obstáculos con los que sabemos que nos hemos tenido que enfrentar, nunca perdimos la esperanza o la valentía de ir hacia delante, porque sabíamos desde el principio que Jesús estaba a nuestro lado y que el organizar estos encuentros afecta profundamente al Corazón de Jesús, como Él dijo en el mensaje que os acabo de leer.
Jesús, como sabéis, utiliza nuestra debilidad para mostrar Su Mano poderosa. Nos ha dado, como Él dijo en uno de Sus mensajes: “una labor más allá de nuestras posibilidades.”Esta labor es la de llevar a todos al arrepentimiento, reconciliación y unidad del corazón. Para que Dios pueda llevar a cabo Su plan en nosotros tenemos que acordarnos de mantenernos completamente anulados y evaporarnos en nada; porque sólo entonces, Dios, que es el distribuidor de todos los dones, nos enriquecerá y adornará nuestras almas con prodigalidad real. De esta manera, nos uniremos completamente a Dios y Sus obras en nosotros serán aún mayores.
La humildad es cuando somos reducidos a la nada. Nunca debemos olvidarnos del día en el que Él nos elevó del polvo del pecado y fuera del poder de las tinieblas, sin ningún mérito de nuestra parte, y nos hizo compañeros cercanos de su Plan Salvífico de Unidad y Reconciliación para convertirnos en fragancia dulce que propaga el conocimiento de Dios.
Toda la obra que se ha llevado a cabo hasta ahora para la Reconciliación a través de la Verdadera Vida en Dios procede únicamente de Su poder irresistible. Nuestro Señor dice claramente a través de estos mensajes que el poder interior de Su Iglesia es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es un aliento vivo que respira en nuestra alma marchita una resurrección verdadera, elevándonos, renovándonos y transfigurándonos en columnas de fuego y en apóstoles verdaderos intrépidos, para ir por el mundo y proclamar la verdad. Hoy el Espíritu Santo nos llama a todos nosotros, y es nuestra deuda con Dios y nuestro deber cristianizar a esta sociedad descristianizada. Esto es lo que dice Nuestro Señor:
“Se había dicho que al final de los tiempos, Nuestros Dos Corazones harían surgir apóstoles, y serían llamados: apóstoles del fin de los tiempos. Éstos serían instruidos por la Reina del Cielo y por Mí Mismo, para ir a cada nación a proclamar sin miedo la Palabra de Dios. Incluso cuando fueran empapados en sangre, por los sañudos ataques del Enemigo, no se derrumbarán, su lengua traspasará los enemigos de Mi Iglesia, como una espada de doble filo, al exponer sus herejías.”
Nunca vacilarán, ni conocerán el miedo, porque Yo los proveeré con un espíritu de valentía. El azote destructor no los alcanzará. No dejarán una piedra sin remover. […] Perseguirán a los pecadores, a los predicadores altivos, a los grandes y a los orgullosos, a los hipócritas, a los traidores de Mi Iglesia. Los perseguirán con Mi Cruz en una mano y el rosario en la otra. Y Nosotros estaremos a su lado. Destrozarán las herejías y construirán en su lugar fidelidad y verdad. Ellos serán el antídoto contra el veneno, porque brotarán, como capullos, del Corazón Real de María.” 3.04.96
De hecho, Dios está haciendo surgir apóstoles en este final de los tiempos para el beneficio de la Iglesia. Por la gracia, estas almas son elevadas a la altura de su misión, llenándolas de amor divino. El Espíritu Santo encarga a estas almas misiones, no según la medida de su capacidad humana, sino a través del poder y el auxilio del Espíritu Santo, son capaces de realizar estas misiones difíciles.
El Espíritu Santo los une en una unión inseparable con Dios Padre, Jesucristo y Él mismo para estar preparados para pasar incluso a través de fuego y así ganar almas para Dios. Por haberles sido dada una luz de entendimiento, ellos saben el valor de cada alma. Saben, a través de la luz del Espíritu Santo, que ganar un alma para Dios sobrepasa cualquier otro tipo de servicio que uno le pueda ofrecer a Dios, ya que Él aprecia un alma mucho más que cualquier otra cosa. Así pues, una misión de apostolado se aplica a cada uno de nosotros.
