20 de agosto de 2004

Vassula, préstame atención y escucha bien; escribe cada palabra que oigas…

la Aurora llegará del Este; no susurres Mis Palabras, sino proclámalas con fuerza; ninguna revelación de esta clase se mantendrá oculta; el amor al prójimo debe ser tu principal preocupación; que tu boca se llene de Mis Palabras, exhalando Mi fragancia, perfumando el cosmos; por lo tanto, revélame a los demás para que ellos también puedan beneficiarse y llenarse de gozo; da testimonio y no permitas que los corazones endurecidos o la gente de alma pequeña te desanimen; ¡Yo también los he tenido durante Mi tiempo en la tierra!

Yo soy la Resurrección y la Vida, y por dondequiera que paso, traigo la vida y la luz eterna; protejo a quienquiera que esté en Mi camino, ¡pero hay de aquellos que se alzan contra Mi paso! ¡castigaré su incredulidad el Día del Juicio! Vassula, reúno Mi mirra y Mi bálsamo en cada corazón convertido; por tanto, puedes cobrar ánimo sólo con esto; ya he obtenido un buen número de almas, así que no prestes atención a habladurías, mira más bien los frutos de Mi Obra; Mi Obra es para recordar a todos la auténtica vida de un cristiano; esta generación moribunda ha perdido su dignidad; todos los hombres poderosos se mienten unos a otros, y apenas queda algún devoto, de modo que, ¿he de permanecer en silencio?

se oye una aclamación sobre Mi fruto, que procede de Mis santos y Mis ángeles; sí, hija, te he educado para plantar; siempre se ha sabido que el demonio azuza a sus allegados para que combatan Mi Obra y a aquellos que he escogido y ungido: los que te acusan son los que distorsionan Mi Ley y el Evangelio, llamando malo lo que es bueno; pero he venido a ti, con Mi Cetro, para que Me imites, para que congregues y unas, para que animes y des esperanza, para que ames y sanes; he venido a consolidar Mi Iglesia; te he ungido para que hables en Mi Nombre; quizá no seas una oradora brillante, pero te he adornado de Conocimiento para adornar así a Mi Iglesia y conducirla a la unidad;

día tras día te he enviado persistentemente a dar testimonio a tu propio pueblo 1, pero no Me han escuchado, no han prestado atención; intercede por ellos…

Vassula, desde que se te permitió, por una gracia inefable, levantar el velo del Esposo y descubrir Su Divinidad, desde que Me desvelaste, tu rostro refleja Mi resplandor cuando te hallas en conformidad con Mi Voluntad; las Escrituras dicen que todas las almas que quieran de verdad descubrirme 2, tienen que arrepentirse primero, de otro modo sus veladas mentes permanecerán veladas si no se vuelven hacia Mí; si Mis Palabras no atraviesan el velo, entonces el velo cubre a aquellos que no están en el camino de salvación; sus mentes embotadas permanecerán siempre a oscuras y no obtendrán la luz del conocimiento de Dios ni serán capaces de ver Mi Gloria; la luz del Espíritu, que lo abarca todo y levanta el velo de los que se arrepienten y oran, es la libertad; el Espíritu se sentirá atraído por la sinceridad expresada por esas oraciones del corazón, y Él3 se convertirá en vuestro Consejero, vuestro Amigo, vuestra oración incesante, esa oración incesante que tanto valoro, porque sale del corazón, conteniendo todo lo que hacéis durante el día;

como te decía al principio 4, ten la mente orientada hacia el Oriente; la luz se levantará de allí y todo tomará la forma de un jardín floreciente; he tenido Mi Corazón puesto en Oriente desde el principio; he tratado, por medio de Mis Llamadas, de purgar el mundo, pero sigue aún en la inmundicia de su libertinaje; he llamado incansablemente, pero esta generación no quiere escuchar para permitirme limpiarlos de su inmundicia; el “Día del Señor”, cuando les sobrevenga, los sorprenderá… acepto el sacrificio que Oriente Me está ofreciendo porque Me están honrando con gran celo y generosidad; como un cordón de plata, vuestro rastro quedará detrás de vosotros, como una pauta, para permitir que el resto del mundo lo siga; así, del mismo modo que la bendición de Aarón influyó en Mi pueblo, Oriente influirá en el resto del mundo para que Me reconozcan como su Dios sempiterno;

en Mi Iglesia nada se ha perdido, más bien es la gente la que ha perdido la presencia de Mi Iglesia en sus corazones; el mundo hoy, por su extremo libertinaje, no sólo está lleno de error sino que provoca ostensiblemente Mi Deidad y Mi Ley; ¿cómo puedo reconocer Mi Iglesia en ellos? he venido de esta manera, Vassula Mía, para reanimar la poca vida que queda en esta generación; he venido a mostrar con toda sabiduría y penetración lo infinito que soy en Gracia; ruega para que vean y para que los ojos de su mente se iluminen, a fin de que, por medio de esa luz, ¡puedan ver la esperanza que Mi paso por esta tierra, en vuestros tiempos, encierra para todos vosotros! enséñales, Vassula Mía, lo que significa ‘hacer las paces con Dios’; enséñales qué supone ser parte de Mis allegados5; en cuanto a ti, no te apartes de Mí; permanece en Mí y sé como una fragancia ofrecida a Mí, tu Dios; te he entregado a esta generación como una Señal de la inmensidad del Amor que tengo por todos vosotros;

dime, ¿puede alguien medir Mi magnificencia? de edad en edad muestro Mi Mano poderosa, Mi esplendor y Mi gloria a los pobres de espíritu; desciendo desde las alturas de la gloria para caminar entre vosotros y estar en medio de vosotros; ¡dichosas las naciones que Me han oído! ¡dichosas las que han reconocido Mis actos de amor! ¡dichosas las naciones que Me han acogido como lluvia que cae en el pasto, regando la tierra sedienta! que cada uno de ellas sea bendita en Mí; Mi Nombre es Jesús, el Cristo, y verdaderamente hago milagros todo el tiempo; dicho esto, Yo te bendigo, Vassiliki, porque eres el milagro que he realizado a ojos de todo el mundo; – ámame, hijita Mía, y haz actos de reparación por medio de tu amor por todas las almas que muestran indiferencia hacia Mí y Me odian, junto con Mi Ley, ¡y por todos los que afligen y ofenden Mi Corazón continuamente! Recibe Mi Paz y Mi Bendición; ic


1 La jerarquía y los laicos greco-ortodoxos.
2 El Señor también quiere decir ‘desvelarle’.
3 El Espíritu Santo.
4 De este mensaje.
5 Ef 2, 19.