18 de enero de 1993

(Sacramento)

(Hoy es mi cumpleaños y primer día de la semana de la Unidad, también fue en otro tiempo la Fiesta de la Cátedra de San Pedro. Hoy me han invitado a hablar en la Catedral del Santísimo Sacramento, por el muy santo obispo Francis A. Quinn. Por la tarde, justo antes de mi intervención, los que me invitaron me ofrecieron un regalo. Al verlo sentí que venía de Jesús, porque Él me había dicho estas palabras el 21 de octubre de 1992:

… “Alégrate y exulta, porque, cuando te toque, te pasaré Mi Cáliz… Me propongo traer nación tras nación a vivir bajo Mi sombra y creer que el Padre Me ha enviado. Sí, llegará el Día en que todos los dirigentes de la tierra, los gobernantes y los hombres influyentes, la población entera, Me reconocerán como el Cristo, el Hijo de Dios Vivo. Y en todas partes, los hombres levantarán las manos reverentemente en oración y adoración, todos a una sola voz y con un solo corazón…”.

Y esto es lo que me regalaron: un Cáliz bañado en oro. Grabadas en él, están estas palabras:

Que todos sean uno
Fiesta de la Unidad Cristiana.
18 de enero de 1993.

Luego, los dos obispos presentes celebraron Misa después de mi plática. Cantó el coro de la catedral y todo fue majestuoso. Utilizaron mi cáliz durante esa Misa por la Unidad, consagrando en él la Preciosísima Sangre de Cristo.

Cuando estaba dando mi plática en la Catedral, y miraba a la multitud que se había reunido, estimada en unas 1.800 personas, me sentí triste. Allí estaba yo, enviada por el Señor para dar una plática sobre la Unidad, frente a quizás un 98% de católicos, “pero ninguno de los míos1 estaba conmigo”. Había, incluso, musulmanes y judíos en la Catedral… Pero el Señor reservó Su regalo sorpresa por mi cumpleaños para más tarde. Justo antes de la Misa, entró un sacerdote ortodoxo con su asistente. Después de la Misa, pidió hablar conmigo. Nos reunimos en la sacristía, y yo comprendí lo que el Señor me estaba diciendo: “Rusia va a ser el país que más Me glorificará”. Era un sacerdote ruso-ortodoxo…

En la oscuridad de nuestra división, brillará una diminuta luz de esperanza de unidad. Esta pequeña luz de esperanza es Rusia. ¡La Unidad vendrá a través de Rusia y ella glorificará a Dios! Le dije al sacerdote ruso que él era mi regalo de cumpleaños de parte de Jesús. Su nombre era Padre Vassili, que es el masculino de mi nombre, Vassula. La otra señal de que la unidad vendrá de Rusia fue que, cuando pedí al Señor que eligiera una oración para iniciar la plática, Él eligió la de un sacerdote ruso: el Padre Sergius Bulgakov. Él me había pedido que abriera un libro al azar y así lo hice. Y lo primero que vieron mis ojos fue esta oración que escribí el 29 de diciembre de 1989. Aquí está de nuevo:

“Oh Jesucristo, Señor y Salvador nuestro,
Tú nos has prometido habitar siempre con nosotros.
Has llamado a todos los cristianos a acercarse
y participar de Tu Cuerpo y de Tu Sangre.
Pero nuestro pecado nos ha dividido
y ya no está en nuestro poder el participar juntos
de Tu Sagrada Eucaristía.
Confesamos este nuestro pecado,
y Te imploramos que nos perdones
y nos ayudes a emprender
las vías de la reconciliación, según Tu Voluntad.
Inflama nuestros corazones
con el fuego del Espíritu Santo,
concédenos el Espíritu de sabiduría y de fe,
de audacia y de paciencia, de humildad y de firmeza,
de amor y de arrepentimiento, por medio de la intercesión
de la Santísima Madre de Dios y de todos los santos.
Amén.”)


1 Los greco-ortodoxos. Había oído que el obispo greco-ortodoxo había prohibido a sus fieles asistir a mi reunión.