Febrero – abril de 2003

(Jesucristo lo reemprende…)

Sí Vassula, tu bondadoso Señor y Salvador te ha liberado. Nuestra1 Doctrina no difiere y, en unión, decimos: descúbreme a Mí, tu Dios. Descúbrenos con pureza de corazón. Tengo cosas grandes que decir a Mi creación que la embellecerían.

No, no muchos entienden la Santísima Trinidad indivisa, sin embargo, Nosotros somos una sola Substancia, un solo Poder y un solo Conocimiento: un solo Dios… Y Nosotros somos libres de comunicarnos a toda alma y en todo tiempo. El Padre y Yo y el Espíritu Santo, los tres descendemos como tres testigos, para volver a deletrear Nuestra Palabra, y reeducaros para que viváis una verdadera vida en Nosotros.

Como el Padre te lo ha explicado, tu corazón ha sido creado por Nuestro Sublime Amor, para que Nos corresponda a ese Amor. Tu corazón, desde el comienzo, está lleno únicamente de Nuestra Presencia. Está creado de una manera tan inefable que debería ser capaz de mantener todo el Sublime Amor y la Dulzura de Nuestra Presencia. Pero si las espinas y las zarzas lo horadan, perderá su contenido como una cisterna perforada. Las espinas son las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas, que pueden perforar el corazón y secar en él la Primavera engendradora de Vida.

Señor, tú has sido la Puerta
para Tu Revelación a mí y, al hacerlo,
me has escondido muy dentro de Ti.
Por Tu gran Amor, Te hiciste carne
y habitaste entre nosotros.

Dime, Señor,
¿cómo puede uno no perderte?
¿Cómo puede alguien contenerte
para siempre en su corazón
sin perderte en este mundo tempestuoso,
lleno de toxinas y de tentaciones?
Pues parece que, para el que no te quiere
desde el principio, como se debe,
ni exalta Tu Santo Nombre
como deberíamos hacer, ni Te teme,
ni alcanza la igualdad del amor
con que Tú nos amas, el riesgo es grande.
Muchos de nosotros fracasaremos desde el primer día…

Sí, Señor, ¿no es ésta la verdad?
Por tanto, dime, Señor,
¿cuál es el secreto para no ser perforados?,
¿y hay algún remedio para el daño, una vez hecho?

Para los hombres, es imposible. Para Dios todo es posible2.

Y, además, a cada uno le es dado el don de la libre voluntad, del libre albedrío. El hombre que Me teme estará dispuesto a aceptar la corrección y no Me perderá. Aquellos que Me busquen serán alimentados por Mí y quedarán saciados. El Amor es el Espíritu de Dios por medio del cual obtenéis Mi Luz, que ilumina vuestro corazón. Cualquiera que verdadera y sinceramente luche por participar de Mi Gracia, puede permanecer desapegado de este mundo, y no perderá la sublime sustancia que hay en su corazón. Pero si alguno se detiene y conversa con la Tentación, haciendo caso de las riquezas mundanas, éste permanecerá en el mundo y será aplastado por el polvo del pecado.

Yo he dicho que Mi Padre y Yo y el Espíritu Santo vendremos y habitaremos en el alma que Me ama y guarda Mis Mandamientos. Mi Presencia está plenamente en esos corazones y, por medio de la Luz que Nosotros derramamos en ellos, esas almas llegan al Divino Conocimiento de Mí Mismo. Este gran Conocimiento, lleno de amor, conduce sus pasos a la Cámara Nupcial donde Yo, su Esposo, las espero para gozar de una paz imperturbable… Toda alma puede alcanzar las alturas de Mi Amor. Toda alma está llamada a una Divina unión Conmigo. ¿Por qué converso con vosotros en estos tiempos? ¿Por qué estoy perfumando con Mis Odas Divinas a esta generación? ¿Por qué Me dirijo a vosotros en poesía y religión? ¿Por qué he descendido Yo a las regiones oscuras para estar entre vosotros? ¿Por qué estoy derramando el resplandor de Mi luz inaccesible sobre todos vosotros? ¿Por qué estoy visitando los cementerios y abriendo las tumbas en busca de los muertos? ¿Por qué os estoy llamando a una Divina unión y a un matrimonio espiritual?

