meditaciones de La Verdadera Vida en Dios


Yo soy Dios, criatura, acompáñame en Mis estaciones del Vía Crucis. Deséame solo a Mí, en cada estación; Yo estoy en cada una de ellas. Estaré presente en las Estaciones de Mi Cruz y te quiero allí, quiero que te arrodilles en Mis Estaciones. – Señor, no sé lo que quieres decir. ¿Qué Estaciones? (29 de mayo de 1987)

1. Jesús es condenado a muerte por Pilatos
(Mt 27,26; Mc 15,15; Jn 19,16)

Pronto, y ése es pronto de su tiempo, cuando estarán cubiertos por su propia sangre, Yo entonces, como Juez, les recordaré la Sangre que llevaban en sus manos por haber prohibido a tantos recibir Mis Gracias, a través de este Recordatorio de Mi Palabra, ustedes son como los Romanos, coronándome de espinas, diariamente. Entonces ¿van a decir, como Pilato: «¿Yo soy inocente de esta Sangre», y se lavarán las manos en agua perfumada? Se rehúsan a aceptar el antídoto de la muerte, se rehúsan a reconocer Mi Palabra dada, por Mi Espíritu Santo, en sus días…. (19 de enero de 1995)

2. Jesús toma Su Cruz
(Mt 27,31; Mc 15,20; Lc 23,26; Jn 19,17)

Me ataron los Pies con cuerdas y Me obligaron a caminar hasta Mi Cruz. Pero, hija Mía, Yo no podía andar, porque Me habían atado los Pies. Entonces, Me tiraron al suelo y Me arrastraron, de los Cabellos, hasta Mi Cruz. Mi sufrimiento era insoportable. Partes de Mi Carne, que habían quedado colgando después de la flagelación, fueron arrancadas. Desataron, entonces, las ataduras de Mis Pies y Me patearon para hacerme levantar y llevar Mi carga sobre Mis Hombros. Yo no podía ver dónde estaba Mi Cruz, porque Mis Ojos estaban llenos con Mi Sangre, que corría por Mi Rostro, por las espinas que habían penetrado Mi Cabeza. Entonces, levantaron Mi Cruz, la pusieron sobre Mis Hombros y Me empujaron hacia la puerta. Hija, ¡qué pesada era Mi Cruz que tuve que cargar! Avancé, a tientas, hacia la puerta, guiado por el látigo que Me golpeaba. Yo trataba de encontrar Mi camino, a través de la Sangre, que Me quemaba los Ojos. (9 de noviembre de 1986)

La cruz que ustedes llevarán es Mi Cruz de Paz y de Amor, pero para cargar Mi Preciosa Cruz, hija, tendrás que hacer mucho sacrificio, ser fuerte y cargar Mi Cruz con amor; Conmigo la compartirás y compartirás Mis Sufrimientos.

3. Jesús cae bajo el peso de la Cruz

Me levanté con dificultad. La multitud se había enfurecido. Yo no tenía ningún amigo a Mi alrededor; nadie estaba allí para consolarme. Mi agonía parecía aumentar y caí por tierra. (9 de noviembre de 1986)

4. Jesús encuentra a Su Santa Madre

Yo vine a este Santo Corazón, imagen y semejanza de Mi Sagrado Corazón, para hacerme Hombre-Dios, para seguir Sus pasos y para que luego Ella siguiese los Míos. He dicho que Ella y Yo lo compartimos todo en el camino hacia la Cruz, Nuestra unión era tan íntimamente perfecta que no necesitamos hablar, pues la única articulación estaba en Nuestro Corazón. Mis palabras y Mis pensamientos no necesitaban ser llevados a Ella en Mi ausencia. En el poder supremo de Mi Espíritu Santo, todo era sabido por Ella. En Su Corazón virginal todo era conocido por ella, pues Ella poseía a Dios y Dios la poseía a Ella. (25 de marzo de 1996)

5. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a cargar la Cruz
(Mt 27,32; Mc 15,21)

Temiendo que Yo muriese antes de la Crucifixión, los soldados ordenaron a un hombre, llamado Simón, que llevase Mi Cruz. Hija, no se trataba de un gesto de bondad o de compasión, sino de conservarme vivo hasta la Cruz […] Carga Mi Cruz, Vassula, cárgala por Mi. (9 de noviembre de 1986)

Permíteme de nuevo, dejar Mi Cruz en ti; permíteme ser consolado, déjame descansar; Yo quiero que la lleves por Mi, porque Yo confío en ti […] aquí, ahora, Yo te confío a ti Mi Cruz. Pronto, te darás cuenta qué pesada es Mi Cruz; más tarde, Yo vendré a consolarte.

