Escrito por la Hermana Serafín, una religiosa ermitaña, que vive en Holywell, País de Gales, Reino Unido, quien analizó la ‘Verdadera Vida en Dios’ a la luz de sus estudios rabínicos de muchos años.

Cuando leí la Verdadera Vida en Dios, yo habría deseado que sus libros hubiesen sido publicados en un formato similar al de la edición de la Biblia de Jerusalén de 1966. Es decir, con las notas de Vassula al pie de página, la numeración del texto cada dos líneas del Mensaje, en el margen izquierdo y referencias bíblicas completas en el margen derecho, tanto para las citas directas de las Sagradas Escrituras como para las referencias. En la parte posterior de cada libro, habría deseado ver un índice completo de las referencias a las Escrituras, en el orden que tienen los Libros de la Biblia.

Un formato de esa clase no sólo habría sido útil, sino que nos habría ayudado a discernir los escritos y ver en ellos el hermoso amor de Dios por nosotros, hablándonos con dulzura a través de frases del Antiguo Testamento, que a menudo ha sido acusado de representar a Dios como autoritario y vengativo.

Las Sagradas Escrituras son constantemente citadas en La Verdadera Vida en Dios, aunque no se ponen referencias a ellas. Además fluyen en el texto, perfectamente integradas en el conjunto. Estos dos aspectos dan un vivo testimonio del origen sobrenatural de los mensajes. Nadie puede argumentar que son meditaciones privadas o personales, porque uno sólo puede meditar sobre lo que conoce, y Vassula no conocía bien la Biblia.

La gran cantidad de textos bíblicos, que se citan en oraciones o frases, es muy superior a la capacidad mental de memorización de la mayoría de las personas, sobre todo cuando se va citando sin ser consciente de ello y de forma constante. Estas citas pertenecen a todo el espectro de las Escrituras y no simplemente a unos pocos Salmos aislados o pasajes favoritos del Evangelio. Además, muchas citas o términos son esencialmente hebreos y no están traducidas con precisión en algunas de nuestras versiones modernas de la Biblia. Esto sucede sobre todo con algunos textos que, de haber sido inventados, habrían producido expresiones no hebraicas, mientras que La Verdadera Vida en Diosutiliza genuinas expresiones hebraicas. Consideraremos algunas de esas expresiones, junto con una pequeña crítica del texto donde la dimensión judío-hebraica se ve involucrada.

PRIMERO: El Aspecto Gramatical

En Biblias antiguas, como la del Rey Jaime, encontramos que cada versículo comienza con «Y». Por ejemplo, podemos leer en el Génesis: «Y Dios dijo». Si nos fijamos en una o dos versiones modernas, tales como la Biblia Amplificada o la Nueva Biblia Estándar Americana, encontramos otra vez el «Y» (lo cual no se encuentra en otras traducciones).

La razón es la siguiente: en el Hebreo Bíblico hay muy poca gramática. Una enseñanza rabínica dice que la ausencia de gramática y el uso de la conjunción «y» manifiestan que la obra de Dios, desde el comienzo de la creación y durante toda la historia de la salvación, es un acto continuo de Dios, y por lo tanto, se expresa mediante una sola oración continua.

La Verdadera Vida en Dios tiene pocos puntos al final de las oraciones. Éstas se separan unas de otras con punto y coma, dando una forma continua de exponer ideas. La reproducción rigurosa del texto, por lo tanto, es en sí misma un testimonio de autoría divina para los judíos, los eruditos en Sagradas Escrituras y cualquier persona que desee ejercer discernimiento al leer La Verdadera Vida en Dios. Un falso profeta, sin conocimiento de las Escrituras, al escribir, hubiese incluído naturalmente todos los puntos al final de las frases.

SEGUNDO: Mayúsculas para los pronombres personales que se refieren a Dios

En todas las Biblias y las obras literarias judías, se utilizan letras mayúsculas para los pronombres que se refieren a Dios. La reverencia judía por el Nombre de Dios debería ser imitada por un gran número de cristianos, que han dejado de mostrar esta reverencia ortográfica en la gramática. La Verdadera Vida en Dios, igual que la literatura judía, siempre pone los pronombres personales con mayúscula cuando se habla de una de las Personas Divinas o de un Acto en el que Dios interviene.

