25 de septiembre de 1997

Te invoco, mi Yahveh, mi Padre,
porque sé que cuando lo hago,
Tu Majestad vendrá con esplendor
desde el cielo, descendiendo
en gloria a mis aposentos.
Verte a Ti, Dios mío,
en esa inaccesible gloria
de Tu Divina e infinita Luz
es un esplendor incomprensible.
Tú, la Divinidad, manifestándote a mí
y queriendo estar unido a mí,
deseando ser conocido.
Únicamente Tú, y Tú solo
puedes llegar hasta mí, porque la brecha,
ese abismo ontológico entre Tú y yo,
ya no puede existir.
Señor, Tú llenas todas las cosas
sin ser contenido ni por sus límites
ni por su mismo ser.

(Mientras aún estaba invocando el Nombre de Yahveh, de repente, una figura maravillosa, parecida al Hijo del Hombre en Su gloriosa Transfiguración, se me apareció. El Sin Forma tomó forma. ¿Qué mente es capaz de captar o comprender a Aquel que abarca todos los seres? Aunque la visión era incompleta1, Él se dio a conocer, y soy consciente de ello. El Dios Invisible Se permitió dejarse ver para hablar y escuchar de amigo a amigo. Invisible, y sin embargo cara a cara.)

Yahveh, el Señor de Señores,
se me apareció,
revestido de todo Su esplendor.
Su túnica celestial, reluciente
y sin embargo incolora,
brillaba como si estuviera cubierta
de diamantes y otras piedras preciosas.

Y mientras que yo contemplaba,
perpleja y desconcertada,
esa encantadora visión de gracia
e incomparable belleza,
Yahveh emergió delicadamente
de detrás de las nubes,
con un movimiento tan lleno de gracia
que sentí ensancharse mi corazón.

Su Majestad me recordaba
a un esposo saliendo de un pabellón.
Su Presencia irradiaba tal elegancia que,
aunque tratara de describirla
durante toda mi vida, jamás lo lograría.

Su presencia irradiaba a la vez amor
y tanta dulzura y ternura
que mi alma se derrumbó totalmente.
Su hermosa Cabeza
se inclinaba ligeramente a la derecha,
como esas estatuas del Sagrado Corazón.
Eres hermoso, Dios mío,
aunque yo sólo pueda divisarte
a través de un velo,
veo Tu cabello de bucles oscuros
que Te llega hasta los hombros,
y Tu hermoso Rostro, cuya palidez de marfil
es fascinante a los ojos.
La actitud de Yahveh parecía la de un tímido,
pero no nos equivoquemos, no era timidez
sino una actitud de gracia y majestad.
Oh Yahveh, Tú que transciendes grandeza y plenitud,
Tú que eres la Divinidad, asumiste una forma,
de una manera inconcebible,
para mostrarte a este indigno ser.
Realmente, ¿cómo puede el lenguaje
expresar en palabras
“las cosas que ningún ojo ha visto
ni ningún oído ha escuchado,
cosas que sobrepasan la mente del hombre”?

Oh, ven a alentar sobre mi jardín2,
y difunde Tu dulzura en mi corazón.
Porque, ¿quién soy yo
para poder contemplar Tu figura?
¿Cómo es posible que Tú,
con tal gloria y tal esplendor,
te sientas atraído por nuestra miseria?
Tú me has deslumbrado
y estoy aturdida por Tu Señorial Belleza.
¿Cómo debe ser contemplarte a Ti
todo el día, en el cielo,
con nuestros propios ojos?

¿Cómo y dónde encontraré
suficientes palabras
para describir Tu Gracia y Tu Belleza?
Las palabras me sobrepasan,
especialmente para describir
ese ligero movimiento que hiciste
para salir de detrás de las nubes.
¿Debo inventar nuevas palabras de alabanza
para alabar Tu inefable Belleza?
Las palabras humanas de alabanza no son nada,
y nunca serán suficientes para expresar
lo que quiero expresar.

Con Tu Pura Belleza, me mantienes cautiva.
Con Tu encanto, me dejas aturdida y extasiada,
y como la primavera, haces florecer mi corazón.
Con una sola de Tus miradas,
mi alma se siente desposada con mi Creador.
Mi Creador que me liberó
con una sola de Sus miradas,
y me dejó suelta y en libertad
para proclamar Su cántico de boda.

Tú me custodias y, mientras voy de camino,
extiendes zafiros en mi senda,
y, como la a niña de Tus Ojos, guardas mi alma.
Atravieso el fuego, y, cuando salgo de él, estoy ilesa.
Y cuando torrentes de insultos llueven sobre mí,
como cieno del maligno,
Tu Mano derecha me sostiene
con palabras más dulces que la miel
y más embriagadoras que el vino,
mientras cubres mi cabeza de Tus bendiciones,
adornándome como una reina.