6. Santa Verónica limpia el Rostro de Jesús

Yo les permití que Me coronaran con una corona de espinas; Yo les permití que se burlaran de Mi y escupieran Mi Sagrado Rostro(3 de marzo de 1989)Entonces, sentí que alguien secaba Mi Rostro(9 de noviembre de 1986) Vassula, sí, mira Mi Rostro. Haberme visto, Me consuela. Diles que se necesita tan poco para consolarme. Ven y alábame, amándome (7 de junio de 1987)

Si tan solo supieran cómo estoy listo a perdonar los crímenes de vuestra era, por una sola mirada de afecto ofrecida a Mí, un instante de pesar, un suspiro de vacilación, una ligera reconsideración. Una sonrisa a Mi Santa Faz y Yo perdonaría y olvidaría. No miraría ni Mis Heridas. Borraría de Mi vista todas vuestras iniquidades y vuestros pecados. Si tuvierais un solo momento de pesar, todo el Cielo celebraría vuestro gesto, porque vuestra sonrisa y vuestro dolor afectuoso serán recibidos como un incienso por Mí, y este ligero instante de pesar será escuchado por Mí como un cántico nuevo. (29 de agosto de 1989)

7. Jesús cae de nuevo bajo el peso de la Cruz

Yo amo a todos aquellos que caen y vienen a Mi pidiéndome perdón; los amo aún más. Nunca los rechazaré, incluso, si caen millones de veces […] Yo no los veré caer; Estaré cerca para sostenerlos en sus caídas. (30 de enero de 1987)

Los amo y los sostendré en sus caídas; No los veré perdidos.(15 de mayo de 1987)

8. Jesús conforta a las mujeres de Jerusalén
(Lc 23,27-32)

Mujeres en agonía se acercaron, para lavar Mi Rostro Hinchado; las oía llorar y lamentarse, «Sean benditas», les dije. «Mi Sangre lavará todos los pecados de la humanidad. Mira, hija, el tiempo ha llegado para su salvación». (9 de noviembre de 1986)

Ay de aquellos que aún estén cargando sus pecados, enroscado en ellos como cuando se lleva un niño, cuando llegue Mi Día! (2 de junio de 1991)

Entonces, todos los dirigentes de la tierra, los gobernadores y los comandantes, la gente rica y los hombres de influencia, la población entera, esclavos y ciudadanos, irán a las montañas para esconderse en cavernas y entre las rocas. Dirán a las montañas y a las rocas: «Caed sobre nosotros y ocultadnos de Aquel que se sienta en el Trono y de la cólera del Cordero. (3 de marzo de 1992)

9. Jesús cae una vez más bajo el peso de la Cruz

Mi Corazón se llena de Compasión por su miseria y sus caídas.(31 de mayo de 1987)

Hoy, les pregunto a aquellos que rechazan esta revelación lo siguiente: ¿en su era, es contra Mi Ley salvar a Mi Creación de caer, a través de Mis Obras Providenciales de hoy?» (2 de enero de 1988)

10. Jesús es despojado de Sus Vestiduras
(Mt 27,35; Mc 15,24; Lc 23,34; Jn 19,23-24)

Al llegar al Monte, Me aventaron a la tierra, Me arrancaron Mis Vestiduras y Me dejaron Desnudo para exponerme a la vista de todos. Mis Heridas se volvieron a abrir, y Mi Sangre fluía sobre la tierra. Los soldados Me ofrecieron vino con hiel. Lo rechacé, porque tenía muy dentro de Mí, la amargura que Me habían dado Mis enemigos. (9 de noviembre de 1986)

Tus ropas, Mi niña, se enrollarán en tu sangre, y esto, también será evidencia que tú vienes de Mi. Tú naciste para esto y tu aceptación Me deleita, porque a través de tus sufrimientos, Yo salvaré a muchos. (25 de octubre de 1995)

11. Jesús es clavado en la Cruz
(Mt 27,35-55; Mc 15.24; Lc 23,33-49; Jn 19,18)

Rápidamente, Me clavaron primero las Manos; y después de haber permitido a los clavos que Me fijaran a Mi Cruz, extendieron Mi Cuerpo Quebrantado y, violentamente, Me traspasaron los Pies. Hija, oh, hija, qué dolor, qué agonía, qué tortura de Mi Alma. Abandonado por Mis Bienamados, renegado por Pedro, sobre el cual fundaría Mi Iglesia, renegado por el resto de Mis amigos, dejado Solo, abandonado a Mis enemigos, Yo lloré, porque Mi Alma estaba llena de dolor. (9 de noviembre de 1986)

