11 de julio de 1988

(Rodas)

(Tengo dificultades para estar a solas y escribir, hay demasiada gente alrededor).

¡Oh hija Mía! Yo, el Señor, te amo. Ven, ofréceme lo que tengas, incluso tu maldad, y Yo lo transformaré en bien. Yo, el Señor, soy Divino y todo lo que Me es ofrecido puede ser transformado por Mi Divinidad. Purifico cada acto. Puedo transformarlo todo con Mi Pureza. Vassula, recógete con más frecuencia. Ven a Mí, aunque sólo sea por un breve instante.

(Más tarde:)

(Pregunté a Jesús cuáles serían los primeros pasos que los católicos romanos y los ortodoxos deberían dar para empezar a unirse).

Te doy Mi Paz.

Yo te ofrezco mi voluntad.

Estate tranquila y escucha. Ofréceme tu voluntad y deja que Mi Sagrado Corazón salte de alegría. Alegra a tu Dios, despierta Mi alegría, haz las delicias de este Corazón ferviente. Ofréceme tu voluntad, se la ofreces a tu Padre que te ha creado. Ven, te contestaré. Tus hermanos1 tendrán que entender y creer que soy Yo, el Señor, quien desea uniros. Tus hermanos tendrían que creer que Yo te estoy utilizando como Mi tablilla para poner por escrito Mis deseos. Tendrán que estar todos dispuestos a bajar de esas elevadas sedes que han creado para sí mismos.

Mi Iglesia primitiva era Pura, Humilde y llena de Amor. Mi Iglesia de hoy ha sido transformada hasta parecer un sinfín de tronos. Tendrán que descender todos ellos de sus elevadas sedes y seguir el nuevo mandamiento2 que les he dado. Yo amo a Mis hijos y esos Caínes los han alejado, han hecho de Mi Casa un desierto donde sólo crecen ahora espinas y zarzas. Vassula, la hora está al alcance de la mano. Mi retorno es inminente. El Amor volverá como Amor. El Amor te ama. No busques por qué te he escogido para escribir Mis Mensajes. Entiende solamente que Me glorifica más haber escogido una nada para este Mensaje de Paz y Amor, porque cuanto menos seas tú, más grande soy Yo, cuanto más abajada estés más dispuesto estoy Yo a inclinarme para llegar a ti. Sé absolutamente nada para permitir así que Mi Espíritu respire en ti. Pasa enteramente desapercibida para que sólo se Me pueda ver a Mí. Alma, agrádame entregándote a menudo. Al ofrecerme tu voluntad te estás entregando al Amor. ¿Nosotros?

Sí, para siempre.


1 Católicos romanos y Ortodoxos.

2 En Su Mensaje del 21 de junio de 1988, Jesús dijo: “Ceded, ceded para poder reconciliaros y uniros. ¡Humillaos para uniros!”