Y cuando mis opresores, alegremente,
exhalan hostilidad y calumnias a mi alrededor,
Tu Majestad, como un relámpago,
me envía un querubín que levanta mi alma
para que monte en él y se eche a volar
en las alas del viento.
Entonces, con Tu Paz y con Tus sonrisas,
contemplo desde lo alto a aquellos
que siguen clamando mi muerte,
pero que nunca podrán alcanzarme,
mientras tiemblan de furor y rabia.
No, ningún enemigo podrá jamás burlarse de mi Dios.
Porque Él Mismo aplastará a mis opresores.

Y ahora, tiendo mis manos hacia Ti.
Que todo el mundo sepa
que la Bondad y la Benevolencia
es nuestro Dios tres veces Santo.

Yo estoy en medio de vosotros. Que sepas, Mi pequeña Vassula, que los pobres recibirán más de la Sabiduría que los ricos, que se glorían de su gloria que no es gloria en absoluto. Te he ungido con Mi óleo3 para que, con este óleo bautismal, Yo pueda obtener de ti victorias para Mi gloria, pero también para tu propia santificación.

Por Tu dulzura, que yo obtenga misericordia de Ti.

Yo, el Rey de la Gloria y también tu Esposo, satisfaré a los pobres y tú obtendrás misericordia y la misma dulzura que Yo he dado a Mi Hijo.

Ven a oír a la Soberanía susurrarte al oído. Ven a escribir Mis Palabras y atesóralas. Yo soy el Guardián de tu alma, y de Mis Labios no oirás adulación sino rectitud. Ven a apoyar tu cabeza en Mi Corazón para que, en esa cercanía, puedas obtener la revelación que sale de la hoguera4 del Amor. Y cuando Me escuches, Elegida-de-Mi-Hijo, tu alma no se resistirá a seguir la senda de la rectitud y la bondad. Después encontrarás tu gozo al final de esa senda.

¿No has oído, deliciosa niña, que Yo, Yahveh tu Creador, estoy desposado con Mi creación y que soy el Esposo de cada uno?5 Tropiezas día y noche, creación, persiguiendo las sombras, y ni una vez has tratado de penetrar en este misterio. Si tantos de vosotros estáis pereciendo, es porque multitudes de vosotros habéis rechazado Mi Conocimiento. Habéis olvidado Mis enseñanzas.

He mirado Mis semillas y Me he preguntado: “¿Qué tengo que hacer con ellos? Están atrincherados en su engaño. ¿Cómo puedo hacer que todos esos, que no saben distinguir su mano derecha de la izquierda, entiendan que Yo soy su Esposo y que todo lo que quiero de ellos es amor y no sacrificio, conocimiento de Mi Corazón, no holocaustos ni solemnes festivales?”.

¡Ay, Mi casa real!, ¡has cambiado tu gloria por vergüenza! ¿No has oído que Yo puedo bajar los cielos para que caigan sobre ti? ¿No he alzado Mi Voz lo suficiente para tus oídos, creación? ¿Hasta cuándo vas a seguir persiguiendo el viento? ¿Hasta cuándo te he de ver persiguiendo sombras? ¡Ven a Mí! Mi Corazón es como una Lámpara para tus pies, y de Mis Labios, humedecidos por la gracia y con el rocío de la divinidad en ellos, fluyen ríos de gracia e ilimitadas llamadas de Misericordia.

Día y Noche, amados Míos, tropezáis en las sombras. Venid a Mí y Yo tocaré vuestro corazón para derretir vuestra perversidad. Luego, por la inmensidad del Amor que os tengo, caeré como rocío sobre vosotros, y Mi Divinidad arrollará vuestra miseria, abarcándola para que habite permanentemente en Mi resplandor, haciendo de vosotros vasos de luz y un solo espíritu con el Mío.

Ah, Vassula6, tú que he bendecido con la unción de Mi Nombre, los celos inflaman Mi Corazón cada vez que tu corazón actúa como la dama boba y revolotea lejos del Mío, persiguiendo frivolidades y no Mi Divino poder. Yo te digo, amada Mía, que guardes los principios de tu Esposo y los ciñas a tu corazón. Estos principios darán calor a tu corazón y evitarán que te distraigas de la Presencia de tu Esposo, que sólo espera ser benevolente contigo, Siempre-tan-amada-por-Mí. Y si te he pedido que reveles Mi cántico de bodas7 por escrito, ha sido por el amor celoso que Yo siento por cada alma, y porque quería que Mis amados tuvieran suficiente alimento mientras cruzan este desierto… Te he confiado un solo talento para que consigas para Nosotros8 la cantidad equivalente. Lo has hecho bien, porque, en tu ardor por agradarnos, Nos has mostrado tu lealtad.

