10 de mayo de 1995
Dios mío, Señor mío,
haz que cada lengua en la tierra
hable acerca de la ‘paz’,
la ‘reconciliación’, el ‘amor’,
la ‘fe’ y la ‘unidad’.
Envía a tiempo a Tu Espíritu Santo,
muestra a todos que Tú eres
nuestro Auxilio y nuestro Consuelo.
Ven a revivir lo poco que queda,
de lo contrario, en la oscuridad,
¿cómo oirán hablar los muertos
acerca de Tus maravillas?
¿Cómo verán ellos Tu rectitud,
si su espíritu yace aún en la tierra del olvido?
Tu amor por mí ha sido muy grande,
Tu misericordia insondable,
y, sin mérito alguno,
me has ofrecido la Sabiduría,
un don inestimable…
Y me has dado la palabra
para proclamar Tu Amor1.
Hija, ábreme tu corazón y dímelo todo…
Mi alma está perturbada…
Te estoy escuchando…
Mis oponentes se oponen más que nunca… Un clan brutal me está pisando los talones.
Escucha y comprende: Yo te he asignado un asiento de profeta, así que, durante el resto de tu vida, profetizarás y estarás asociada a Mis Obras, pero también a todo lo que ellos2 tuvieron que soportar. No te quedes ahí como si, de repente, te hubieras quedado viuda… Encuentra tu alivio en Mi Amor, porque Yo estoy contigo. Recibe Mi Paz… ¿Quieres escribir?
Si Tú quieres que lo haga, Señor.
Lo quiero… escucha y escribe.
Vassula, creo que ya has notado cómo las fortificaciones de Satanás se están volviendo más poderosas. Por eso he decidido acelerar Mi Día. Que la humanidad lo sepa:
Voy a apresurar el Día de Mi Retorno
Una vez te dije, no hace mucho, que te dieras prisa con Mi Obra, porque estabais en los albores de los grandes acontecimientos. Luego, más tarde, vine de nuevo a ti para decirte que os encontráis frente a las grandes tribulaciones por venir. Pero ahora os digo: ofrecedme incienso y orad todos los días para que Yo te pueda concederos la gracia del alivio. Hija Mía, la desolación se acerca, la desolación ya está en camino hacia Mi santuario.
Esa oscuridad de iniquidad es la que Yo te predije: los tres años y medio ya están sobre vosotros. Esa hora ya ha estado sobre vosotros desde el principio de esta primavera. Tu generación ha entrado en el comienzo de los pesares y las pruebas, esos tiempos terribles de iniquidad, los tiempos de abominación y desolación, la hora de las sombras y de la Bestia. Los tiempos tres veces malditos por Satanás, la hora en que juró hostigar a Mis santos y a Mis ángeles3. Han llegado los tiempos en que el maligno enviará a uno de los suyos para cambiar Mi Ley y las estaciones. Os parecerá entonces, que la Soberanía y el Esplendor ya no están a vuestro alrededor. Les parecerá a Mis santos como si Mi Corte no estuviera allí para abrir los libros4. Os parecerá como si Yo os hubiera abandonado a todos. Os parecerá a todos como si las dos Bestias resultaran ser más fuertes, pero esto sólo ocurrirá durante poco tiempo, hasta Mi Retorno. Yo vendré como un ladrón…
Vendré repentinamente sobre vosotros para romper el cetro de la falsedad, y la tierra temblará. Con una sola de Mis miradas, sacudiré con violencia la rebelión de cada nación y, con Mis Llamas, disolveré esa rebelión que la Apostasía ha abatido sobre vosotros como una plaga. Desalojaré a los apóstatas y los tronos de aquellos que cambiaron las estaciones, Mi Tradición, y que pasaron su vida contradiciendo y oponiéndose a Mis Abeles5 y a aquel6 que los pastorea. Yo pasaré por la tierra y no dejaré ni una piedra sin mover, pues he jurado devorar con Mis Llamas todo lo que no viene de Mí y que profanó Mi Imagen.
Durante años ya, os he estado enviando nuevos apóstoles, para que estén entre vosotros, para que os recuerden Mi Ley y para que escuchéis Mis avisos7. Han estado profetizando desde hace ya muchos años, pero muy pocos los han escuchado… Los he enviado para recordaros que apliquéis Mi Ley y practiquéis la bondad y la compasión unos hacia otros. Los he enviado para que sean Mi Eco, recordándote, generación, que devuelvas el mal con amor y que os améis los unos a los otros. Pero hasta el momento, vuestros corazones están cerrados y más duros que nunca… No aplicáis Mi Ley ni Mis demandas. Vuestros corazones continúan planeando el mal unos contra otros y son inexorables, en vez de escuchar Mis Llamadas, que he dado a conocer por Mi Espíritu a través de Mis nuevos apóstoles de vuestros días…
Generación, ya que has hecho todas estas cosas que aborrezco y no has practicado el amor y la paz, sino la rebelión, recibirás conforme a tu medida… Lo que has sembrado, ahora lo cosecharás…
¿No hay una palabra de esperanza para los fieles, los Abeles, como Tú los llamas, Señor mío?
A Mis Abeles les digo: Haré que se conozca Mi Justicia. No tengáis miedo. Os conozco por vuestro nombre y vosotros Me conocéis a Mí. Desead siempre la paz con todo el mundo. Aseguraos de que ninguno desobedezca a su líder, para que ninguna raíz de rebelión despunte en él. Continuad en Mi gracia y no endurezcáis vuestros corazones. Yo soy vuestra Esperanza y debéis estar enraizados en Mí. Yo cuidaré de vosotros mientras la iniquidad alcance su punto culminante.
Os amo a todos, eternamente. Sed uno en Mi Nombre.