6 de agosto de 1988
(Roma)
(Nuestra Santa Madre:)
Vassula no pierdas nunca el ánimo. Yo estoy junto a ti. Penetra en las Llagas de Jesús, penetra en Mi Corazón Doloroso y siente Mi dolor. Siente cómo lloro.
Vengo a muchos1, les muestro Mi Corazón y doy señales permitiendo que Mis Imágenes derramen lágrimas. Me aparezco en diversos lugares, pero los corazones de Mis hijos están cubiertos de una espesa costra, una capa de incredulidad. Ridiculizan a quienes creen. La Palabra de Dios no significa nada para ellos. Ignoran las llamadas de Dios y prestan poca atención a Nuestros avisos. Nadie quiere escuchar las revelaciones hechas por Dios y pronunciadas por Su boca. La fe de tu era ha desaparecido, barrida por la intolerancia, la perversión, la crueldad y la ignominia. Qué afligido está Mi Corazón Inmaculado… Mi Mano no puede impedir por más tiempo que el brazo de Dios caiga sobre vosotros.
Ecclesia necesita ser reanimada y su tiempo de Purificación casi se ha acabado ya. El Espíritu Santo descenderá sobre todos vosotros para daros esperanza, amor y fe, restaurando vuestra fe y alimentando vuestra alma. Esto será conocido como el Gran Retorno, como el Brote de una Fuente Eterna, como el Florecimiento de las Flores. La purga de Ecclesia os preparará a todos para hacer frente a un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Os preparará para presentaros ante vuestro Dios. Comprended el profundo amor que tengo por todos vosotros.
¿Nosotros?
Sí, nosotros.
Ven.