Ahora, pues, tómate un retiro en Nosotros, tómate un retiro en Mi Corazón y saborea, como en tiempos pasados, las íntimas delicias de Mi Corazón. Que la esencia de Mi Amor fluya como un río en tu corazón, a fin de que todas tus pequeñas infidelidades, que Me hicieron arquear las cejas, sean borradas.

Mira, ahora estoy imprimiendo Mis palabras en ti, para la salvación de tantísimos pecadores. He venido a ti con suavidad, esposa Mía, para la renovación del Cuerpo místico de Mi Hijo.

Fíjate ahora, Yo, tu Creador, te estoy llamando, porque te he desposado Conmigo para que, en Nuestra unión, Yo tuviera el placer de adornarte de fidelidad y ardor. Sí, en esta frágil arcilla, he imprimido Mi Nombre sobre ti entera, desde ese día en que tu alma Me gritó: “¡Abba!”. Y desde entonces he enderezado tu camino en la tierra, y te he enseñado cómo deleitarte en Mí, estando siempre jugando en Mi Presencia.

Entérate, Vassula Mía, de cuánto he deseado que Me amaras con todo tu corazón, y de cuánto he anhelado convertir toda tu vida en un permanente deseo y sed de Mí, tu Dios. Yo quería mostrarte Mi Reino y Mi cámara nupcial, donde, en privado, pudiéramos deleitarnos uno al otro. Yo, tu Esposo, inflamado de amor, conversaría íntimamente contigo, enseñándote el conocimiento de las cosas santas. Y tú, adhiriéndote firmemente a Mi Corazón, aspirarías gracia del aliento de la Omnipotencia, para que no dejaras de existir.

No, Mi elegida, nuestra íntima unión no es como el recuerdo de un invitado de un día. Yo no causaré que se turbe tu corazón, retirándote Mi íntima unión contigo. Cuidaré de tu fragilidad, Vassula Mía. Ves, amadísima Mía, cuánto deseaba atraerte hacia Mí como un amante atrae a su amada a la intimidad… Yo, que soy el Amante de la humanidad, el Esposo de Mi creación, deseo atraerte ahora a Mí…Toma un retiro en Mí9… Mira, has debido oír algunas veces cómo desea el esposo estar s a solas con su esposa después de la boda. Yo te estoy ofreciendo ese favor, como preludio a nuestra fiesta10. Sí, ese día en que respondiste a Mi Divina Voluntad…Y al abrir tu corazón a Mi Llamada, Yo lo enriquecí del Mío, para que, más tarde, pudieras sembrar por todas partes esos tesoros. Esos tesoros son semillas11 que estás obteniendo de Mí para que, estés donde estés, las siembres en los países a los que te he de enviar.

Ese día en que te sometiste a Mi Divina Voluntad, permitiéndome gobernar tu vida, Me planté afectuosamente ante ti, invitándote con estas palabras: “Es imposible para un alma amarme del modo que yo quiero que Me ame, si se mantiene a distancia de Mí. Acércate a Mí y prueba Mis delicias. Deseo que te hagas íntima Mía. Si permaneces lejos de Mi abrazo, serás incapaz de llegar a conocerme12. Con nuestra íntima unión y la unción de Mi Amor, te he adornado de Conocimiento: Conocimiento de cómo hallarme y cómo llegar a conocerme.

Puesto que te he elegido entre miles, no debes dudar más. Actúa con humildad para que Yo continúe elevándote hacia Mí…He lavado tus manos y tu boca para que, con tus manos limpias, puedas escribir Mis Palabras y llevar Mis libros, y con tu boca Yo pueda perfumar cada nación. Por medio de Mi gracia, adorno13 tu alma con el vestido de Mi fuerza. Pero, sobre todo, Vassula Mía, te he adornado con Mis magníficas Obras de Sabiduría, para que de los labios de Mi bienamada, ungidos por Mi Soberanía, Nosotros14 oyéramos alabanza y honra para Nuestra Santidad Trinitaria15.

Continúa proclamando un Cristo Resucitado, y llena el mundo entero de fruto. Diles que Cristo, en Su Divino Amor, se está inclinando desde el Cielo para hacer revivir con Su Presencia la obra de Mis Manos16. Con esta alentadora noticia, multitud de naciones vendrán a conocernos en una íntima unión. Diles, hija, cuánto Nos alegramos cuando somos tratados también como su Santo Compañero en su vida diaria…

Habla como Mi enviada y recuerda a Mi pueblo que, Yo, Yahveh, estoy vivo y activo. Luego, ve a esos17 sacerdotes que ya no Me buscan y pregúntales: “¿Por qué no preguntáis nunca: dónde está Dios?”. En Mi Día, pronunciaré Mi sentencia contra esos pastores que no tienen conocimiento de Mí, y que nunca han saboreado interiormente Mi dulzura. Hoy esos pastores Me han intercambiado por algo que no tiene valor ni poder alguno en sí. Recordar Mi Presencia es lo que ellos deberían observar. No Me observan…

¿Cómo puedo Yo decir: “Ellos son el incienso de Mi Hijo” cuando su única fragancia es el olor a muerte?

