21 de septiembre de 1993

(Moscú)

Señor, Te pido, si es posible, que me dictes una Consagración a los Dos Corazones, puesto que me pediste que dijera a los rusos que consagraran su país a Vuestros Dos Corazones. ¿Lo harás Señor para que pueda enviársela?

Hijita Mía, no debes titubear1 Conmigo. Sí, de todo corazón, te daré una. Escribe:

“Designado en las profecías de Tu Palabra,
oh, Señor, sabemos, confiamos y creemos
que el Triunfo de Tu Sagrado Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
se realiza en el próximo futuro.

Por lo tanto, venimos humildemente
a consagrarnos a nosotros mismos,
nuestras familias y nuestro país
a Vuestros Dos Sagrados Corazones.

Creemos que,
al consagraros nuestro país,
no levantará la espada nación contra nación
ni habrá más preparativos de guerra.

Creemos que,
al consagrar nuestro país
a Vuestros Dos Amorosos Corazones,
toda arrogancia y todo orgullo humano,
toda impiedad y dureza de corazón
serán borrados,
y que todo mal será reemplazado
por el amor y las buenas obras.

Creemos que
Vuestros Dos Santos Corazones
no se resistirán ahora a nuestros anhelos
y nuestras necesidades,
sino que, por Su Amor Ardiente,
nos escucharán y vendrán a nosotros,
para sanar nuestras profundas heridas
y traernos la paz.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús
e Inmaculado Corazón de María!
Soplad sobre nosotros
una chispa de Vuestros Dos Corazones
para inflamar nuestro corazón.
Haced de nuestra nación
la Morada perfecta de Vuestra Santidad.
Habitad en nosotros,
y nosotros en Vosotros, para que,
a través del Amor de Vuestros Dos Corazones,
podamos encontrar la Paz, la Unidad
y la Conversión.
Amén.”

Vassula de Mi Pasión, Yo estoy contigo. Único, Todopoderoso, Constante, Fiel, y Veraz, el Amén te está acompañando. Escúchame: los cetros y los tronos nunca Me han impresionado. Por eso la Sabiduría favorece a los pobres y a los no instruidos. Por medio de tu nada, Mi Santa Faz será revelada. Dejaré un recuerdo imperecedero a aquellos a los que Me he revelado voluntariamente2.

Yo Me manifestaré a tu sociedad. No ocultaré que Yo Soy es el Autor de La Verdadera Vida en Dios. Esto3 también es un don del Altísimo… Y tú, hijita Mía, hónrame a Mí, tu Dios, yendo a las asambleas sin miedo de exponer Mi Grandeza. Proclama las profecías que Yo Mismo te he dado, por Mandato Mío, y dejaré que lleguen a los cuatro rincones de la tierra como un relámpago.

Sé generosa en darme tu tiempo y ve a donde se necesite ayuda. Nunca muestres parcialidad. Ve ahora con fe y sé un testigo por siempre. Yo, el Señor, el Santísimo, conversaré siempre contigo. También de este modo4, ¡sí! Vamos.


1 Había titubeado en pedírselo.
2 Cuando Jesús me hace desaparecer y se revela a Sí Mismo, durante reuniones o encuentros.
3 El hecho de manifestarse Él Mismo, apareciendo.
4 Cuando Jesús añadió después, “también de este modo”, fue porque dudé, no comprendiendo si Su conversación sería sólo oral o también por escrito.