Les he permitido crucificarme, todo esto por Amor a vosotros. ¡Oh, hijos del Crucificado! ¿Cómo podéis olvidar todo lo que Yo he hecho por vosotros? La Sabiduría ha sido sometida a coacción y juicio. Yo he sido despreciado y rechazado por los hombres para soportar vuestros sufrimientos. Yo he sido clavado en el Madero para liberaros. Yo les he permitido traspasarme para salvaros. Yo he aceptado la muerte más dolorosa para que vuestra alma pueda vivir y compartir Mi Reino. Yo he dejado correr Mi Sangre a Torrentes para que obtengáis la Vida Eterna. Por vosotros Me he dejado considerar como pecador (3 de marzo de 1989)

¿Cómo es que no se aman los unos a los otros? ¿Cómo pueden HonrarMe, cuando seleccionan y rechazan?

12. Jesús muere en la Cruz
(Mt 27,50; Mc 15,37; Lc 23,46-49; Jn 19,30)

Los soldados levantaron Mi Cruz y la colocaron en el agujero preparado. Desde donde Me encontraba, contemplé a la multitud. Intentando ver, con dificultad con Mis Ojos Hinchados, contemplé entonces el mundo. No vi ningún amigo, entre todos los que se burlaban de Mí. Nadie vino a consolarme. «¡Dios Mío, Dios Mío! ¿Por qué Me has abandonado?» Abandonado por todos los que Me amaban. Mi Mirada se posó entonces sobre Mi Madre. Yo la miré y nuestros corazones hablaron. «Te entrego a Mis hijos bienamados, para que sean, también, tus hijos. Tú serás su Madre». (9 de noviembre de 1986)

¿Recuerdas cuando Yo Estaba en la Cruz? ¿Cuáles fueron las Palabras que dije? Dije que Ella es también su Madre; Ella los ama y se preocupa por ustedes; Abba les da a aquellos a quien a Él le place; acepten lo que Dios les Está dando.

He gritado desde Mi Cruz. Era Mi último gran grito, el que di cuando estaba todavía en la carne, un grito cargado de sufrimiento, de pena y de amargura, que resonaba desde las profundidades de Mi Alma, penetrando en las alturas de los Cielos. Él hizo estremecer los cimientos de la tierra y partió en dos los corazones de los que Me amaban, como desgarró el velo del templo. Suscitó servidores devotos para seguirme, así como despertó a los muertos de sus tumbas, desplazando la tierra que los cubría, tal como desplazó el mal. Fuertes truenos sacudieron las alturas mismas de los Cielos, y todos los ángeles se prosternaron, temblando, y Me adoraron en silencio. Mi Madre, de pie, muy cerca de Mí, al oír Mi grito, cayó de rodillas cubriendo su rostro, bañado en lágrimas. Ella llevó consigo este último grito hasta el día de su dormición… Ella sufrió. (29 de abril de 1987)

Todo se cumplía, la salvación estaba cerca. He visto los Cielos abrirse y todos los Ángeles se mantenían derechos, en silencio: «Padre Mío, entre Tus Manos entrego Mi Espíritu; Yo Estoy contigo ahora».(9 de noviembre de 1986)

Estoy embebido de amargura, sufriendo cada vez más por todas las iniquidades del mundo, por su maldad, por su deslealtad y por su egoísmo. Mi grito se hace más fuerte de día en día. Fui abandonado sobre Mi Cruz, quedándome solo para llevar los pecados del mundo sobre Mis Hombros, solo para sufrir, solo para morir, derramando Mi Sangre, que ha cubierto la tierra entera, rescatándoos, Mis bienamados. Ese mismo grito está ahora sobre la tierra, como un eco del pasado. ¿Es que Yo vivo en las sombras del pasado? ¿Mi Sacrificio ha sido en vano? ¿Cómo podéis vosotros no oír Mi grito desde Mi Cruz? ¿Por qué cerráis vuestros oídos y lo hacéis desaparecer? (29 de abril de 1987)

