23 de agosto de 1989

Vassula, quédate tranquila, recíbeme en paz. Mi modo de proceder contigo es en silencio. Proclama Mi Palabra a derecha e izquierda, y no vaciles jamás. Por Mi Infinito Amor, te he otorgado un don para toda la humanidad. Alábame, ámame, conserva Santo Mi Nombre. Mi Gracia está sobre ti.

Escúchame: una vez esté a punto la Vendimia, tú vendrás a Mí. Yo te aniquilaré enteramente en Mi Cuerpo. Yo, el Altísimo, no te abandonaré jamás, sabiendo que no eres nada. ¿Ves cómo quiero que seas? Sigue siendo nada y habitarás en Mí. Sé complaciente y obediente Conmigo, tu Dios, que está rodeado de miles de miríadas de ángeles de cada jerarquía. Siente Mi Santidad, siente Mi Divinidad. Que tus ojos se fijen en Mí, en Mi Sagrado Corazón. Sé Mi flor. Acércate, baja los ojos cuando Yo te bendigo. ¿Quieres hacerlo ahora? Acepta este Camino que Yo he escogido para ti. Sé sencilla de corazón, porque eso es lo que Me agrada.

Pídeme la Sabiduría y Yo la multiplicaré en ti. Pide el Discernimiento y Yo lo derramaré en ti. Pídeme estas cosas en tu adoración a Mí. Ven, valora todo lo que has aprendido de Mí. Yo soy tu Maestro, tu Educador. Estás aprendiendo de los Labios de la Sabiduría. ¿Lo ves? Te estoy alimentando, Vassula Mía, ¿y sabes de qué?, de Espiritualidad, Mi Fruto, Mi Fruto del Árbol de la Vida. ¿Te das cuenta?

Mi Yahveh es bueno conmigo,
Su Amor es eterno,
Su Fidelidad perdura de edad en edad.
Él me ha sacado de la fosa y me ha sanado.
Ha puesto mis pies sobre una roca
y ha asegurado mis pasos.
¡Cuántos prodigios has hecho en nosotros,
Señor mío!