22 de agosto de 1989

¡Que sea alabado Tu Nombre! ¡Que todo lo que respira Te alabe, Señor mío!

El Amor te ama. Mi Amor trascendente y Mi Misericordia están sobre ti.

Apóyate en Mí. Yo soy tu Guía. No dudes, amada Mía, Yo te colmaré siempre. ¿No te he estado enviando un torrente de Mi Paz y de Mi Amor, como un río? Alégrate, pues, porque Yo el Señor-Estoy-Contigo.

Lee Mi Palabra.

(Abrí entonces la Biblia al azar en Is 49,6.)

(Más tarde:)

Mi Viña está ahora atendida por Mi Propia Mano, porque he escuchado el grito de angustia de los necesitados y de los justos. Los he oído pedirme frutos. Por eso, Yo, el Señor de Misericordia, estoy multiplicando Mis Frutos, como multipliqué los panes y los peces para alimentar a las multitudes. Estos Frutos serán la belleza y la gloria de esta tierra. Levantaré un muro para cercar Mi Viña y no dejar que Mi enemigo la pisotee. Bienamada, Yo, el Señor de la Viña, estoy entre vosotros.

Ánimo, amadísimos Míos. Yo sé cuán privados de luz habéis estado, y sé que habéis estado aprisionados en las tinieblas, pero Yo desciendo a contrarrestar esta oscuridad con Mi Fuego Ardiente de Amor. La tierra entera resplandecerá de luz brillante, y Yo, que soy Amor, viviré entre vosotros.