13. Jesús es bajado de la Cruz

(Mt 27,59; Mc 15,46; Lc 23,53; Jn 19,39) No perdáis nunca el valor. Yo estoy junto a vosotros. Penetra en las Llagas de Jesús, penetra en Mi Corazón Doloroso y siente Mi dolor. Siente cuánto lloro. Me manifiesto a muchos. Yo les muestro Mi Corazón y doy señales haciendo derramar lágrimas a Mis Imágenes. Me aparezco en diversos lugares, pero los corazones de Mis hijos están cubiertos de una espesa costra, de una capa de incredulidad y ridiculizan a quienes creen. La Palabra de Dios no significa nada para ellos. Ignoran las llamadas de Dios y prestan poca atención a Nuestros avisos. Nadie quiere escuchar los Mensajes dados por Dios y pronunciados por sus Labios. La fe de vuestra generación ha desaparecido, barrida por la intolerancia, la perversión, la crueldad y la ignominia. Mi Corazón Inmaculado está afligido y Mi Mano ya no puede impedir por más tiempo que el brazo de Dios caiga sobre vosotros. (6 de agosto de 1988)

14. Jesús es colocado en el Sepulcro
(Mt 27,60; Mc 15,46; Lc 23,53; Jn 19,41-42)

Yo quiero resucitarlos de sus tumbas y conducirlos de nuevo a su dominio, que es Mi Sagrado Corazón. (10 de abril de 1990) A ti, hijo Mío que Me lees o Me escuchas, que te visité en tu tumba, e hice que Mi Aliento entrase en ti, te digo: sigue las marcas de Mi Sangre que dejé como un signo detrás para ti. Si en tu camino te para un transeúnte y te interroga, dile que tú eres Mi alumno y que Yo soy tu Maestro, y que vas en camino para dar testimonio de un Cristo crucificado, un Cristo resucitado. Si te detiene un comerciante, lleva cuidado de su deshonestidad, que no te cambie la Cruz que te he dado por una corrupta y pretendida sabiduría. Sin un sonido, sin una palabra, abraza con mayor fervor que nunca el madero que cruza tus hombros, y sigue las marcas de Mi Sangre y ellas te llevarán a Mí. Y si alguno de éstos empieza a proceder contra ti, no te cubras la cara contra el insulto o el golpe, ofrécele también tus espaldas, para que te conozcan por tus heridas, deja que sean una imitación perfecta de Mis Heridas, pues te las harán los mismos que Me golpearon a Mí, tu Maestro. Entonces, el Signo del Hijo del Hombre aparecerá en los cielos, y una gran luz se podrá ver en vuestra oscuridad, pues Yo, el Santo, Me propongo salvaros en atención a Mi Nombre. (22 de octubre de 1990)

Ven, hijo mío, tú que Me escuchas o que Me lees, con este testimonio he mostrado otra vez Mi Amor por ti. No digas que Yo estoy muy lejos para amar, pues en este mismo instante Mis Ojos están sobre ti, con una ternura especial y un afecto que nunca podrás entender completamente. Si tuviera que volver sólo para redimirte a ti, sin la menor vacilación ¡Yo repetiría Mi Pasión sólo por tu bien! ¿me crees ahora cuando te digo que no puede haber mayor amor en un hombre que el dar la vida por sus amigos?

Te digo todo esto para que puedas encontrar tu Paz en Mi Sagrado Corazón, para que tú puedas encontrar la vida verdadera en Mí, para que puedas encontrar el amor verdadero y para que descanses en Mí, tu Dios. Sé que eres débil, Mi niño, pero tu debilidad atrae Mi Omnipotencia.

¿Puedes comprender lo que digo? Yo te digo: ¡la paz sea contigo! Yo soy la Víctima del Amor el que te habla. Yo soy Aquel que te dio este testimonio de Amor como recuerdo de Mi Amor. Absórbeme y déjame invadirte. ¡Siente cómo Mi Corazón suspira por una respuesta de amor! No te resistas a Mí, ven a Mí tal como eres, ven y bebe en la corriente de Mi Corazón, y tendrás sed de más. ¡Oh, cuántos de vosotros os habéis extraviado de la Verdad y vais por este camino y por ese otro! La Verdad es AMOR. Yo soy la Verdad. Sed testigos de la Verdad. Recibid el Espíritu Santo de la Verdad. Recibid el Espíritu Santo de la Gracia. Yo os bendigo a todos, dejándoos Mi Suspiro de Amor en vuestras frentes. Sed uno bajo Mi Santo Nombre. (22 de octubre de 1990)