25 de octubre de 1989

(Mensaje de Nuestra Santa Madre para el grupo de oración.)

Mi Paz está con vosotros. Ecclesia revivirá. Venid, sed gratos al Señor y ofreceos a Él cada día. Permitidle transformaros en hijos devotos, en hijos de la Luz. Cambiad vuestras vidas, desprendiéndoos de las cosas mundanas, porque, pequeños Míos, estáis sólo de paso en este mundo. Os recuerdo constantemente que vuestra alma vivirá para siempre y os advierto repetidamente que cambiéis vuestras vidas.

¿Qué quiere Dios de vosotros? ¿Y qué es lo perfecto que debe hacerse? Dios quiere vuestro abandono diario, un total abandono para moldearos en un ser perfecto. Lo perfecto que debe hacerse es obedecer la Voluntad de Dios, ofreciéndole vuestra voluntad. Buscadlo, buscad todo lo que sea Él. Os ruego que no escuchéis los susurros del demonio. Elevad vuestra alma con una oración constante. Os amo, hijos, y Mis Ojos no os dejan solos ni un instante.

Aprended a hacer el bien con Nuestros Mensajes. Que Nuestros Mensajes alimenten vuestra pobre alma y os lleven de vuelta al Conocimiento. Que os conduzcan a la Santa Biblia, a la Verdad y a la Vida. Yo quiero salvaros de las redes del demonio. Quiero elevar vuestra alma a un nivel más alto de oración.

Esta noche, hijos Míos, Yo intercederé ante el Padre por todos vosotros de una manera muy especial. Debéis saber que, por Su Bondad, podéis obtener muchas gracias. Debéis saber lo infinitamente rico que es en Gracia. Desead al Señor; tened siempre hambre del Señor. Descargad todas vuestras preocupaciones ofreciéndoselas a Él, confiad en Él.

Ensanchad Su Reino con vuestro amor a Él y a vuestros hermanos. Retribuid el mal con amor; que el amor sea lo principal de vuestra vida, que el amor sea vuestra raíz. Tened cuidado con vuestros pensamientos. No os juzguéis los unos a los otros, porque vuestros caminos NO son los del Señor. Esforzaos por agradar al Señor siendo humildes y sin enjuiciar a otros. El Amor de Dios se revela incluso a los últimos de todos vosotros.

Id en paz, amadísimos, entrad en vuestros hogares sin dejarnos atrás. Llevadnos con vosotros. Aprended a sentir Nuestra Santa Presencia, aprended a decir “nosotros” en vez de “yo”, “a nosotros” en vez de “a mí”. Yo os bendigo a todos. Sed uno, como el Señor lo desea, no estéis divididos, porque en el Cielo sois uno.

Quedaos en Paz y vivid en Paz.