2 de octubre de 1995

¡Aleluya!
¡Que el Cielo alabe a Yahveh:
alabadle, alturas celestiales,
alabadle, todos Sus ángeles,
alabadle, todos Sus ejércitos!1

Que todos alaben el Nombre de Yahveh,
a cuya orden fueron creados2.

Yo, Jesús, te doy Mi Paz. Ven a orar Conmigo. Di:

“Soberano desde el inicio,
escucha mi oración.
Mi alma, mi corazón, están sedientos de Ti.
Mi mirada anhela verte, y no miro a nadie más,
pues no hay ningún dios
que pueda compararse Contigo.
Nada es más grande que Tú,
pues solo Tú eres prodigiosamente grande.
Por eso, reúne a las naciones,
para que den gracias y alaben Tu Santo Nombre,
alrededor de un único Tabernáculo.
Que ofrezcan juntos Tu Sacrificio
a Nuestro Padre del Cielo,
con una sola voz y un mismo Espíritu.
Guardián de nuestra alma,
maravillosamente fuerte, invencible,
que Tu creación entera Te sirva
en la SantísimaTrinidad.
Concédenos esta bendición.
Amén.”

Ahora, ven. Con el poder de Mi Espíritu te envío a Daniel, tu ángel de la guarda. IC.

(Habla mi ángel:)

Yo, Dan, te bendigo. Señal de Unidad3, permanece fiel al Señor. Crece en Él y en nadie más. Sólo Yahveh es bueno. Ruega para ser fortalecida a fin de que puedas extraer fuerza del Señor para revivir Su Casa y cumplir tu misión.

Yo te guardaré siempre, Yo te guiaré siempre. Tu Daniel.

Daniel, tu ángel de la guarda, guardándote.

Daniel


1 Sal 148,1-2.
2 Sal 148,5.
3 Al mismo tiempo que oí ‘Signo’, también oí simultáneamente la palabra ‘Símbolo’.