TERCERO: Carne y hueso

La expresión «carne y hueso» de las Escrituras tiene un significado explícito de parentesco. Hoy expresaríamos el parentesco diciendo: «Eres mi carne y mi sangre». En las Sagradas Escrituras, sin embargo, eso sería una abominación. La verdad es que la palabra «etsem» (pronunciada eh’tsem) significa «hueso» y no sangre. Toda la sangre pertenece a Dios; nadie se atrevería a reclamarla. Todas las Leyes del Pentateuco que se refieren a comer carne afirman que la sangre debe ser drenada y dada de vuelta a Dios, a quien pertenece en forma exclusiva.

En Gén. 2,23, Adán le dice a Eva: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.» Sin embargo, en la Biblia de Jerusalén, desde el Libro de los Jueces 9,2, en adelante, encontramos la frase traducida como carne y sangre. Esto sucede porque trata de tener en cuenta el coloquialismo vernáculo de los pueblos de otras lenguas, tratando de hacer la Biblia relevante para esas culturas. Al hacerlo, la Palabra de Dios cambia y se convierte en un arma utilizada por otras denominaciones, o por la gente judía, como prueba de la supuesta falta de verdad de los católicos. Para corregir esto, el documento de Roma «Liturgiam Authenticam» (Roma, marzo de 2001) instruyó que todas las traducciones de la Biblia utilizadas para la Santa Liturgia fueran fieles al latín. La pureza de la Verdad es esencial para la unidad cristiana y tiene mayores consecuencias que los coloquialismos, que no sólo pasan de moda, sino que también nos separan de aquellos cuyas traducciones son fieles interpretaciones de la Palabra de Dios. Allí donde no se ha llevado a la práctica la fidelidad de la traducción, ha resultado en que los fieles se han familiarizado con la traducción incorrecta «carne y sangre».

La Verdadera Vida en Dios no usa la traducción incorrecta de “carne y sangre», sino que utiliza la expresión bíblica correcta de “hueso de Mi hueso y carne de Mi carne». Este es otro ejemplo de fraseología que habría sido desconocida para un falso profeta. Encontramos que se utiliza dicha expresión en estos Mensajes: 26 de enero de 1997, 12 de noviembre de 1998, 21 de junio de 1999, 30 de junio de 1999, 6 de octubre de 1999, 28 de abril de 2000 y 16 de octubre de 2000, 20 de enero de 2001, 18 de enero de 2002, 17 de enero de 2003, 3 de febrero de 2003. Posiblemente haya más ejemplos.

CUARTO: «Escucha mis pasos»

«Escucha mis pasos» es una expresión peculiarmente judía, indicando la Venida del Mesías y la Era Mesiánica. El Talmud llama a esa Era,ikvesa d’meshicha (‘los pasos del Mesías’). Esto se deduce del Salmo 89,52: «Yahveh, así ultrajan los pasos de tu ungido«. Con frecuencia, enLa Verdadera Vida en Dios, Jesús utiliza esta frase, que no debe confundirse con Su otra frase similar: «siguiendo Mis huellas».

«Escucha Mis pasos» (o «con las huellas») están en la lista de los quince signos que el Talmud ve como anteriores a la venida del Mesías y la Era Mesiánica. Los cristianos también tienen muchas señales que han de preceder a la Segunda Venida y les llaman los «Signos de los Tiempos». Sin conocimiento de la fraseología judía, un falso profeta no habría usado la particular frase judía, sino que habría utilizado la frase cristiana «Signos de los tiempos», exclusivamente.

