3 de marzo de 1988
Vassula, embellece Mi Iglesia. Entra en Mi Dominio descalza1. Lleva contigo Mi Mensaje. No mires a derecha ni a izquierda. Camina Conmigo directamente hacia Pedro y dale2 en mano Mi Mensaje. Yo estaré junto a ti todo el tiempo. Les recordaré cómo Yo, el Señor, Soy. Sigue mis instrucciones, hijita.
Sí, Dios mío.
Ten fe en Mí y recuerda cómo obro.
Ecclesia revivirá y, en la Casa de tu Padre, los congregarás, los bendecirás y Yo los libraré del mal. Y Yo, el Altísimo, estaré entre vosotros y hablaré por tu boca. Acercaos a vuestro Dios, todos los que Me deseáis, y saciaos de Mi Fruto3.
Venid todos los que Me amáis y seguís Mis Caminos, venid y saciaos. Comed de Mi Fruto y tendréis hambre de más. Venid todos los que tenéis sed, bebed de Mí y tendréis sed de más. El que guarde Mis Virtudes jamás se avergonzará. El que actúe como Yo lo deseo Me glorificará.
Ah, Vassula, ¿te abandonaría Yo jamás? Sigue escuchando y Yo embelleceré Mi jardín, regaré Mi huerto, regaré Mis macizos de flores y haré brillar la disciplina. Cada palabra será escrita por Mí. Yo, el Señor, te he iniciado en el conocimiento de Mis misterios, para Mis intereses y para Mi Gloria.
Padre bienamado, Te amo sin límites, ¡de verdad!
Ven, recuerda, Nosotros…