16 de noviembre de 1988
(Desde ayer Satanás me está atacando ferozmente. Jesús me lo había advertido. Satanás conoce mis puntos débiles y se lanza sobre ellos. Mi mayor debilidad es mi inseguridad ante esta revelación, principalmente por lo que soy. Yo no soy ni un ángel ni una santa, cometo muchos errores y realmente no sé nada. Luego, siento a veces que Jesús no añade señales sobrenaturales y extraordinarias como con otros místicos. Así que Satanás me ataca por ahí, alimentando esos puntos débiles a su conveniencia, y atormentándome.)
Vassula, soy Yo, el Señor. Cada vez que dudas, Me hundo en una profunda tristeza. Mi Corazón sufre… ¿Estás dispuesta a continuar Mi Obra?1
Di: “Gloria a Dios y bendito sea Nuestro Señor”.
¡Gloria a Dios! ¡Bendito sea Nuestro Señor!
¡Vassula!2… Vassula, hijita Mía, no te dejes engañar por Satanás. Está combatiéndote por medio de la sugestión. Está combatiendo Mi Plan. Cada vez que subes un peldaño, brama de furia. Yo estoy a tu lado para avisarte, pequeña.
Vassula, Mis señales para esta revelación son, esta vez, limitadas. Recibo más gloria haciéndolo de esta manera. Ya te he explicado por qué. Quiero que la Fe esté por encima de todo, sin que haya demasiadas señales extraordinarias dentro de esta revelación. Quiero que sea sencilla. Te he dicho que la única señal que daré serás tú misma y tus frutos, que son principalmente las conversiones. Sé la falta de fe que hay en vuestra época y ésta es la razón por la que serás perseguida. Pero ¿acaso no fui Yo perseguido también? No Me creyeron a pesar de Mis Frutos.
Te estoy otorgando muchas gracias, Vassula, aunque no merezcas ninguna. Tengo servidores que merecen mucho más que tú. No obstante, Yo les limito las gracias. No te estoy juzgando, sólo te lo recuerdo. Todo lo que pido de ti es amor. Ámame a Mí, tu Dios, con toda tu alma y con toda tu mente, porque Yo te he creado para que Me ames, para que Me ames con un amor especial, profundo, inconmensurable.
He abierto Mis Puertas del Cielo y te he permitido entrar. Te he acogido en Mi Morada, donde sólo se encuentran Mis Elegidos. He hablado a Mis Elegidos de Mi Plan de Salvación. Por Mi Misericordia Infinita, lo he estado preparando en secreto. Se lo he anunciado a Ellos en Mi Morada. Les he dicho que había puesto Mis Ojos en ti: dije que escogería a la más ínfima de todas Mis criaturas, la más débil y la más miserable de toda la eternidad, a fin de mostrar Mi Gran Misericordia y Mi Autoridad. He descendido hasta ti, para buscarte entre los muertos y resucitarte, elevándote hasta Mí, porque ésa era Mi Voluntad.
Luego he preparado una mesa para ti y Yo Mismo he puesto Mi alimento en tu boca, con Mi propia Mano. ¡Cómo te amo Yo, tu Dios! ¡Te amo con un amor celoso! Después te he ungido con Mi óleo y te he hecho Mía. Te he desposado y Me he convertido en tu Dueño. Te he colmado de gracias y te he enriquecido con Mis joyas. ¿Acaso no te he dado Mi Cruz, Mis Clavos y Mi Corona de Espinas? ¿Qué tesoros más valiosos podría ofrecer un Esposo a Su bienamada?
Yo, que soy el Espíritu de Amor, te he enseñado a amarme y a crecer en este amor. Te he presentado a Mis ángeles. Comparto contigo todo lo que tengo. Vives en Mi Casa, vives en Mi Sagrado Corazón, bendecida por Mi propia Mano, santificada por Mi Gracia.
Trata de comprender porqué Satanás te está acosando. Está persiguiendo Mi Plan para destruirlo. ¡Si tan sólo supieras la batalla que se está librando! Pero la tierra siente las vibraciones de esta batalla. Así pues, cuidado con él ¡y no dejes que te engañe!
¡Cómo podría yo hacer nada sin que Tú me ayudaras! Por favor ¡no se lo permitas! Por favor, ¡impídele acercarse!
Si supieras cómo te protejo… Mira, mira esto:
(Me vi de pie, rodeada por un círculo de ángeles que se agarraban de la mano para cerrar el paso.)
A Satanás no se le permite ponerte un dedo encima3. Te lo prometo. Yo, por Mi parte, no te abandonaré jamás, ni te descuidaré. Conmigo no te faltará nada. Te he dado Mi Paz y te he demostrado el amor de predilección que siento por las almas pequeñas. Te he mostrado Mi Sagrado Corazón.
Así pues, Vassula Mía, estás hecha para amarme sin medida y para deleitar Mi Alma. Debes desearme siempre, debes obedecerme, agradándome. Debes aplacar Mi cólera, debes consolarme y ser Mi descanso. Debes adorarme, debes esperar en Mí. Debes creer en Mí total y ciegamente. Éstos son los principios de Mi Corazón.
Hónrame siendo Mi Reflejo, y glorifícame aceptando todo lo que te estoy dando. Flor, vive sólo para Mis intereses y Mi Gloria. Acepta siempre con alegría todo lo que Yo te doy.
Sí, Señor mío, lo estoy intentando.
Yo estoy Presente en todo momento. Recuerda: si Yo no hubiera venido a rescatarte, ¿estarías ahora deseándome a Mí, y solamente a Mí?
No, Señor.
Yo te he enseñado lo que significa la Verdadera Vida en Mí. Ora a menudo, reza diariamente el Santo Rosario, porque esta pequeña cadena, ¡será La Cadena con la que Satanás será encadenado y vencido! Te doy Mi Paz. No dudes jamás. ¿Nosotros?
Para siempre. Amén.
(Cuando la Sagrada Escritura dice que Satanás será encadenado (Ap 20,2), creo que acontecerá cuando toda la humanidad, el globo entero, rece el Santo Rosario. Cuando llegue ese día, Satanás será vencido y aplastado por “la cadena” del Rosario.)