16 de abril de 1993

(Viernes Santo ortodoxo)

He estado siguiendo Tus Pasos,
desde que Tú me reviviste,
e inclinando un poco mi oído,
Te he recibido.
Mi alma se goza en Tu Presencia.
Estoy ahora en Tus Amorosas Manos,
en las Manos de mi Dios.

La paz esté contigo. Endereza el camino para Mi Retorno. Nivela la senda por la que voy a transitar. Abre una amplia vía para la Unidad, amiga Mía. Mi Retorno es inminente. Escúchame: hoy la mayor parte de vosotros juzga con criterios humanos, por eso vuestro espíritu es incapaz de penetrar en las Riquezas de Mi Reino Celestial. A no ser que un hombre vuelva a nacer, no podrá ver el Reino de los Cielos.

Vassula de la Pasión de Mi Sagrado Corazón, alma queridísima, Yo te animaré con las mismas palabras que Mi Espíritu susurró al oído de San Pablo: “Ten ambición de profetizar”1. Esto es lo que te acordarás de decir a Mi pueblo. Diles que deberían estar deseosos de profetizar y, de este modo, honrar a Mi Espíritu Santo.

Señor, muchos condenan las profecías. Yo también lo comprendo, puesto que hay muchos falsos profetas.

¡Hombres de poca fe! ¿Cómo podéis dejar de entender lo que Yo Mismo os he estado enseñando? He dicho que al final de los Tiempos surgirían muchos falsos profetas y que deberíais tener cuidado con ellos, pero ¿no he dicho también que podréis conocerlos por sus frutos? ¿Por qué siguen tan pocos Mis instrucciones?

Yo soy el Cristo, y te estoy enviando precisamente por esta razón, ¡te estoy enviando a las naciones para declarar que Mi Palabra está viva! Por tanto, no cedas y no vaciles ni temas. Yo soy tu Escudo. Sí, Vassula Mía, Yo te he dado el privilegio, no sólo de estar de esta manera especial Conmigo, sino también de sufrir por Mí. Sin embargo, no dudes jamás de que Yo pueda completar esta obra por Mí Mismo. Me basto a Mí Mismo, pero te he escogido para perfeccionarte.

Te digo que tu carrera aún no ha terminado. Puedo asegurarte ya que la acabaré contigo. Ve a las naciones y declara que Mi Ley está viva y que quiero escribirla en sus corazones… Por tanto, ¡alegraos! Alegraos y estad contentos porque Mi Misericordia es incomparable.

¡Estad contentos de que Nuestros Dos Corazones, como Dos Ramas de Olivo, estén entre vosotros para devolveros la salud y curar vuestras heridas! Alegraos y estad contentos de que Nuestros Dos Corazones, como Dos Lámparas, estén guiando vuestros pasos hacia el Cielo, al que pertenecéis. ¿A qué podéis comparar Mi Misericordia?

Y vosotros, a quienes Yo he educado y levantado hacia Mi Luz, agarraos firmemente a Mí. Yo observo cada acción desde el Cielo, y sé que las heridas más impresionantes que recibiré serán en casa de Mis mejores amigos. Tendré que beber del Cáliz de vuestra división, de vuestro corazón irreconciliado y de vuestra apostasía… El rencor y el fraude están matando a los inocentes. No, hijita Mía, no esperes agradecimiento ni compasión del mundo, pero Yo tampoco recibí ninguno de los dos en Mi camino hacia el Calvario.

Le digo a tu pequeño corazón que, a causa de Mi Amor, intensificaré Mis Llamadas y no las disminuiré. Someteré toda boca calumniosa, porque Yo soy el Señor. Por tanto, alégrate, porque debido a las heridas que Mis amigos te infligen,

atraeré a muchos de regreso a Mí.

Haré que los ciegos vean y los cojos caminen de nuevo. Un gran número de vosotros volveréis a Mí. Por tanto, deja de llorar y seca tus ojos…Ven, Vassula Mía…Yo enjugaré tus lágrimas…

2Pronto, la tierra temblará y se sacudirá y, ¡ay!, habrá tantos aun errando en el desierto… Ven a apoyarte en Mí, y confía en Mí.

Ora, porque Me encanta que recuerdes Mi Presencia. Te amo tiernamente y sin medida.

Yo estaré siempre contigo.


1 1Co 14,39.
2 Jesús cambió de tono y parecía hablarse a Sí Mismo.