7 de abril de 1994

Aunque aún no entienda este misterio,
—porque es un misterio para mí,
hasta el día de hoy,
Tu elección para Tu Plan—,
sé que todo lo que me ha sucedido
y me está sucediendo aún
¡viene de Tu Mano Poderosa!
Omnipotente,
has salido de Tu Cielo Santo
para obtener victorias extraordinarias
con Tu Propia Mano derecha.
¡Ah!, Señor…

Yo Soy.

Estoy junto a ti, no temas, hijita Mía. Deja que continúe con Mi Mensaje y lleve a cabo Mis designios en ti. ¿Eres feliz de estar Conmigo de esta forma?

¡Mucho!

Amadísima, muy amada de Mi Alma, recibe Mi Paz. Las cargas que soportas sobre tu espalda te son dadas para reparar por todo el bien que no recibo de esta generación. Necesito almas-víctima para reparar y has dado tu consentimiento tan generosamente, hijita Mía…

Yo Te pertenezco. Debido a eso, por amor, Te he dado mi consentimiento.

Estás en Mis Manos y, por tanto, no tienes nada que temer. Te utilizaré libremente para Mis Propios Designios, y te abriré el camino. Yo y tú, juntos, unidos por ataduras de amor, avanzaremos para conquistar un pueblo irreligioso. La gracia vendrá a tu reunión en Rumania.

Apreciada pequeña, recuerda siempre una cosa: Yo, Jesús, estoy contigo. Te amo, Mi Propiedad, Mi resto. El amor está permanentemente a tu lado. Yo te bendigo, ven.