QUINTO: «Dolores de parto»

El mensaje del 25 de agosto de 1988 dice: “ya han comenzado los primeros dolores de parto, pero, como la Locura misma, Mi creación se ríe de ellos, rechazando Mis primeras señales.» Esta expresión de los «dolores de parto» también es típica de la expectación judía por la llegada del Mesías. Los “dolores de parto por el Mesías” están usados en el mismo sentido que “los pasos del Mesías”, también es uno de los quince signos reconocibles que preceden a Su Venida, y que están ligados en el Talmud (Véase Sanhedrin, comienzo de las dos últimas líneas de la página 96 b y final de 99 a). Jesús Mismo usa la frase para los eventos del Final de los Tiempos, en Mateo 24,8 y Marcos 13,8

Una enseñanza rabínica, en la discusión talmúdica de «los dolores de parto por el Mesías», dice que el Mesías llegará al mundo cuando éste sea totalmente inocente o totalmente culpable. La Primera Venida de Cristo cumple la primera opción, en el sentido de que había Una Persona, María, totalmente sin pecado y totalmente inocente, para recibirlo. María en ese momento representaba, por así decirlo, a toda la nación judía, a pesar de que ésta era pecadora en sí misma. La venida de Cristo en Espíritu a las almas de los purificados por el Segundo Pentecostés llegará en un momento en que la culpa será mundial: solamente con el aborto, que se practica en todos los países de Oriente y Occidente, se cumple la segunda condición. Sin embargo, en el Judaísmo, los «dolores de parto por el Mesías» se refieren a todoslos quince signos, porque incluyen la apostasía mundial (racionalismo), que se manifiesta hoy tanto en el Judaísmo como en la Iglesia. La alusión de Jesús, tanto en los evangelios como en la VVeD, a esos «dolores de parto» que se refieren a Su venida, deberían ser reconocidos por los lectores judíos: “ya estáis viviendo las primeras señales de Mi Retorno; ya han comenzado los primeros dolores de parto…” (VVED, 25 de agosto de 1988).

Refiriéndose a la Divinidad que Cristo comunica a los creyentes, el santo ortodoxo San Simeon habló de la siguiente manera: «Mi muerte ignominiosa es un vestido de inmortalidad y de verdadera divinización para todos los creyentes. Por eso, los que imiten mi impresionante sufrimiento también comparten Mi divinidad y heredarán Mi reino.»

En un pasaje del libro llamado «En la luz de Cristo», del arzobispo Basilio Krivocheine, sobre San Simeón, el autor escribe: “Dios se ve en la luz: Él mismo es una luz inexpresable. Su gloria y Su gracia son luz divina, y así es como Se manifiesta a Simeón. El día del Juicio, Cristo brillará en el esplendor de Su divinidad. Incluso ahora ilumina a Simeón como una estrella distante.»

Y en otra parte del libro afirma: «Cuando Cristo llegue, se convertirá en todo para nosotros y recibirá muchos nombres según Sus obras. Se convertirá en Salud, porque si estamos enfermos nos sanará, en Luz porque nos iluminará, en Vida porque nos hará vivir, en Ropa, porque nos envolverá por completo en Su resplandor, nos cubrirá y nos calentará con la gloria de Su divinidad…»

SEXTO: «Inclinación perversa»

El Mensaje del 15 de abril de 1996 contiene esta exclamación: “¡Oh, inclinación perversa, tierra tan profanada!” La inclinación perversa (yester ha-ra), en la fraseología judía, es lo que los cristianos llaman la consecuencia del pecado original, es decir, la inclinación al mal, que se siente más fácil que hacer el bien.

Sin embargo, el judaísmo extiende este concepto un poco más. Todo mal, en los escritos judíos, está radicado en el «yester ha-ra», la Inclinación Perversa. Satanás también es identificado con el «yester ha-ra», ya que en el Libro de Job, la función de Satanás es tentar al hombre, para fortalecer su sentido moral. Esta tentación sólo está dentro de los límites que Dios impone (ver Job 1,12 y 2,6).

El yester ha-ra se llama metafóricamente «levadura», en el sentido de que es el fermento de la pasión (berakhoth 17a) que dificulta que el hombre cumpla con la Voluntad de Dios. Pero hay otro significado más profundo.