Te he dado, creación, doce años18 de inefable favor y no he querido actuar con prisa en medio de Mi ira. Para confortarte en estos años de favor, he hablado, he vendado corazones que estaban rotos y he puesto Paz en esos corazones. Mi Propio Corazón es una Fuente de Agua Viva, inundando, en esos años de favor, esta tierra seca, haciendo crecer donde sólo se encontraba escoria.

Yo siempre quise considerarte como Mi Propiedad. Te digo que, en estos días, Yo, que soy el Esposo de Mi creación, os estoy llamando a cada uno: Mi desposado. ¿Por qué esos ceños fruncidos y esas amenazas a la dulzura de Mi Boca?19 Pequeña e infeliz criatura, muy lejos de conocerme, ¡ven! Te invito a caer en los brazos de tu Esposo y te mostraré cómo Yo, Yahveh, puedo adornar tu espíritu, ofreciéndote generosamente un caudal de Mi Divino Amor, para que tú, a tu vez, Me devuelvas ese flujo de Amor.

Luego, espera y verás: el día en que Yo te introduzca en la cámara nupcial de Mi Corazón, como una rosa que crece a la orilla de una corriente de agua, florecerás para declarar la grandeza de Mi Nombre, llamándome: “Padre mío”. En la cámara nupcial de Mi Corazón, tu corazón hará brotar alabanzas, y así como el esposo se alegra en su esposa, Yo Me alegraré en ti y tú en Mí. Mi Mano poderosa te sostendrá, y tú no querrás nunca separarte otra vez de Mí. Ciertamente, tu espíritu, enriquecido por Mi dulzura y la plenitud de Mi Espíritu, clamará a todas las naciones: “¡La belleza y la gloria se encuentran en nuestro Creador! ¡Nuestra Esperanza y nuestro Señor!”.

Hija-de-Mi-Elección, escucha y escribe: Quiero que des testimonio de Mi Santidad y de Mi Divina Dulzura. Sé como un libro sonoro, un libro escrito por el Dios Trino y Uno. Mas por ahora te quiero para Mí solo. Quiero estar con Mi elegida y recorrer contigo los cielos, librándote de las penalidades de esos que aclaman a diario tu muerte. Ahora quiero librarte del tumulto y el desasosiego, la rivalidad, la envidia y la falta de amor. Después, en tu contemplación, mientras descansas tu cabeza sobre Mi Regazo, Yo aumentaré Mis Divinas enseñanzas en tu corazón.

Aprenderás a hacer el bien todos los días de tu vida, y así crecerás en Mi Corazón, esparciendo un dulce aroma, como los lirios. Y cuando Yo te envíe al extranjero, a diferentes naciones, esparcirás tu fragancia sobre ellos que será recibida como una bendición, porque estarás creciendo en Mi Corazón.

Mira, te he estado revistiendo del Rostro20 de Mi Hijo Jesucristo, para que comprendan que tú eres Mi Obra, concedida a ellos por Mi Gracia, para ser Mi eco. Por tanto, continúa siendo Mi Eco, deja que Mis Palabras fluyan de tus labios como el vino, embriagando los corazones de Mis hijos e hijas.

Señor, estoy y sigo aún
llena de asombro ante Tu Belleza.
En la noche de mi alma apareciste Tú,
una figura prodigiosa,
como el Hijo del Hombre e
n Su Transfiguración.
¡Oh, Esposo Trino y Uno,
lleno de gracia y soberanía,
más hermoso que todos los ángeles juntos!
¿Qué significa todo esto?
¿Qué inspiración de Tu Corazón
hizo que me miraras?
Pero me atreveré a decir lo que quería:
¿Qué locura de Amor de Tu Corazón
hizo que miraras mi miseria?

Con todo lo indigna que soy,
aquí estás Tú recordándome
nuestros lazos matrimoniales
introduciéndome, ahora,
más hondamente que nunca
en Tu Corazón, para saborear las delicias
que se encuentran en Él
a fin de que yo pueda obtener
el caudal de Tu Divinidad
y mantenerme viva.