Te voy a decir por qué: aunque estés “dañada” como dijiste, Vassula, queda esperanza de reparación. De esto se trata. Yo vengo a salvar al pecador. Y como dije antes: “para el hombre es imposible; para Dios todo es posible”3. En otras palabras, Yo soy infinitamente rico en Gracia y por la Gracia es por lo que podéis ser salvados. Yo no deseo la muerte del pecador. Yo soy la Resurrección y deseo que todos vosotros viváis en Mi Luz. Por esta razón desciendo sobre la tierra a través de estas Odas, y también por otros medios, para resucitaros a vosotros, que os habéis permitido perder la Gracia y caer en la tumba, y que yacéis ahora pudriéndoos a millones por culpa del pecado…

Por Mi ilimitada compasión he dicho en los Atrios del Cielo: “No quiero contemplar afligido, sin pausa y sin fin, la muerte de los pecadores; antes bien, quiero que vuelvan a Mí y vivan”. Desde lo alto vi un cementerio ingente, y el hedor de los cuerpos en putrefacción se esparcía por el cosmos entero… El mundo en descomposición está cubierto de tinieblas, tragado por la oscuridad. Así pues, ¿he de ver continuamente a Mis hijos y herederos esclavizados y muriendo? ¿Durante cuánto tiempo he de ver Mi propia casa hecha pedazos y dividida? Sí, realmente es tiempo de separar la cizaña del trigo. Hice entonces un juramento y dije:

“Yo les daré, por el poder de Mi Espíritu Santo, la Gracia para que se fortalezca el yo escondido de quienquiera que responda a Mi Llamada de gracia, para que puedan vivir en Mí y Yo pueda vivir en ellos por la fe. Entonces, plantados en el amor y erigidos sobre el amor, serán elevados para obtener la total plenitud de Mí Mismo”.

Así he respondido a tu pregunta, Vassula. Yo he dicho, en Mi infinita Misericordia: “Derramaré luz sobre esta creación irracional, para iluminar sus mentes y renovarlas con una revolución espiritual. Yo Mismo los conduciré a esta renovación del yo y de la mente, llevando a cada uno a la bondad y a la santidad de la verdad. Mi deseo de salvar a todos arde en Mi Corazón. Yo no apartaré Mi Rostro, sino que instruiré a cada uno y los reeducaré.

“Sí, ciertamente, el Señor del cielo y de la tierra inflamará esta tierra con Su Amor. Iré a visitar a Mis hijos pródigos y los haré volver a Mí, recordándoles este océano de Bondad, recordándoles que pongan su confianza en Mí. Con gran ternura, les enseñaré a practicar el bien y a no ceder jamás al mal. Luego, con dulzura, les reeducaré, volviéndoles a deletrear Mi Palabra con su propio vocabulario4, para que les llegue con mayor seguridad.

“En otras palabras, la Divina Sabiduría se adaptará a sus necesidades para que Me entiendan en su alma, tan empobrecida, dándoles el Conocimiento de la salvación a través del perdón de sus pecados. Y como el Sol naciente, Yo iluminaré sus corazones. Yo los sembraré en Mi Corazón, donde florecerán y declararán con alegría:

“¡Cuán grandes son Tus señales, Maestro!
¡Cuán múltiples y poderosas Tus maravillas!
Tú, el Dios Omnipotente y maravilloso
que has hecho brillar Tu Rostro sobre mí,
y me has favorecido,
adornando mi alma entera de Ti Mismo,
¡que Tu Nombre sea alabado y adorado!”

Y Yo, en Mi deleite, responderé: “De ahora en adelante, amadísimo Mío, Yo residiré en ti y tú residirás en Mí, tu Dios”.

