13 de abril de 1994

¡Sí! ¡Vassula Mía, cuando llamo, toco tu corazón!1 Soy Yo, Yahveh. Apóyate en Mí y no tengas miedo. Mi Corazón es un Abismo de Amor y de Ternura.

Escúchame: la hierba se seca, la pradera entera se marchitará, pronto ya no quedará nada verde. Si no nos apresuramos, la tierra quedará totalmente asolada. Quedan ya tan pocos supervivientes…2 No creas a los que profetizan diciendo: “Ahora, todo va bien, la paz está brotando ya entre vosotros”. Yo no he enviado a estos profetas, no obstante, están profetizando con sangre a las naciones que comen el pan de la maldad.

La palabra de Mis profetas, que procede de Mi Boca, quema como el fuego y a ningún hipócrita le gusta. Mi palabra, cuando se pronuncia, hace añicos, golpea los corazones endurecidos como un martillo, destrozándolos. No, ¿cómo puedo decir que la paz está empezando a despuntar, cuando vuestros países están inmersos en la iniquidad, y los cadáveres son destrozados por los gusanos?

¿Cómo puedo decir que el amor ha conmovido vuestros corazones, cuando vuestras lenguas son falsas y profieren blasfemias contra Mi Espíritu? Vuestros países están llenos de prostitución3. No, ellos no Me honran como a su Padre, sino que Me deshonran sin cesar… Y la noche os ha cubierto sin que os dierais cuenta. Se ha deslizado silenciosamente sobre toda la tierra, como la muerte.

¿Cómo, pues, voy a decir: “Estáis glorificando Mi Nombre”? ¿Cómo voy a decir: “Estáis santificando Mi Nombre” cuando todo vuestro ser es noche oscura?

Estoy enviando ángel tras ángel para que hagan resonar Mis palabras y atraviesen vuestra sordera. Ah… pero, tantos de vosotros los juzgáis con criterios humanos, porque nada os penetra debido a vuestros corazones endurecidos. Ciertamente ha llegado la hora en la que la Muerte persigue a la Vida. Expulsáis a Mis ángeles de todos vuestros lugares —que de hecho son Míos— insultándolos, tratándolos como impostores y, siempre tan salvajemente, tratáis de matar su espíritu, junto con Mi Espíritu, pensando que estáis cumpliendo un santo deber hacia Mí. Pero no tendréis ningún poder sobre de ellos, porque las palabras que pronuncian son Vida, y la Vida es más fuerte que la Muerte, y el Amor es más poderoso que el Mal, porque Mi Espíritu es el Santo Compañero que los acompaña. De modo que adondequiera que vayan Mis ángeles. Mi Espíritu está con ellos.

El Mensaje que pronuncié, desde el principio, fue que os amarais los unos a los otros, que os reconciliarais en Mi Amor, que vivierais santamente y santificarais Mi Nombre. Éste sigue siendo Mi Mensaje, pero ¡ay! ¡Qué pocos de vosotros lo habéis escuchado y seguido!…

¿Por qué seguís aferrados a este mundo pasajero? Os he enseñado a no preocuparos por vuestras vidas, ¿no iba Yo a cuidar de vuestras necesidades?4 Adornaría vuestra alma si tan sólo me dejarais. Desde el momento en que se publicó este Mensaje, nunca dejé de llamaros para que regresarais a Mí y cambiarais vuestras vidas.

Os he estado pidiendo enmiendas, arrepentimiento, vigilias de oración. Os he estado pidiendo incienso, incienso de vuestro corazón. ¡Oh! ¡Si tan sólo supierais lo poderosas y espléndidas que pueden ser vuestras oraciones, si os salen del corazón! Vuestras oraciones pueden destruir todos los imperios del mal de este mundo. Pueden arrancar el mal de raíz, y romper los diez cuernos5 que están ahora devorando la tierra, así como a Mis hijos. Vuestras oraciones pueden vencer las fuerzas del mal. Aunque estas fuerzas son poderosas vuestro incienso6 puede purificar este mundo. Os digo: no os concedáis descanso alguno, para que no seáis sometidos a prueba. Estad más vigilantes que nunca.

Yo no os abandonaré, estoy con todos vosotros. Estoy con vosotros para daros fuerza, a fin de que no desfallezca vuestro aliento. Estoy con vosotros, retoños Míos, y sólo estoy esperando a ser bondadoso con vosotros y a trasplantaros a Mi jardín de delicias.

¿Lo veis? Yo Mismo estoy asumiendo vuestra causa, para asegurarme de que no seáis devorados por el Enemigo. Y tú, hija Mía, permíteme utilizarte como arma Mía. Te utilizaré para golpear los reinos del mal de este mundo y a aquel que los gobierna. La Sabiduría te instruirá. Cumple con tus deberes cotidianos.

Yo, Yahveh, te bendigo. Tu Padre y tu Abba está cerca de ti.


1 Cuando recibo una llamada, siento en mi corazón un gozo grande y especial, un anhelo por correr rápidamente hacia Dios, abandonarlo todo y responder a Su Llamada.
2 Yahveh habla en metáforas.
3 El Padre se refiere a la infidelidad religiosa.
4 Alusión a Mt 6,25.
5 Diez blasfemias contra los diez Mandamientos de Dios.
6 Oraciones desde el corazón