Hija, si Yo he derramado y continúo derramando Mi Gracia sobre ti, es porque quiero que tu alma sea más hermosa y más radiante cada día que pasa, hasta que alcance la perfección que Yo deseo. Entonces podré decir: “Este corazón Me ha devuelto todo lo que Yo quería y he obtenido de él grandes victorias. He obtenido de él, al mismo tiempo, un gran gozo, y por Mi gracia continuaré multiplicando en ese corazón Mis favores y Mis dones para que pueda continuar cantando Mi Himno de Amor a todas las naciones.” Continuaré derramando en tu corazón Mis delicias y Mis consolaciones; como quien vierte agua de una jarra en un vaso, así llenaré tu corazón de Mi Amor21.

Una sombra cruzó mis pensamientos, y estaba pensando otra vez en aquellos, mi Señor, que calumnian Tu Mensaje con furor, especialmente Tu lenguaje de amor.

Ora por ellos, y bendice a tus perseguidores para que puedan obtener Misericordia el día del Juicio. La carne y la sangre siempre incubarán el mal y se complacerán en hacer el mal. Esas mismas almas no hablan de Mi dulzura ni de Mi Divinidad, porque sus mentes no saben cómo separar Mi Divina dulzura de los deseos de su propia carne y sangre. No, ellos no ven que existe una diferencia. Cuando Yo hablo, paloma Mía, con Mis Labios que están húmedos de gracia, santidad y dulzura, ellos no entienden Mis palabras y no pueden desentrañar Mi pureza en Mi Magnificencia. Sus corazones son tan duros que les resulta imposible desentrañar la claridad y la Divinidad de Mi Corazón. Por eso tales corazones están eclipsados de Mi Luz y, con su cuerpo y pensamiento perecederos, Me acusan de que Mis Palabras son excesivas y sentimentales. De éstos es de quienes digo: “Me son extraños y no Me conocen…”

Ah, Mi delicada alma, tú has probado Mi dulzura en Mi Divinidad y Yo he procurado a tu alma el sabor de Mi Magnificencia. Y ahora, mírate a ti misma, mira la inmensidad de tu sed de Mí. Yo te he enseñado, esposa Mía, como Esposo recién casado, la manera de tener intimidad y estar a gusto Conmigo, porque nada es oscuro en Mi compañía. Y muchísimos han aprendido de ti, y Yo he obtenido grandes triunfos de la gracia que te he dado. Cuando tu corazón está ligado al Mío, no hay oscuridad, sino deleite y gozo todos los días de tu vida.

Yahveh,
Tú que saliste del Cielo
como un esposo saliendo de su pabellón,
me has mostrado Tu Rostro,
para que disfrutara de Tu dulzura22.

Que el chismorreo de los malvados
escuche y aprenda de los salmos de David
que su hostilidad contra la dulzura de Tu Lenguaje
no tiene fundamento.

Que aprendan leyendo Tus salmos
que Tú eres el Salmo de Tus salmos,
y que Tus Palabras, Amante de la humanidad,
son más dulces que la miel,
más que la miel que destila del panal23.

Por eso, al simple recuerdo de la visión,
que me diste por Tu inmensa bondad,
mi alma se derrite, y una vez más
se derrumba hasta el suelo.

¿Qué añadiré a esto?
¿Qué se puede añadir a tan sublime visión?

Por Tu generosidad has dignado revelarte
a alguien tan indigna como yo.
Ése fue un don gratuito
de Tu inmenso amor.

Tú no necesitabas pedir permiso a nadie.
Querías mostrarte, mostrar Tu santidad,
Tu encanto, Tu esplendor,
Tu perfecta belleza y Tu dulzura.
Inmensa es Tu Grandeza
y yo nunca olvidaré esta dulce visión,
que ha quedado impresa en mi memoria.

Yo Me deleito en las almas que se dejan elevar por Mí…Ah, Vassula, quisiera atraer cada alma junto a Mi Corazón e injertarla en Mí, del mismo modo que te he traído a ti junto a Mi Corazón.

Por esa razón, hijita Mía, estoy trazando tan benignamente una senda para que todos puedan seguirla. Una senda de rectitud que conduce a Mí. Por eso Yo, como un joven esposo enamorado, estoy enamorado de Mi creación: la Obra de Mis Manos. Y voy a mostrar a toda criatura, sea amiga o enemiga, la llama de Mi Corazón.

Hoy día, muchos de vosotros escudriñáis Mi Amor y Mi dulzura, modelándome conforme a las pasiones de vuestra carne. Yo os digo: los que Me conocen, contemplan las cosas santas santamente. Éstos serán un día declarados santos. Pero, en cuanto a aquellos que no Me conocen y que no contemplan santamente las cosas santas, serán juzgados como lo merecen.