El día antes de la Pesach (Pascua), los niños andan por la casa con una vela, para encontrar trozos ocultos de levadura y quitarlos antes de que comience el Día de la Liberación (la Pascua significa la liberación de la esclavitud en Egipto). El significado más profundo es que antes de la fiesta de la liberación, los judíos quitan de su corazón el yester ha-ra, la Inclinación Perversa, guiados por la luz de su conciencia, que es la «lámpara de Yahveh» (Prov. 20,27).

Todos estos conceptos son evocados, en la mente judía, por la frase «Inclinación Perversa», tal como se cita en La Verdadera Vida en Dios. Además, la eliminación de la Inclinación Perversa, antes del Día de la Liberación, es un mini-reflejo del Mensaje de La Verdadera Vida en Dios, que nos está preparando para el Día del Señor, con la eliminación de todo pecado de nuestros corazones, siempre que respondamos plenamente al Segundo Pentecostés. ¿Puede haber más? Lo hay.

Los rabinos aseguran que el yester ha-ra, la Inclinación Perversa, que es una experiencia común a todo ser humano, será eliminada en la Era Mesiánica. En La Verdadera Vida en Dios, el Señor dice: » Cuando llegue Mi Día, retiraré todo el mal y lo confinaré“ (VVED, 10 de noviembre de 1988). De la misma manera, cuando Cristo reine en Espíritu en los corazones de los purificados, el efecto será el mismo que en el Matrimonio Místico. En ese estado, san Juan de la Cruz enseña que los «Fermentos del Pecado», el nombre que los cristianos dan a la raízdel yester ha-ra, quedarán sin efecto. Nada impuro puede entrar en la Nueva Jerusalén, que descenderá a la tierra (Ap. 21,27, Sabiduría 7,25), otorgando a los arrepentidos el don de un estado de santidad llamado “el Matrimonio Místico”, y manteniendo inoperantes los «Fermentos del Pecado».

Ningún falso profeta usaría una expresión tan evocadora del concepto del mal para los judíos. A Satanás le gusta esconderse, y una parte importante del concepto judío es que la obra oculta de Satanás se aloja en el corazón de los hombres.

SÉPTIMO: El Tercer Cielo

El Mensaje del 12 de febrero de 2000, poco antes del final, hace una referencia al Tercer Cielo. El Tercer Cielo también es mencionado por san Pablo. Es una expresión judía basada en el concepto de que hay siete Cielos. El Tercer Cielo contendría la Jerusalén Celestial y el Templo Celestial donde se encontraría el Arcángel Miguel. Se dice que toda oración y todo rito religioso, ofrecido en el Templo de Jerusalén, habría sido reproducido y representado por san Miguel, para ofrecerlo luego a Dios. Este concepto judío del ofrecimiento a Dios, a través de un ángel, se hace eco en el catolicismo. Nos basta con mirar las palabras del Apocalipsis y las palabras de la Santa Misa. En el Apocalipsis vemos al ángel de pie ante el altar, ofreciendo incienso con las oraciones de todos los santos “y por mano del Angel subía delante de Dios el perfume del incienso con las oraciones de los santos.»

También en la Santa Misa, el sacerdote dice estas palabras después de la Consagración: “Dios Todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el Altar del Cielo, por manos de tu Ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, bendecidos por tu gracia tengamos también parte en tu Reino.»

OCTAVO: «Yo Soy»

A lo largo de los escritos de La Verdadera Vida en Diosencontramos la frase “Yo Soy” usada por el Padre y el Hijo. A primera vista, parece que Jesús está respondiendo a una pregunta de Vassula, cuando ella lo invoca «¿Jesús?» o «¿Señor?». Sin embargo, Él está diciendo el nombre con el cual Dios envió a Moisés a presentarse ante los israelitas. Dios le dijo a Moisés Su nombre completo, «Yo Soy el que Soy«. Pero le dice a Moisés que dé sólo la primera parte del nombre, cuando los egipcios se lo pregunten. «Así dirás a los israelitas: «Yo Soy» me ha enviado a vosotros.» [Ex 3,14]. Ocasionalmente, Dios usa Su Nombre completo, como en el Mensaje del 27 de noviembre de 1990: » “… tu Padre del Cielo sabe que no perteneces al mundo, Él te está enviando al mundo para mostrar al mundo el Corazón de tu Dios, y que Yo-Soy-El-Que-Soy te envía… «

