2 de febrero de 1993

(Llamé al Señor, pero no pude oírle. Eso me entristeció. De pronto el sonido de Sus pasos1 rompió el silencio, y me habló reprendiéndome:)

Mi Espíritu está sobre ti. ¡Día y noche te he estado esperando!2 ¡Respeta Mis reglas! ¿Por qué frenas nuestros encuentros? Ahora dices: “¿Cuánto va a durar esto?”3 cuando sólo han pasado unos minutos. Mientras que Yo, ¡Yo te he estado esperando varios días! ¿Hasta cuándo tendré que soportarte? Dices que tu alegría consiste en estar cerca de Mí. ¡Eres definitivamente miserable! Insignificante criatura, no olvides quién te sostiene en pie. Yo te he tratado amablemente y he sido tu Apoyo. ¡Explícame, entonces, tu ausencia!

¡Concede al pobre y necesitado
otra oportunidad!
¡Nada me deleita en la tierra,
mas que tu Presencia!

¡Pues escoge estar Conmigo! Te he llamado para que estés en Mi Corazón. No te he llamado para labores de administración.

Pero ¿quién hará el trabajo?

¡No has admitido tu pecado!4

Sí. Pequé por no atenerme a Tus reglas.

Y por no ser fiel a Mí, ¡dilo!

Y por no ser fiel a Ti.

Di:

“Alabaré a mi Señor
y mi alma vivirá sólo para Él.
Y Le serviré sólo a Él,
y mis labios cantarán sólo para Él,
y mi corazón se ocupará sólo de Él,
y desde ahora
mi corazón latirá sólo por Él.
Amén.”5

¿Puede alabarme el polvo? ¿Puede dirigirme sus alabanzas? No, no a menos que Mi Espíritu viva dentro de ese polvo. Sin Mí, no eres nada. La luz de tus ojos proviene de Mi Luz. Yo te enseñaré a obedecerme, porque te voy a poner a nivel del suelo. ¿De qué otro modo se Me puede ver a Mí? Me propongo hacerte progresar en santidad. Coronaré con éxito todos Mis planes, así que no rechaces los encuentros Conmigo. Haz tu trabajo hasta donde puedas, pero ten cuidado de no desatender la mejor parte.

Cuenta Conmigo para darte apoyo y reforzarte. Ora. ¿Nosotros?


1 En sentido figurado.
2 No había acudido a Él durante tres días.
3 Su ausencia y Su silencio.
4 Ahora el Señor se mostraba más severo que antes.
5 Lo repetí tras Él.