20 de diciembre de 1996

(De vuelta en casa, después de muchas conferencias o encuentros de oración en Estados Unidos.)

Te doy Mi Paz, hijita Mía.

Persevera en la justicia y en la virtud. ¡Contempla Mis Triunfos, cuenta los resultados! 1La tierra se oxida, pero Mi paso por ella elimina la herrumbre. Por eso he imbuido en ti celo por Mi Casa, para que Yo y tú trabajemos juntos para destruir esa herrumbre, que cubre como una costra los corazones de Mi pueblo. Con Mi paso, me propongo quitar esa costra y dejar sus corazones brillando con Mi Gloria. Y cuando Mi Palabra les sea expuesta, Mi Luz les aportará la luz.

¡Ah, Vassula! He dirigido tus pasos por Mi Senda, como te lo había prometido. Así que no tengas miedo, Yo estoy contigo y ningún mal podrá conseguir el más mínimo poder sobre ti. Si te escogí para enviarte a esa vasta nación2, con tanta intensidad, para recordar a Mi Pueblo sus verdaderos fundamentos y que la Gloria desciende únicamente de lo alto, es porque el Tiempo está próximo. El Tiempo de agudo sufrimiento está ya a vuestras mismas puertas… ¡El nudo corredizo de esas fuerzas del mal no sólo se está apretando alrededor del Vicario de Mi Iglesia, sino también sobre Mi Iglesia entera! No, vosotros3 no os habéis cansado en vano, porque Yo he manifestado Mi Gloria en muchos corazones y he recordado a Mi pueblo el poder que ejerzo, otorgándoles muchas gracias. Por lo tanto, hijita Mía, soy victorioso.

Mi obra se está realizando a través de ti y Yo la lleno de Mi esplendor y Mi majestad. Esto lo hago para recordar a Mi pueblo Mi Poder, Mi Misericordia, Mi Ternura y Mi Amor. En los próximos días se te revelarán más riquezas y recursos de Mi Sagrado Corazón…

Y en cuanto a ti, hija Mía, que la dignidad real te posea en las horas de persecución, para que puedas glorificarme. Todo lo que soportas por Mi causa, Me conmueve. Sopórtalo por Mí, amadísima Mía, y consuélame de ese modo… Dedícate enteramente, en cuerpo y alma, al servicio de Mi Iglesia y al servicio de tus hermanos y hermanas. Ofrece esos sacrificios en su beneficio. Soporta esos breves dolores y pruebas por Mí, recordando que bajo los mismos cielos donde tú vives, durante las horas de la noche, Yo, Jesucristo, sufro atroces tormentos al ver la criminal matanza de bebés inocentes, sacrificios humanos perpetrados con blasfemias contra Mi Nombre4, y por la caída del papado actual.

Yo te digo que hagas lo que hagas como sacrificio, Mi Brazo te sostendrá para que continúes extendiendo por todas partes Mis Mensajes. Mientras que las manos de los blasfemos se tienden con tanta infamia contra Mi Santo Sacrificio, Mi Casa y Mi Palabra, Yo, por Mi parte, estoy derramando Mis Bendiciones sobre aquel que persevera en santidad, y no sucumbe en desgracia.

Yo seduciré a muchos corazones para que sean como vasos sagrados, portadores de Mi Palabra. ¿Sí?5

Señor, Tú me muestras cómo actúa Tu Poder
y no haces ningún secreto de Tus planes.
Pero, para alguien tan débil como yo,
nacida del pecado,
¿cómo debo comprender las jactancias
de mis perseguidores?
La hora de las tinieblas ha llegado,
¿dónde y cómo puedo “agarrarme”?

Éste es también Mi propio lamento. Yo Me quejo de la dureza de su corazón… Un velo de sombra cubre sus párpados, hija, sus corazones no albergan ninguna paz y su trofeo se llama falta-de-amor… pero tu Rey está a tu favor.

Sin embargo, hay otros poderes detrás, ésos que6 te mencioné. Esos poderes no vienen de Mí. Lo ves, Vassula, a través de estos Mensajes, estoy poniendo al descubierto sus planes asesinos sobre Mi Iglesia. Estoy mostrando al mundo sus designios engañosos. Por eso muchos de ellos quieren rodear de un muro Mis Palabras, transmitidas a ti en estos Mensajes.

Pero yo soy una pobre infeliz, y no un campeón de defensa. Estoy discriminada y tratada injustamente.

¡Bendita seas todos los días de tu vida, sólo por eso!

Aunque las dos clases de perseguidores7 te estén robando la honra y la honestidad, tú te has convertido en Mi Cántico. Si ellos8 no reconocen las poderosas obras que estoy realizando a través de tu nulidad, ruega por ellos, para que Yo levante el velo de sus ojos… Yo completaré contigo tu periplo y continuaré siendo tu cayado, tu lámpara y tu bebida. No tengas miedo cuando te ataquen, tendrás una gran fortaleza si Me temes, Me honras y haces lo que Me agrada.

Yo Mismo prepararé lo que necesites para este viaje, y Nosotros, los Dos Corazones9, caminaremos junto a ti, exasperando durante nuestro periplo a las hordas de poderes malignos, cuando pasemos a su lado, convirtiéndonos en una auténtica amenaza para ellos al avanzar. Devastaremos su ciudad de males y las fuerzas malignas tendrán que encararse Conmigo, vuestro Dios, en toda Mi Divinidad10. Hoy se enfurecen como bestias salvajes, porque saben que Nuestro Triunfo11 llegará pronto. Pon tu confianza en Mí y sé como un libro sonoro.

Tengo más que decir, pero, por hoy, ya es suficiente para ti. Te amo, alma querida, y te bendigo. IC.


1 En 28 días, 33 encuentros de oración en todos los Esta- dos Unidos, donde hablé a multitudes, con la participación de muchos sacerdotes.
2 Los Estados Unidos.
3 El P. O’Carroll y yo.
4 Yo entendí también ‘Iglesia’.
5 Él sabía que yo quería decir algo.
6 Jesús hace una clara distinción entre un perseguidor normal, cuyo corazón se ha endurecido, y “otros poderes”, llegados de las Tinieblas, en otras palabras: “las fuerzas malignas”.
7 Los habituales, de corazón de piedra, y los poderes de las tinieblas.
8 Los de corazón de piedra.
9 El Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
10 Porque es, precisamente, lo que tienen en el punto de mira esas fuerzas del mal: La Divinidad de Cristo. Quieren negar la Divinidad de Cristo y Su Gloriosa Resurrección.
11 El triunfo de los Dos Corazones.