Todo judío reconocería el significado del «Yo Soy» que está al comienzo de tantos Mensajes. Tan peculiar es este título para Dios, y tan reverentemente sagrado se mantiene, que ningún judío se atrevería a pronunciarlo. El uso que Jesús hace de él es una reivindicación inherente a Su Divinidad y así sería reconocido por los lectores judíos. Es posible que el lector cristiano lo pase por alto, porque pensará que Jesús se está identificando, pero si esto fuera así, el verbo ‘Soy’ se habría escrito con minúscula en lugar de la “S” mayúscula que denota un nombre. Los cristianos están tan acostumbrados a llamar a Dios «Padre», que muchos no saben que Dios dio el Nombre «Yo Soy» a Moisés.

Y muy probablemente, este nombre «Yo Soy», utilizado para identificar a Dios, no sería del conocimiento de un falso profeta. Al igual que otras muchas expresiones judías reconocibles, ésta testifica la Divina Autoría de La Verdadera Vida en Dios.

NOVENO: Caínes y Esaús, Abeles y Jacobos

(Ver VVeD 7 de febrero de 1991)

El judaísmo reconoce una “línea generacional maléfica” que pasa por Esaú, como perseguidor de Jacob, y que continúa a través de todo el Éxodo, donde la batalla de Rephidim estaba destinada a extinguir la raza de Jacob. La línea del mal pasa a través de Agag. Conociendo de antemano los males que esta línea acarrearía al pueblo judío, Dios destinó al rey Saúl para poner fin a la línea maligna, pero Saúl desobedeció. Por lo tanto, el diabólico intento de eliminar al pueblo judío continuó. El intento de aniquilar a los judíos se debía a que Satanás quería impedir que naciera el Mesías, que redimiría a los hombres. (Debe recordarse que Satanás estaba en el Jardín del Edén, con Adán y Eva, cuando Dios hizo la promesa de un Redentor.) Más tarde, en la época de la reina Ester, encontramos a Amán, descendiente de Agag, de la misma línea generacional maléfica, que trata de eliminar a la nación judía. La frecuente referencia de Jesús a los Caínes y a los Esaús, en la Iglesia, se entendería plenamente en el pensamiento judaico.

Esaú significa rojo. Esaú nació cubierto de pelo rojizo y vendió su primogenitura por un guiso de lentejas rojas. La tierra de Edom, donde se estableció, significa «Tierra Roja». Los guerreros, entre sus descendientes, vestían de rojo y tenían escudos pintados de rojo. Fueron los pobladores de Italia (denominada en la Biblia como la Tierra de los Juncos, de color rojizo). El manto rojo, italiano y romano, que pusieron a Jesús como burla, es un símbolo profundo de todo el mal que la línea de Esaú inflige al Mesías, tratando de eliminarlo. La bandera roja del comunismo ateo continúa la «línea espiritual de Esaú». Es justamente el ateísmo el que ha causado la apostasía, porque el ateísmo es hijo del racionalismo y del naturalismo. El racionalismo y el naturalismo han introducido al Esaú espiritual dentro de la Iglesia, como afirman los Mensajes de La Verdadera Vida en Dios.


1. Las leyes deducidas de las Sagradas Escrituras se conocían como la Tradición Oral o «Torah Oral». Estas fueron escritas por temor a perderse por la diáspora judía y se conocieron como la Mishná. Las leyes posteriores deducidas de la Mishna fueron recopiladas por el rabino Príncipe de Judá y se conocieron como el Talmud. Ni la Mishna ni el Talmud se consideran canónicos.

2. Afición al Pecado – en latín «peccati formitem». Antes de la caída, Adán y Eva tenían el don de la «Justicia Original», es decir la unión absoluta con Dios y la perfecta facilidad de vivir en sumi