Acabo de referirme a cómo el Espíritu Santo nos eleva y nos lleva a una unión divina de amor, transfigurándonos en columnas de fuego. Sin embargo, el camino hacia esta unión de amor divino es cuando uno se abraza con amor a la Cruz. Jesús dice:
“abrazarme a Mí es abrazar Mi Cruz.” 11.11.98
“Quienquiera que esté unido Conmigo toma el mismo camino que Yo he tomado: el camino al Calvario; quienquiera que siga a la Víctima Suprema se hace parte de la Víctima.” 30.5.93
“Yo, el Señor, te estoy mostrando los pasos que he dado por Mi Pasión. Puesto que Me estás sirviendo, debes seguirme. ¿Qué quieres que te diga: «sígueme pero no sobre Mis Pisadas?”Eso no puede ser, quienquiera que Me sirva debe seguir Mis Pisadas manchadas de Sangre…” (3.6.93)
“El camino, y lo diré otra vez, el único camino a una unión de Divino Amor Conmigo es cuando tú voluntariamente abrazas con amor Mi Cruz, la cual sabes que lleva sus sufrimientos pero también sus alegrías, que te conducirá donde tu alma será exaltada: al Calvario… En Mi dulce abrazo tú encontrarás alegrías, pero la mayor alegría de todas es cuando tú descubres que te convertiste en una copia de Mi Pasión, y parte de Mí, la Víctima Suprema: otro sacrificio de amor, otro crucifijo viviente, otra esclava para ser vendida a todo el mundo. Y estando en Mi abrazo tu alma extraerá de Mí fuerza y todas las virtudes para parecerse a Mí…” (11.11.98)
¿Cuántos están dispuestos a ofrecerse y ser esclavos de Dios? No muchos… Dios me enseñó incluso una vez cómo la gente que dice que pertenece a Dios no está dispuesta a ser esclava de Jesús; me hizo experimentar lo débiles que son, vacilan y se escapan para esconderse cuando se ven cara a cara con la Cruz en un momento de dificultad; en ese momento de dificultad me echaron violentamente estas palabras en cara: “pero tú eres la esclava de Jesús, no yo…” así como los discípulos de Jesús se echaron a correr cuando vinieron los Romanos a capturarlo, dejándolo solo en las manos de Su enemigo. ¡Qué pocos aceptan verdaderamente la esclavitud divina y la Cruz!.
TDar vuestra libertad a Dios es ofreceros a Dios como Sus esclavos y ser marcados con Su signo, que es la Cruz, como prueba de haberle dado vuestra libertad. Si decís que sois seguidores de Cristo entonces permitid a nuestro Señor que os venda como esclavos al mundo, como Él mismo fue vendido. Os digo, mayor honor que ser marcado como uno de los Suyos, uno no podría recibir. Jesús dice:
“Yo Mismo vine al mundo para servir y no para ser servido. Yo, a pesar de que Mi condición Divina, Me vacié a Mí Mismo y asumí la condición de esclavo. (cf. Filipenses. 2. 6-7)..”
Y más adelante en el mismo mensaje Jesús dice esta realidad:
“Nunca se ha conocido que un Rey haya servido a sus subordinados como Yo, que soy el Rey de reyes, he servido.”
(28.1.97)
Mientras que no dejéis a Dios que capture vuestra alma, para colmarla con Su amor divino y abra vuestros ojos espirituales mediante Su Espíritu Santo para ver la nobleza de la Cruz, nunca podréis aceptar las condiciones de esclavitud, nunca podréis aceptar el ser otro crucifijo vivo, otro sacrificio de amor para compartir las obras y la inmolación de Cristo por Su Iglesia. Así que ¿quién está dispuesto a seguir las huellas de Jesús? ¿Quién está dispuesto a dejar su comodidad y servir al Señor en estas condiciones? Os recordaré lo que nos dice Jesús en las Escrituras a sobre seguirle a Él; este pasaje está tomado de Mt. 10: 37, 39. “El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El que halla su vida, la perderá, y el que la perdiere por amor a Mí, la hallará.”