“Los ángeles, entonces, cantarán a una sola voz: ‘El Dominio5 de Dios es inmensamente vasto. Él es nuestro Dios, nadie se puede comparar a Él. Lleva a Sus herederos como dioses hasta Su Dominio. Como príncipes reales traídos de vuelta con gloria, los hace entrar con gran júbilo en Su Reino. Tú eres Ilustre, no tienes rival. ¡Que la tierra entera Le venere y Le tema, pues Él es nuestro Dios y Rey!’

“Sí, estas nobles Odas serán cantadas a esta generación y a las que la seguirán. Mi Corazón, mientras Las canta, se conmueve de emoción, pues estoy loco de amor por vosotros…”

6Mirra-de-Mi-Corazón, escribe Mis Palabras mientras Me miras…Yo te digo como Mi Padre ha dicho: cuando Yo hablo, no utilizo formulaciones rígidas. Ésta no es Nuestra manera de hablar, ni tampoco hacemos santos y mártires de este modo, sino que la virtud y la religión son Nuestra dulce conversación contigo. Yo dirijo Mis Odas sin ninguna espada a Mi costado, sino con miel bajo Mi lengua. Mi maravillosa aparición en tu oscura generación es como un Sol que nunca se pone. Mi Luz es perpetuamente contemplada por Mi Corte celestial con asombro, pero a la vez con entusiasmo.

—Bienaventurados los que se purifican y se dejan envolver en Mi abrazo: ellos mismos se convertirán en luz.
—Bienaventurados los que, a través de Mi Luz, adquieren la Sabiduría: recibirán la gracia del Conocimiento.
—Bienaventurados los que se convierten en la llama de la Llama y entran en el Fuego inaccesible, haciéndose uno con Él, aunque sin ser consumidos: ¡qué ardientes deseos inflamarán a estas almas, deseando prender fuego a toda la tierra con Mis Instrucciones y Mi Ley de Amor!
—Bienaventurados los que, a pesar de su alma tan empobrecida, tienen ahora oídos para oírme, pues también éstos obtendrán una luz celestial en su intelecto para seguir Mis observancias. Sí, bienaventurados los que oyen Mi Palabra y actúan según ella: la inefable Luz los englobará enteramente, transformándoles en dioses por participación. ¿De qué otro modo entraréis en el Reino de los Cielos? Necesitaréis estar vestidos convenientemente y ser reconocidos por el Padre.

El Reino de los Cielos se puede comparar al banquete real que un rey dio para la boda de su hijo, como en la parábola que Yo os dije7. Yo soy El Mismo que habló entonces, y que habla ahora. La boda estaba preparada, pero aquellos que fueron cordialmente invitados no estaban interesados en asistir. De hecho, muchos de ellos se burlaron de la invitación del rey. Esta es una tentación común entre los que creen que están trabajando por Mis Intereses y son llamados, pero no tienen tiempo para responder a Mi Llamada. En realidad su mente está muy lejos de Mí. Están absortos en sus cosas sin importancia o en sus asuntos personales. Flemáticos para moverse o perder su comodidad, presentan todo tipo de excusas. Al menos quedan los miserables y los pobres de espíritu, y los que nunca Me han conocido o han oído hablar de Mí. De éstos es de quienes recibiré alabanza y honor, pues ellos son los escogidos que no rechazaron Mi Llamada, como los primeros invitados, o el hombre que, sin entusiasmo, entró sin molestarse en vestirse adecuadamente. El rey había dado órdenes a sus sirvientes de ir a las encrucijadas de la ciudad e invitar a todo el mundo, buenos y malos… Éstas son las personas que no eran Mías8 y de las que ahora puedo decir: “vosotros sois Mi pueblo”, en vez de decirles: “vosotros no sois Mi pueblo, sino los desechos de toda clase de la sociedad”. Yo les nombraré hijos e hijas del Dios vivo, herederos de Mi Reino…

Mirad, vuestro Rey viene ahora a vosotros, en vuestros días de tinieblas, con un séquito de Sus ángeles, para invitaros a Su fiesta de bodas. Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos… Cualquiera que no lleve vestido de bodas, que no se haya molestado nunca en llevar uno, por falta de entusiasmo y de respeto, no entrará en el Reino de los Cielos9.