Mi Corazón palpita con llamadas de amor, para amar, y nuevamente digo: seáis amigos o enemigos, todos vosotros estáis invitados a compartir las delicias de Mi Corazón, y cuando lo hagáis, os daréis cuenta de cómo Me habéis menospreciado toda vuestra vida, cómo habéis menospreciado Mi Magnificencia por culpa de vuestra debilísima naturaleza y vuestras inclinaciones mundanas, y por haber creído que vuestros placeres y deleites externos, deseados por vuestra carne, eran nobles e importantes. Estos deleites y placeres de vuestra carne no pueden nunca medirse con Mi Divinidad y Mi Dulzura.

Vuestros deleites son como un granito de arena en el universo comparados con los Míos, comparados a la dicha que podéis obtener de Mi dulzura que os conduciría a la eterna felicidad.

Y tú, Vassula, tú que has entrado en los gozos de Nuestra Santidad Trinitaria y has llegado a comprender Nuestro tierno afecto y Nuestro infinito Amor, nos alegramos de que hayas aceptado voluntariamente que depositemos Nuestra Obra en ti, transformándote así en un altar viviente, aumentando Nuestro gozo. Nosotros te hemos convertido y te llevamos a contemplar una visión Esponsal en la unión íntima de Nuestra Unidad. Luego, haciéndote salir de Nuestro abrazo, te enviamos al desierto para defender la Verdad. Pero ahora, después de tu dura labor, queremos que descanses en Nuestro Corazón y dispongas de tiempo para contemplar Nuestra Santidad Trinitaria. En este profundo descanso serás amamantada por Nuestra Divinidad.

Hoy te ofrezco de nuevo Mi Corazón, y como un esposo que sale de su pabellón para reunirse con su esposa, Yo he salido para unir Mi Corazón al tuyo y complacerme en ti, e intercambiar nuestro mutuo amor con nuestras caricias. Que sea como en el cielo:

Amor por amor,
Corazón por corazón.

¡Sí! Tú no te has negado a reconocerme como Padre, en Mi Santidad Trina y Una. Y como una vasija que contiene agua, tu corazón, después de haberme reconocido, se llenó de Mi Agua Viva para llevarlo a perfeccionar las virtudes que Yo le ofrezco. Mis Obras serían estériles si Yo no hubiera perfeccionado tu amor. ¿De qué Me habrían servido tus obras, y qué clase de honor habría recibido Yo, si hubieran sido ofrecidas sin que Me dieras antes, libremente, tu corazón por entero? En efecto, ven a aprender el significado de estas palabras: “Lo que quiero es amor, no sacrificios; lo que quiero es conocimiento de Mí, no holocaustos.” No seré duro con nadie siempre que encuentre en él buena disposición. ¿No habéis oído: “Un hombre es aceptable con cualquier cosa que pueda ofrecer”? Entonces, tú que Me lees y que también eres Mi Obra, ven a Mí, tal como eres, y Yo, en Mi perfecto Amor, te perfeccionaré.

Embelesaré tu corazón para que Yo pueda obtener de él las más inusitadas y delicadas fragancias. Entonces, como quien levanta las manos sosteniendo una copa de oro llena de incienso, para perfumar Mi Santidad, Yo levantaré tu corazón, sosteniéndolo en alto, dejando que esas excepcionales esencias se arremolinen sobre la tierra, difundiendo tu dulce fragancia a Mi alrededor, deleitándome, y deleitando a todos los santos y ángeles del cielo.

Mi gozo será tal que aquello será considerado como una danza nupcial24, mientras que las bocas de Mis ángeles se llenarán de risas y sus labios de cánticos. Y Yo, exultando de gozo en tu nada, transformaré tu corazón en una joya, y con Mis Manos aún extendidas, levantando tu corazón, te ungiré, joya Mía, y te bendeciré.

Y así como una vez te coloqué tiernamente en el vientre de tu madre para que te alimentaras y crecieras, te colocaré en Mi Corazón, para alimentar tu alma con Mi Divinidad, permitiéndote crecer con Mi Santidad.

Esta será la prueba de Mi Amor por ti. Y tú llegarás a conocer a Yahveh, tu Esposo, tres veces Santo, como nunca antes. Entonces, tu alma estará tan profundamente adherida a Mi Corazón y a Mí, que no Me olvidarás nunca, porque tu alma habrá caído, voluntariamente, cautiva de Mis encantos.

Y Yo, que sólo actúo por amor, ligaré tu pequeño corazón a la integridad, la disponibilidad y el amor, y lo inflamaré con fuego divino. Te haré saborear Mi dulzura haciéndote compartir con Mi Hijo Jesús, que es Quien está más cerca de Mi Corazón, Nuestra Beatitud, invitándote a entrar en el Verdadero y Único Conocimiento de Nuestra Divinidad Trina y Una. Este Conocimiento de Nosotros te enseñará que podemos devolverte tu divinidad, divinizando tu alma para que entre en la Vida Eterna, y que Nuestra Luz Divina pueda brillar también en tu alma y en tu cuerpo para que vivas en Nuestra Luz y en Nosotros.

