19 de agosto de 1988

Sólo quiero decirte cuánto Te amo,
y quiero darte las gracias, Señor,
por todo lo que has hecho
y estás haciendo aún por mí.
Nunca jamás podré corresponderte
por todas esas gracias.

¿Señor?

Yo soy.

Flor, apóyate en Mí. Daré incluso a los más miserables. Soy un Abismo de Misericordia, pero, para Mi dolor, muchos han olvidado cómo soy Yo realmente. Yo no soy un Dios con preferencias, soy Justo y doy incluso a los más malvados de entre vosotros.

¡Haz saltar Mi Corazón de alegría! Dame tu amor y, aunque a veces sea tibio, Yo lo aceptaré. Dame tu amor y Yo lo perfeccionaré con Mi Divinidad. Ven a Mí como ahora, sin intereses propios, y ofréceme tu amor. No esperes a ser perfecta para ofrecerme tu amor, no esperes a hacerte santa para ofrecerme tu amor. Ven tal como eres, con todos tus defectos y, con Mi Pureza, Yo transformaré tu amor en amor puro, reflejándolo en ti desde lo alto. Pequeña alma, Yo embelleceré todo lo que Me ofrezcas. Por eso, ven a Mí tal como eres, ofreciéndome tu amor, el amor que les falta a tantos…

¡Alma! Si tan sólo supieras cuántas almas están sufriendo ahora en el purgatorio… Lbralas del purgatorio para que puedan venir a Mí. Esas almas ansían estar Conmigo, pero no pueden hacerlo por causa de las manchas que hay en ellas. Líbralas con oraciones y con sacrificios, líbralas amándome, adorándome, líbralas encadenándote a Mí y a Mi Cruz, líbralas con actos de amor, líbralas compartiendo Mis sufrimientos. Vassula, esas almas languidecen por Mí y por estar de nuevo unidas a Mí, y para siempre, pero deben primero purificarse, antes de estar en Mi Presencia.

Señor, has dicho: “… y por estar de nuevo unidas a Mí” ¿Han estado Contigo algún tiempo, después de su muerte?

Yo he liberado sus almas de sus cuerpos, les he mostrado Mi Santo Rostro durante un solo instante y, en ese mismo instante sus ojos ya sin velo, mirándome de frente en Mi Pureza y Mi Luz, han visto inmediatamente La Verdad cara a cara y se han dado cuenta de lo mancillada que estaba su alma por el pecado. Y a pesar de su ardiente deseo de caer en Mis brazos abiertos1 y seguirme, comprenden que eso es imposible antes de limpiar su alma. Así pues, con un agudo dolor de contrición, se retiran y se preparan a ser purificadas. Esto les duele y les quema hasta lo indecible, porque no pueden verme. Mi ausencia les está quemando: la causa de su mayor sufrimiento en el Purgatorio es Mi Ausencia. También experimentan otras clases de sufrimientos, con fuego, dependiendo de sus pecados.

Preparad vuestras almas por anticipado, creación. No esperéis que la muerte os amenace. Conservad vuestra alma limpia y sin tacha. Alimentaos de Mi Cuerpo y bebed Mi Sangre lo más a menudo que podáis. Arrepentíos muchas veces, estad preparados para ese día. Ayunad, el ayuno os ayuda. Escuchad Mi Voz y preparad vuestra alma como si Nuestro encuentro debiera ocurrir hoy mismo. No esperéis. Esperar es dormirse, esperar es dejar vuestras lámparas sin aceite. Estad preparados para encontraros con vuestro Salvador.

Os amo a todos con locura. Comprended que, por Mi Misericordia Insondable, quiero prepararos a todos.

(Más tarde:)

(Santa María)

¿Mamá?

Recibe Mi Paz.

Yo soy tu Mamá, sí2. Vassula Mía, Mis lágrimas y Mis súplicas al Padre han salvado a tu hijo. Ama al Padre, porque es sumamente Compasivo.

¿Qué puedo decir? Darte gracias no es suficiente, todo lo que diga o haga no será suficiente.

Hijita Mía, abandónate a Él, entrégate con frecuencia. Esto agrada a Dios enormemente. Quédate tranquila, porque estás en Sus Manos. Yo te daré Mi Paz. Glorifica a Dios, obedeciéndole.

Te bendigo, Madre.

Yo te bendigo a ti y a tu familia.

(Más tarde, después de esta emoción:)

Vassula, quiero decirte que muchas cosas anunciadas por Mí en Fátima llegarán pronto a realizarse. Yo estoy llena de Gracias y estoy dispuesta a derramarlas sobre Mis hijos desde este año. La hora se acerca y, porque queda tan poco tiempo, Yo, vuestra Santa Madre, estaré más cerca de vosotros de lo que se ha sabido nunca. Derramaré Mis Gracias sobre muchos de vosotros para embelleceros y acercaros más a Jesús, que está sufriendo enormemente.

¡Ah, hija, cada vez que un alma vuelve a Nosotros, se arranca una espina de Nuestros Corazones! ¡Cada vez que alguien exclama hacia Nosotros: “¡Os amo!”, se arranca una espina y se sustituye por una flor!

La paz esté contigo, hija Mía.

¿Nosotros?

Sí, nosotros.


1 Esto demuestra que Dios no echa el cerrojo de su lado, sino que el impedimento viene de nuestro lado.
2 Santa María me dijo algo referente a mi hijo mayor. Nuestra Madre me hizo comprender que gracias a Ella y a las súplicas que elevó a Nuestro Padre, mi hijo mayor sobrevivió a su enfermedad. Esto ocurrió hace trece años, me volvió muy emotiva y me perturbó muchísimo.