En verdad os digo: a menos que Me llevéis a Mí como vuestro vestido de bodas, el Padre no Me reconocerá en vosotros10… Traeré a muchos a casa desde países extranjeros. No se levantará ningún muro en su sendero, sino que Mis ángeles, los guardianes de Mi Umbral, les abrirán camino, esparciendo zafiros11 en él, para conducirlos hasta Mí…

Y tú, tú que clamas a Mí: “Los sepultureros se están reuniendo para mí, Señor, ¡sálvame! ¡Quiero renunciar al pecado y estar contigo ahora, en la fiesta de bodas!”. No desesperes, tú también serás salvado, pues estás dispuesto a serlo. Y los enterradores serán dispersados por Mis ángeles. Luego Mis ángeles te alzarán, de manera sublime, sobre una sábana blanca resplandeciente y, sujetándola por las cuatro esquinas, se remontarán hacia los cielos llevándote a las alturas para tratar tus heridas12 con bálsamo celestial, óleo de mirra, especias y lociones13. Esto se hará para limpiarte y purificarte antes de que te conduzcan a Mí. Este periodo de limpieza y purificación es una preparación habitual para la futura esposa. Cada futura esposa ha de ser purificada durante cierto tiempo, antes de que Mis ángeles te dejen en la Cámara Nupcial para encontrarte con tu Esposo.

Mis ángeles te acompañarán todo el camino hasta el Umbral, y cuando te halles ante la Cámara Nupcial, te vendrá a la memoria un leve recuerdo del pasado: la época en que estabas antes contaminada y Me desdeñabas; la época en que eras insensible a Mis Llamadas y, sin embargo, estabas inflamada por las pasiones de este mundo. Pero ahora, en este momento, una nueva vida te aguarda. Vestida con todo esplendor, radiante en tu belleza, purificada y perfumada, estás preparada para penetrar en la Cámara Nupcial y encontrarte con Tu Rey. Transida de gozo y temblando, te aproximas lánguidamente al lecho Nupcial; tu mirada se posa de repente en Mi Divinidad. Al ver Mi Santo Rostro, aunque aún velado, tu alma se convierte en luz.

“¡Oh, Rey sumamente deseable,
¡cuán bienaventurada soy
de haber sido favorecida por Tu Majestad
y haber sido llamada
a desposarme con la Soberanía!”

Me cantará tu voz.

“Bienaventurados, en verdad,
los que Tú llamas y se desposan Contigo,
encontrando el Cielo en Tu ardiente abrazo.

Bienaventurados los que acarician
Tu Santo Rostro
y se deleitan junto a Tu Corazón”.

Con estas palabras, el Rey, Aquel que sobrepasa todas las bellezas angélicas, Se verá de repente en ti, en Su inmortal esplendor: una visión formidable. Inflamado de Amor Divino, tenderá la mano a Su futura esposa, invitándola a refugiarse en Su abrazo, y dirá:

“Yo te ofrezco, amadísima Mía,
como promesa de nuestra unión mística,
la Unción del Espíritu Santo”.

Inclinándose entonces hacia ti, atrayéndote junto a Su Corazón, colocará esta14 Divina Diadema Real sobre tu cabeza, con un inefable beso de Su Boca…

Y Él me envolvió en el resplandor
de la inmortalidad…

“Ahora serás parte de Mí y uno Conmigo, adornando cada uno de tus miembros de Divinidad y de Luz, de incorrupción y de bienaventuranza, para hacerte aceptable para Mí, tu Dios y Rey”.

De repente, el mundo del pasado parecerá esfumarse poco a poco en ti, con todo su contenido, para siempre. Y en un solo instante, la impasibilidad, la virtud angélica, florecerá en tu corazón. Del mismo modo, una sensación espiritual de lo que será estar cerca de la Visión Beatífica se producirá instantáneamente. Una diversidad de virtudes angélicas será desde entonces tu corona, pues eso es lo que te ofreceré como don para lograr la perfección. El Dios Absoluto, entonces, Se entrelazará contigo en medio de los delicados aromas de la Cámara Nupcial, y será uno contigo, englobándote enteramente en Su Luz hasta que tú misma te conviertas en luz.