Entonces, amadísima Mía, Yo enriqueceré tu alma con benignidad, y mientras te oculto en Mi Corazón, te quitaré tus pecados, para que te muevas en el Espíritu y respires las inspiraciones de Mi Corazón, cuando te esté grabando con el sello de la consagración, ungiéndote con Mi Santo Nombre. Entonces, ya no te pertenecerás más a ti misma, sino que pertenecerás a Aquel que te mueve en unión con Nuestra Unicidad.

Yo, el Altísimo, Esposo de Mi creación, os demostraré tal plenitud de amor y ternura que vuestra alma saboreará lo que es el cielo estando aún en la tierra. Mi dulzura será tal que estaréis como embriagados de vino, porque estaréis saboreando el Amor del Todopoderoso, ese Amor que será como un paraíso de bendición y que adornará vuestra alma de mucho más que gloria.

Siente la grandeza de Mi Amor, Vassula. Te he escogido entre todos los vivientes y te he transformado en un lirio, permitiéndote oír Mi Voz. Te he encomendado esta Obra para iluminar este mundo oscuro y apóstata. Te he enviado para que perfumes con Mi Obra el desierto de Mi creación y hagas brillar sobre ellos Mis decretos y Mi Ley. Y el mundo verá en ti, un día, Mi supremo poder y dirá: “Verdaderamente, Dios está oculto en ti”, pero se lo dirá a tu espíritu difunto. ¡Sí!25, tú eres, realmente, un verdadero testigo del Altísimo, porque Yo he hecho de tu boca una espada afilada.

¡Dios mío! A veces me siento acorralada por mis opresores, incluso durante la noche veo los colmillos de aquellos que querrían devorarme, fabricando mentiras para verme condenada. ¡Ah, ayúdame frente al orgulloso! ¿Por cuánto tiempo mantendrás sus ojos cerrados?

Hasta que tu Servicio para Mí se complete y la Ceremonia llegue a su fin.

Mis Ojos se sintieron siempre atraídos hacia el hombre de espíritu humilde y contrito, y Yo, que soy conocido por dar nacimiento, daré a Mi creación un renacimiento, bendecido por Mi Espíritu Santo, como nunca se ha visto anteriormente en la historia. La Llama dentro de Mi Corazón será tu purificación, creación, y eso será la ejecución de Mi juicio26. Eso se realizará para retirar vuestro velo y que Me veáis revestido de belleza y santidad gloriosas. Yo ejecutaré Mi acto de amor27 a fin de ganaros para Mí.

Entonces vosotros, a vuestra vez, os volveréis a Mí. Os convertiréis también en testigos de Mi Amor. Y cuando la gente, sorprendida por vuestro cambio de criterio, os pregunte la causa de vuestro humilde comportamiento, responderéis: “He aprendido de mi Padre, he escuchado a mi Esposo y me he convertido así en hijo de la luz. Mi Dios es mi Luz, y la vida eterna consiste en que debemos conocerle como el único Verdadero Dios y Soberano de toda la creación. Entonces, amigos Míos, vosotros también perteneceréis al Esposo para siempre jamás.”

Ah, generación, ¿no habéis oído a Mi Hijo, Jesucristo, deciros: “Llegará la hora —de hecho ya ha llegado— en que los muertos28 oirán la Voz del Hijo de Dios y todos los que la escuchen vivirán? Porque el Padre que es la fuente de vida29, ha hecho al Hijo fuente de vida”. Entonces, ¿por qué os asustáis de la profusión de Riquezas de Nuestro Corazón, derramadas sobre vosotros en estos tiempos perversos? ¿Por qué os asombráis de Mis maravillas de hoy? ¿Acaso no somos Nosotros la Fuente de Vida?

Las montañas se tambalean ante el olor a muerte que surge de Mi creación y las aguas rugen y hierven de congoja cuando oyen Mi angustia al ver Mi Propia simiente muriendo junto a este mundo que se desintegra en el pecado y la iniquidad. ¿Deberíamos entonces amordazar Nuestra Boca? Nosotros somos la Fuente de Vida y desde esta Fuente, Nuestro Corazón aviva los vuestros con Nuestro Noble Tema: Nosotros dirigiremos Nuestro Himno de Amor a esta generación moribunda, y quienquiera que escuche, es bendecido. Quienquiera que escuche este Himno crecerá alto y fuerte también, como un árbol, porque su raíz estará creciendo en Mis Mandamientos y Mis decretos.

