4 de julio de 1989

¿Señor mío?

Yo soy.

Recógete en cada encuentro. Recógete, no temas. Mis enseñanzas son sólidas. Permíteme educar tu alma, permíteme continuar Mi Plan Divino. Todo lo que quiero es tu voluntad1. Te estoy dando Mi Paz y Mi Amor, para toda la Eternidad. Yo no te fallaré jamás.

Paz, hijita Mía. Escucha a Mi Madre.

Sí, Señor.

(Santa María, nuestra Santa Madre:)

Vassula, deja que tu alma descanse en el Sagrado Corazón de Jesús y déjale a Él lo demás. Ven, voy a dictarte Mi Mensaje2:

La paz esté con vosotros. Estoy con todos vosotros en esta asamblea, con Mis Manos extendidas bendiciéndoos a todos.

Escuchad las Palabras de la Sabiduría. Todo lo que el Señor busca es vuestro corazón, no Se lo neguéis. Si Le ofrecéis vuestro corazón, Él os dará el Don de Su Amor para conduciros y acogeros en Su Sagrado Corazón, que es vuestro Hogar, el Hogar de vuestra alma. Volved al Señor y ofrecedle vuestra voluntad. Volved al Altísimo y Él os llenará de la fragancia de Su Amor.

Os estoy llamando para alentaros a todos hoy. Nuestras llamadas se extienden por todo este mundo oscuro, este mundo de aflicción y de angustia en que se ha convertido vuestra era. Pido solemnemente a cada alma que medite por qué Jesús y Yo os estamos urgiendo a todos de tan diversos modos y en tantos lugares del mundo, llamándoos a voces a la conversión. Somos como Padres angustiados que se valen de todos los medios para llegar a vosotros y advertiros… a vosotros que sois Nuestros hijos muy amados. Tomad en serio Nuestras Advertencias y Nuestras Llamadas.

Arrepentíos, orad de corazón, venid con amor hacia el Señor. Venid a adorar al Señor. Aceptad el Amor que Él os ofrece. Deleitad Su Corazón y permitidle veros acudir a todos a la Hora de Adoración. El Amor desea amor. El Amor está buscando vuestro corazón. Venid pues al Amor, venid al Santísimo que os implora que correspondáis a Su amor.

Yo soy vuestra Santa Madre que os ama, no lo dudéis. Os bendigo a todos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

(San Miguel Arcángel nos da un mensaje.)

Yo soy San Miguel. Yo soy vuestro San Miguel, a quien pedís protección para que os defienda contra el maligno. No tengáis miedo, vuestras dificultades se corregirán con esta oración.

Permitid que el Espíritu de Amor propague Sus llamadas de Gracia. Escuchad al Espíritu de Gracia, escuchad al Espíritu, porque Su Misericordia es Grande.

No sofoquéis a los que reciben los Mensajes del Santísimo como lo hicieron vuestros antepasados, diciendo a los videntes: “No tengáis visiones” y a los profetas: “No nos profeticéis, porque nosotros ya estamos en la Verdad”. Más bien alzad los ojos y mirad a vuestro alrededor: todos se están congregando y regresando a Dios, vuestros hijos llegando de lejos y vuestras hijas llevadas tiernamente en brazos, porque el Señor ha anunciado esto: “Aunque la noche domine vuestra era, Mi Luz la atravesará y cubrirá esta tierra, y todas las naciones vendrán a Mí, y Yo reuniré de nuevo a Mi rebaño en un solo Santo Redil bajo Mi Santo Nombre.”

Orad, oh hijos del Señor, y permitid que el Señor corrija a Su Pueblo, aceptando lo que viene de la boca de los niños y de los humildes. No temáis, la Salvación está próxima, a vuestras mismas puertas.

Yo os bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Permite al Señor utilizarte, Vassula. Suspira por el Señor. Ámalo, pues es extremadamente Compasivo.

(Más tarde, todavía sedienta de Dios, vine a Él de esta manera especial que Él me ha concedido. Aunque sólo fuera durante diez segundos, yo necesitaba un intercambio de intimidad, una conversación con mi Redentor.)

Señor, Te amo…

Yo soy. Flor, ámame. Me llenas de gozo. Acércate, estoy junto a ti.


1 Vi interiormente a Jesús tendiéndome Su Mano mientras decía: “Todo lo que quiero es tu voluntad”.
2 Mensaje para la reunión de oración del 14 de julio de 1989 en Friburgo, Suiza.