Envuelta en Mi Espíritu Santo, tu boca será Mi Boca, tus miembros, Mis Miembros, tus ojos, Mis Ojos, tus palabras serán Mis Palabras. Tus actos y pensamientos serán todos divinos. Desde entonces, todo tu ser y toda tu alma, resplandecientes, estarán animados por Mí. Éste será el comienzo de tu nueva vida en Mí… Yo te poseeré, y tú, a tu vez, Me poseerás. El anhelo por tu Esposo nunca se verá satisfecho; aunque estarás saciada de Amor Divino, tu sed seguirá aumentando…Yo seré, amadísima Mía, tu Copa mística, tu divina Liturgia, la llama de tu corazón, tu dote radiante, tu Sol resplandeciente, tu Sagrada Comunión, tu alimento inmortal. Yo seré el verso de tu Salmo, la dorada luz del sol en tus ojos, tu tangible vestido de bodas, tu reposo y tu descanso. Yo seré tu dulce abrazo íntimo y el soplo perfumado de tu alma.

Ahora que te tengo junto a Mí, puedes retirar el velo de Mi Rostro para contemplar Mi Divinidad. Cuanto más Me veas, más aumentará tu amor. Tu corazón, a punto de estallar, deseará amarme aún más. Tu amor por Mí se convertirá en pasión, la pasión que Yo te ofrecía en tus días de aprendizaje y en nuestros esponsales15. Las virtudes infundidas por el Espíritu Santo, al conquistar tu corazón para que viva sólo para Mí, seguirán aumentando tu amor hasta que se produzca en ti una herida incurable…, simbolismo de nuestro perfecto e indisoluble matrimonio espiritual, simbolismo de nuestra unidad, simbolismo de tu bienaventuranza, simbolismo de nuestra perfecta unión Divina, simbolismo de que has saboreado la Vida.

¡Oh temible misterio!
¡Misterio de Salvación!
¡Flecha inflamada de mi corazón!

Contemplar lo Divino es desear
y tener más sed que nunca
de la Divinidad.

Como el rocío del cielo,
haciendo destellar sus diminutas gotas
como diamantes esparcidos,
nuestra alma brilla bajo Tu Luz Radiante.

Luz Radiante, invisible al ojo,
intangible e incomprensible,
aunque absolutamente verdadera en Su esencia,
que unes las criaturas a Ti
para compartir Tu propia Divinidad
y hacerlas dioses por participación:
yo Te rindo gloria y honor.

En el momento en que te hiciste carne,
las puertas de la divinización
nos fueron abiertas totalmente.

Yo vivo con alegría a pesar de mi herida.
Sí, al desvelar Tu Santo Rostro y mirarte,
Tu Belleza se convirtió, en mi herida y mi dilema.

El poder de Tus misterios no tiene rival,
y las palabras resultan sin vida
si uno trata de describirlos.
Las palabras y reflexiones se convierten
en cenizas que son dispersadas
por la más ligera brisa…
¿Qué es haber saboreado la Vida?
Una vida en Dios
y transcurrida con Dios
es haber saboreado la Vida.

¡Qué divinas joyas, mi Señor,
estás derramando sobre Tu esposa,
gozándote en concederlas,
y ¡cuán impaciente estás de dar a conocer
a todos Tu nueva conquista!

Tú dijiste una vez, Dios mío:
“No temáis a los que matan el cuerpo
pero no pueden matar el alma;
temed más bien al que puede destruir a ambos,
cuerpo y alma, en el infierno”.

Sí, ¿por qué hemos de temer, una vez convertidos
en Tu propiedad y Tu posesión?
Si en este divino matrimonio espiritual,
Tú posees el alma
y el alma Te posee a Ti, mi Señor,
¿quién se atreverá jamás a acercarse
para romper esta unión?
¡Ni siquiera todo el infierno junto!