No hace mucho Yo planté un brote30. Hoy se ha convertido en un árbol cuya copa ha llegado al cielo, disfrutando de tanto en tanto de las esencias y la fragante brisa del cielo. Ahora se le conoce en todas las naciones, ya que se le ve desde los confines de la tierra y en cualquier dirección. Su verde follaje es medicinal y como un bálsamo curativo para los enfermos, y a la vez una fragancia apaciguadora para los pobres y los miserables. Le he estado lanzando besos para incrementar sus frutos y perfeccionarlo. En su belleza, su fruto abundante está marcado con el Sello de Mi Espíritu Santo. Todas las naciones, sin importar la raza ni de dónde vienen, pueden llegar a él y saciarse de él. Su producto es suficiente para todos. Este árbol puede procurar sombra y alivio aún a los indignos.

Yo soy su Guardián. Muchas veces he visto hombres arrastrándose y deslizándose por la noche, con fuego en la mano para incendiar Mi árbol y destruirlo. Pero como Yo había previsto todo esto, para protegerlo, había congregado legiones de Mis Ángeles mucho antes de que ocurriera, para que lo empaparan de rocío celestial.

Como has visto, he barrido a Mis enemigos. Así que no digas, amadísima Mía: “¿No quebrará mi raíz el águila, no arrebatará mi fruto de modo que todas las hojas nuevas se marchiten a la vez, en cuanto broten?” ¡No!31

No, árbol Mío, te digo que tú continuarás creciendo y continuarás dando fruto con el Sello y la fragancia de Mi Espíritu Santo. Yo acrecentaré tu follaje y tu fruto para que sea suficiente para todos y para cada nueva generación por llegar…

Señor, mi corazón vive para Ti
y mi espíritu Te canta alabanzas
a lo largo de todo el día.
Eres Tú quien ha guardado mi alma
oculta en Tu Corazón,
y eres Tú quien me protege.

Aunque exista un abismo ontológico
entre Tú y yo, yo estoy dentro de Ti,
en Tu Majestad, y Tú,
sin perder Tu trascendencia,
estás dentro de mí.

Vassula, muchos árboles serán talados y a algunos los arrancaré de cuajo y quemaré sus raíces. Aquel Día se sacudirán los cimientos de la tierra al sonido de Mi Voz, y Mi Casa se llenará con Mi grito: “¡Basta! ¡Basta, ya!”

¡Muéstranos tu bondad y bendícenos,
y haz que Tu Rostro nos sonría!
Porque entonces la tierra reconocerá tus caminos,
y todas las naciones sabrán de Tu poder salvador32.
Flor de Mi Corazón,
tales palabras son la delicia de tu Esposo.
¡Ven ahora y escucha los latidos de Mi Corazón!

(Aunque este mensaje esté fechado el 25 de septiembre de 1997, finalizó el 25 de octubre de 1997. Me fue dado a ratos, cuando me llamaban.)


1 Era como ver a través de un velo gris.
2 Significa: “Envíame Tu Espíritu Santo”
3 Óleo significa aquí simbólicamente ‘Nombre’.
4 Dios se refiere a Su Corazón.
5 Is 54,5.
6 De repente Su Divina Mirada se volvió hacia Mí.
7 La Verdadera Vida en Dios.
8 La Santísima Trinidad.
9 Esto lo dijo como una invitación pero con gran solemnidad.
10 Cuando estaba escribiendo estas palabras era el 21 de noviembre de 1997. El 28 de noviembre de 1997 era el 12º aniversario de La Verdadera Vida en Dios.
11 Cuando Dios pronunció la palabra ‘semillas’ vi ante mí, zafiros.
12 Éste es todo el secreto de conocer a Dios: la unión íntima.
13 Usó el tiempo presente pues esta acción es continua.
14 La Santísima Trinidad.
15 Dios me recuerda mi apostolado.
16 Nosotros.
17 ‘Esos’ significa que es obvio que no son ‘todos’.
18 Desde que Dios comenzó su obra: La Verdadera Vida en Dios.
19 Dios prevé la reacción negativa de ciertas almas.
20 Cuando tanta gente ve a Jesús apareciendo en mi cara.
21 Esta imagen de una jarra llenando un vaso fue uno de los primeros dibujos que mi ángel Daniel dibujó para mí, allá en 1985.
22 Sal 27,4.
23 Sal 19,10.
24 Había visto, en una visión, a Yahveh,, nuestro Dios, elevando esa ‘copa’ en sus Manos, mientras iba de aquí para allá, balanceándose como en una danza.
25 Este ‘¡sí!’ fue como el sonido del trueno, tal fue el poder y la autoridad con que fue dicho.
26 El juicio particular.
27 Juicio particular.
28 Los espiritualmente muertos.
29 Jn 5, 25-26.
30 Comprendí que Yahveh hablaba de mí y de este mensaje.
31 El modo en que Él dijo “¡no!”, hizo que se me saltaran las lágrimas.
32 Sal 67,1-2.