5 de julio de 1989
¿Señor mío?
Yo soy. La paz esté contigo.
Señor, a veces es difícil.
Vassula Mía, Yo sé que es duro vivir en un desierto, pero recuerda que Mis Ojos no se apartan jamás de ti. Apóyate en Mí. Mis Palabras no difieren de las del pasado. Nunca he dejado de llamar a cada generación a la conversión. Con gran amor y compasión, siempre os tenderé Mi Mano. ¿Estás dispuesta a proseguir con Mis Obras de Amor?
Sí, Señor. Estoy dispuesta, si ése es Tu deseo.
Es Mi deseo. Mi deseo es embellecer a cada alma en la tierra. Mi deseo es dejar que todos prueben Mi Pan. Os amo a todos. Mi deseo es colmaros gratuitamente. Mi deseo es hacer volver a los impíos a su sano juicio.
Vassula Mía, siente Mi Sagrado Corazón. Nunca ha sido tan desgarrado ni tan afligido como en esta era de oscuridad.
Oh, Dios mío…
Sin embargo, cuánto mayor es Mi dolor al ver que tantas almas se dirigen al fuego eterno… Comprende, hijita Mía, que tus sufrimientos no son nada comparados con los Míos. Permíteme descansar en ti.
Quédate en Paz.