Mi gozo ahora es estar cerca de Dios,
y no miro a nadie en el cielo,
más que a Él en quien vivo
y que habita en mí…

Quien esté unido a Mí, estará rodeado de virtudes diversas. Yo vallaré Mi delicioso jardín con esas virtudes, y lo sellaré con la virtud angélica, la impasibilidad, para que alcance la perfección. El Santísimo que transciende el cielo y la tierra te puede ayudar a conseguir tal libertad, por medio de Su Gracia, libre de sentimientos y tentaciones carnales, dándoles muerte, aniquilando esos malos olores, sustituyéndolos por una luz fragante. Yo te ofreceré, una vez unida a Mí, la verdadera libertad de la carne, y cristalizaré tu espíritu de un modo tan inefable que parecerás como un diamante. Yo, que soy el Absoluto, infundiré en ti el deseo de adorarme, el deseo de estar permanentemente dentro de la Vida, el deseo de estar revestida de luz perfumada, el deseo de que Yo siga exhalando sobre ti Mi perfume, para mantener viva Mi Llama en ti. Amadísima Mía, ahora que te tengo junto a Mí, rodeada de Mi resplandor, envolviéndote en Mi Gloria, te tengo injertada en Mí.

¡Señor, Tú, que eres Amor,
nunca has dejado de asombrarme
por la elección que has hecho
de confiar tal grandiosidad y tan nobles Odas
a alguien que a menudo confunde
su mano izquierda con la derecha!

¿Cómo has podido confiarme tales Temas?
Mas, ¿cómo puedo negar
que es por Tu exuberante Amor
por lo que Tú me enseñas y me das conocimiento
de todos los Temas incognoscibles?

Tú me has injertado en Ti para tomar forma
en un ser incongruente,16 con la convicción
de perfeccionar tal ser.
El cadáver cobrará vida.

Luego, este ser no podrá hacer otra cosa
que despreciar todas las riquezas mundanas,
pues habrá descubierto el Reino inefable,
y a Aquel que está revestido de Gloria.

Ella17 ha descubierto
el Milagro de los milagros,
así pues, que Tus Palabras
caigan sobre mí como rocío.
Entrelazada Contigo, me abro como una flor
y todo lo que era sequía en mi interior,
se transmutó en un magnífico jardín.

Perfuma ahora a tu Esposo, y Yo enriqueceré tu alma con benevolencia. Que tu amor aumente a diario. Que todos conozcan esta verdad fundamental:

“El Señor Dios sabe quiénes son los Suyos
y así les permite acercarse a Él”

Estos son los favorecidos para alcanzar la deificación, compartiendo Mi lecho nupcial en una unión divina Conmigo. Estos son los destinados a convertirse en luz por haber dado sus vidas por Mí y haberme permitido asimilarlos totalmente en Mí. Este Gran Esposo, cuyo Amor es la causa de tus heridas y la razón de que tu corazón esté cautivado, te pide que soportes esta herida de Amor con dulzura, pues esto aumentará tu fervor para advertir ahora a tu corazón, más aún, que no caiga en las tentaciones.

¡Altar! Tus declaraciones Me cautivan. Tu vehemente audacia al agarrarme y sujetarme firmemente sin dejarme partir, para que exhale Mi aliento sobre Mi jardín y esparza Mi dulce aroma a su alrededor, Me da motivos para agrandar tu herida. ¿Acaso es porque has descubierto leche y miel bajo Mi Lengua? ¿O es el perfume de Mis vestidos? ¿O es tal vez Mi Divino dominio y poder, uniendo la criatura al Creador? ¿Es quizás Mi pura Luz radiante la que te atrae a Mí, anhelando asirme y poseerme?

Tu Todo es el vigor de mi pasión.
No hay otro modo apropiado
de describir el por qué.

Tú eres el Dios invisible;
sin embargo, aun así puedo asirte
y poseerte sin riesgo de arder,
ya que eres también Fuego Divino.

¡Ahora que te he asido y sujetado firmemente,
por supuesto que no te dejaré partir!
No dejaré que Te apartes de mí,
ni dejaré que me abandones
para quedarme sola en esta vida.
¡Oh, no! Jamás…

Aunque sé que puedes retirar
y disminuir Tu Luz,
seguiré conversando Contigo.

