8 de abril de 1993
Señor, Dios mío,
Tú sabes que la falsedad
no se encuentra en mis labios.
Tú, que puedes escrutar mi alma
e investigar mis pecados,
sabes que soy inocente y no culpable
de todas esas acusaciones
con las que me condenan.
¿Acaso no me has dotado
de Tu Espíritu?
¡Ciudad Mía! ¡Amadísima Mía! Yo soy Quien te ha conducido a caminar en Mis Huellas y en Mi Luz. He venido a decirte que no estás sola. ¿Lo ves? Mis Brazos son como un muro de Fuego a tu alrededor. A ti te digo, no busques la gloria de los hombres, porque cualquiera que es admirado por los hombres, es aborrecible a Mis Ojos. Por eso, deja que te acosen, deja que te persigan y no tengas miedo, cordero Mío, de aquellos que matan el cuerpo, pero, después de eso, no pueden hacer nada más. Te diré a quién debes temer: teme a aquel que, después de haber matado, tiene el poder de arrojar al infierno.
Bendíceme, más bien, por seguir escondiendo a los entendidos y a los listos esas cosas que te he estado enseñando, y revelarlas a simples niños, ¡porque eso lo que Me agrada y deleita Mi Alma! Aprende que cualquiera que te toca,1 ¡toca la niña de Mis Ojos! Haz todo lo que puedas, Vassula Mía, para comparecer ante Mi Presencia como un alma que ha superado sus pruebas con fe. Muéstrame que te mantendrás firme como un árbol, bien arraigada en la Verdad, el Amor, la Fe y la Esperanza, ¡y que, cuando Yo venga a probar tu fruto, pueda alegrarme! Prefiere el sufrimiento antes que ceder a la debilidad de tu carne, hijita Mía. Nadie conseguirá separarte de Mí, así que, ¡alégrate!
¡Ay2 del mundo que pone obstáculos a Mi Mensaje! ¡Y más aún del hombre que los proporciona! Vassula… Yo mostraré Mi Gloria a través de ti. Si algunas de las almas hostiles te rodean, sé para ellas como una espada de doble filo que atraviesa la Mentira. Ruega para que esta Comida Celestial, dada por Mi Espíritu, sea distribuida a los hambrientos y a los pobres. ¡Que Mi Maná llene vuestras bocas! Y tú3, que Mi Alma lanza como una red en cada nación…4 “imé stenakhoreménos para poli; avrio ine i proti stavrossi, ké pali, o Ios Mou tha ksanastavrothi se epta meres…”
Yo revestiré los Cielos de negro… Ruega por la unificación de las fechas de Pascua. Quédate en Mi Paz. Yo, Yahveh, te amo. ¡Proclama Mi Palabra sin temor! Vamos.