9 de abril de 1993

Vassula Mía, la paz esté contigo. Mi intención es hacer florecer este desierto y hacer brotar manantiales de las áridas tierras, manantiales que brotarán desde Mi Casa. Traeré a esta generación infiel de vuelta a Mí, pero antes de que esto suceda, muchos que ahora son los primeros, serán los últimos, y los últimos, los primeros. Aprended que vuestro Creador llevará a cabo Sus Obras y que estas Obras testificarán que Él ha enviado al mundo a su criatura para Glorificarle. Por medio de estas Obras, una luz brillará en vuestra oscuridad. De hecho, ya ha comenzado a brillar. Deléitame y agárrate bien a la orla de Mis vestidos. Te lo recuerdo: no te inquietes ni busques la aprobación del mundo, busca sólo la aprobación de tu Creador.

Alumna Mía, trabaja duro para honrar a Aquel que te envía. La sinceridad complace al Padre, y ¡ah! todo lo que tiene el Padre es Mío y todo lo que es Mío es tuyo. Ven, ten paciencia. Yo, Jesús, te amo y te bendigo: reanima a Mi Iglesia. ¿Nosotros?

Sí, Señor.