Conversaré Contigo
bajo la luz de las estrellas y de la luna.
Pero como una noche es muy breve
y la aurora está a punto de llegar,
¡de todos modos, conversaré de nuevo
bajo los rayos y el brillo del Sol!

En Ti recojo mi mirra, de Ti me alimento
de leche y miel, como bebida.

Amadísima Mía, arde en deseos de poseerme. Mis recompensas son gloriosas para quien está desposado Conmigo. Me digno unir Mi Corazón a quienes lo desean verdaderamente, y les invito cortésmente a una Divina unión Conmigo. Mi Presencia transciende todo entendimiento; incluso cuando dices, Vassula Mía, que soy invisible, habito muy dentro de ti. Continuaré arrebatando tu corazón para poder seguir obteniendo las más exquisitas fragancias de Mi bienamada y, como el Padre te dijo una vez, así te digo Yo: “Como el que alza su mano, sosteniendo un incensario lleno de incienso, Yo elevaré tu corazón, sosteniéndolo en alto, dejando que todas esas exóticas esencias vuelen en torbellinos para perfumarme y dar fragancia a la tierra. Tu dulce perfume Me rodeará, deleitándome a Mí y a todo el cielo. Mi alegría será tan grande que será tomada por una danza nupcial…”.

Y tú que has leído hasta aquí esta Oda, ten ansia de buscarme y de desvelar también Mi Santo Rostro en la Cámara Nupcial. Desvela Mi Santa Faz y aprende a contemplar Mi Belleza y Mi atractivo. Luego, como en trance, también tú Me abrazarás, mientras te irás difuminando en Mi Luz. Yo brillaré en todos tus miembros, y los que te vean serán incapaces de distinguir una luz de la Otra… Búscame muy conscientemente, ten sed del Amor, persígueme, trata de alcanzarme…Por ti reduzco mi paso, para permitir que Me encuentres. ¿No deseas la Vida? Mi Presencia en ti es Vida, por tanto, entra en la Vida. Yo soy la Puerta que conduce a la Vida Eterna. Yo soy tu Copa Mística y, una vez que bebas de ella, un manantial de vida brotará de tu interior. Una vida transcurrida Conmigo es realmente una vida transcurrida en contemplación de lo Divino, recibiendo inefables bendiciones que transcienden la mente y el entendimiento. Entonces, los deleites de esta tierra perderán simplemente su valor, pues el Esposo te saturará, en su lugar, del agua de la Vida, elevándote hasta el tercer cielo. El Paraíso es estar entrelazada Conmigo, tu Dios, en nuestros desposorios espirituales, haciéndote una con la Divinidad. Inmersa en Mí, tendrás sólo un deseo que será darte incesantemente a Mi Voluntad, al mismo tiempo que Yo Me daré incesantemente a Mi amada. Estas son Mis dulces Odas que Yo he cantado ahora para todos vosotros, Mi dulce Doctrina, Mi Diálogo que toda alma debería oír.


1 La Santísima Trinidad.
2 Jesús cita las Escrituras: Mt 19,26.
3 Mt 19,26.
4 Simultáneamente oí también ‘términos’.
5 Debe entenderse como ‘Corazón’.
6 Aquí el Señor hizo una pausa y luego me llamó.
7 Mt 22,1-14.
8 Que no eran los primeros invitados.
9 Nuestro Señor también me dio a entender que el que entró sin estar convenientemente vestido, lo había hecho para denigrar al Anfitrión y tratar de influenciar a los demás para que hicieran lo mismo.
10 En este momento Jesús habló cómo si hablara solo, de modo que tomé esto como un oráculo.
11 Los zafiros representan las virtudes.
12 Las heridas representan la culpabilidad y el pecado.
13 Sentido figurado de purificación.
14 La Unción.
15 Mensaje del 23 de mayo de 1987, cuando Jesús me estaba instruyendo al principio.
16 Yo.
17 El alma.