Jesús nos dice en un mensaje:“Necesito servidores que puedan servirme donde más se necesita el amor.” 24.5.1987
En la agonía, Jesús dice que esta generación le está arrastrando a un nuevo Getsemaní; Recordándonos que Él asumió la condición de esclavo, nos pregunta: “¿Qué más podría haber hecho Yo que no haya hecho? […] hasta el día de hoy ellos no están satisfechos. Mi Casa está en ruinas, y Yo, ansioso por salvar a Mi gente de la ruina, he suscitado profetas con Mi Real Cetro, para que asuman la condición de esclavos y sirvan voluntariamente a Mi Casa y la fortalezcan; esta Casa que he comprado con Mi Propia Sangre.”(30.11.98)
“Puesto que Mi Padre Me dio a todos vosotros como un regalo para vuestra redención, también con Mi entera Voluntad. Yo, a Mi vez, en vuestros días, llamo para Mi propósito a Mis Elegidos y los levanto para Mi Plan Salvífico. Elegidos mucho antes de su creación con la intención de que sean la verdadera imagen de Mí Mismo y cooperadores de Mi Plan de Amor.” Y ahora escuchad esto: “Yo les honro con ser marcados con las mismas marcas con las que fui marcado, para hacerlos completamente Míos y para mostrar al mundo que ellos son verdaderamente Míos y que son Mi simiente…” Así pues, cuando ellos sean expuestos a persecución, escupidos, y amenazados, cuando sean incomprendidos, calumniados y atacados, sabed que ellos vienen de Mí, y que son hueso de Mi hueso, carne de Mi carne.” 12.11.98
Por tanto, según Jesús, es un honor estar marcado con las mismas marcas con las que Jesús mismo fue marcado. Estas marcas de las que habla Jesús son la persecución, el desprecio, la calumnia, los ataques y finalmente la crucifixión. Jesús explica: “Marcados con todos estos nobles signos que Yo recibí para vuestra redención, a causa vuestra, generación impía, también estas almas están siendo pisoteadas, masacradas diariamente y llevadas a juicio ¡incluso por los dignatarios de Mi Iglesia! Como ovejas llevadas al matadero, ellos también son conducidos por las falsas acusaciones de esos que contribuyen hasta este día a la matanza de Mis santos y Mis profetas de todos los tiempos, ¡y cuán ingeniosamente le dan vueltas a Mis palabras para justificar su incredulidad!” 12.11.98
Queridos hermanos y hermanas, solamente mediante la luz de la Cruz podremos percibir esas cosas de las que nos hablan las Escrituras, que son invisibles pero eternas y no esas cosas que son visibles y se consumen. Por tanto, aceptemos la Cruz para que busquemos las cosas que ésta misma nos puede ofrecer más tarde en el cielo; todas las Riquezas que se pueden encontrar en el Corazón de Jesús pueden verse a través de los Ojos de nuestro Instrumento de Redención, el Instrumento de nuestra salvación: La Cruz…
Miremos pues en nuestro interior y examinemos si pertenecemos a aquellos que están unidos a Cristo y son uno con Él. Examinémonos a nosotros mismos y veamos si hemos sido formados en Cristo y adheridos a Él. Conoceremos el estado espiritual de nuestra alma si examinamos donde está injertado nuestro corazón. Si habéis aceptado la esclavitud divina, vuestro corazón no sólo está injertado en Jesús sino también en Su Cruz con todo lo que ello conlleva; quienquiera que esté convencido de que pertenece a Cristo debe comprender que también pertenece a Su Cruz.