Discurso de Vassula Ryden ante la Conferencia Ecuménica del Consejo Mundial de las Iglesias.
Lo que sigue es una transcripción del discurso de Vassula Ryden en la Conferencia Ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias, celebrada durante la Semana de la Unidad, el 23 de enero de 1992, en el Centro Ecuménico, Ginebra, Suiza.
[La Sra. Vassula Ryden es una voz de espiritualidad y unidad. Ella habla a todos los cristianos: ortodoxos, católicos y protestantes, transmitiendo un mensaje de paz, amor y unidad: «Que todos sean uno», por la gracia del Espíritu Santo. Muchos de los que han escuchado el mensaje han encontrado que es una fuente profunda de inspiración. Ha sido invitada por colegas interesados.] ( del material que presenta la charla de Vassula)
Os leeré una pequeña introducción sobre mi persona, y luego os leeré algunos mensajes sobre la unidad.
He sido bautizada ortodoxa griega, de padres griegos, aunque todos nacimos en Egipto. Mi esposo es sueco y luterano. Tengo dos hijos y soy ama de casa. Nunca me enseñaron el catecismo, y mucho menos teología. Abandoné la práctica de mi fe por completo, especialmente cuando me casé. No había oído decir que el Señor pudiera darnos favores extraordinarios, como locuciones y visiones intelectuales, o luces infundidas en el intelecto.
Un día, cuando menos lo esperaba, Dios entró de repente en mi vida y se apoderó de mí. Fue a finales de noviembre de 1985. En esa parte del mes estaba preparando una exposición de pintura. Solía jugar al tenis de la mañana a la noche (siempre que quisieran a Vassula podían encontrarla en la cancha de tenis), y a menudo modelaba ropa.
Dios estaba muy lejos de mí. Cuando Dios quiso acercarse a mí, envió primero a mi ángel de la guarda. Éste vino a mí mientras preparaba una lista para el almacén. Se presentó y me dijo que su nombre era Daniel. ¡Tan simple como eso! Os podéis imaginar mi sorpresa y mi alegría. Más tarde, descubrí que podía comunicarme con mi ángel. Escuchaba su voz en el corazón y lo escribía, como bajo un dictado. Mi simple pensamiento, que también escribí, fue respondido. Y todo comenzó en ese estilo.
El primer día, cuando se lo comuniqué a mi esposo, ni se me pasó por la cabeza que podría dudarlo. Él sabía que yo estaba en mi sano juicio. Yo no solía inventar cosas así. Simplemente me creyó. El Antiguo Testamento con frecuencia nos muestra que los ángeles son usados por Dios, no sólo como mensajeros, sino también como instrumentos.
Después de una semana, mi ángel me pidió que leyera la Biblia, pero yo no tenía ninguna en casa, así que me dijo que me fuera a buscar una. Lo hice, y cuando la abrí para leer, como él me dijo que lo hiciera, abrí en los salmos, y leí, pero no pude entender nada, aunque estaba en inglés. Ese era Dios, tratando de mostrarme que estaba ciega y que todo estaba oscuro a mi alrededor, por eso no podía entender aquellas palabras.
El ángel me sometió a una purificación. Comenzó mostrándome todos los pecados de los que no me había arrepentido, de una manera muy especial, muy especial, porque, era como Dios ve nuestros pecados, y no como nosotros los vemos. Y hay una gran diferencia. Sufrí mucho porque me odié a mí misma, y odié todo lo que había estado haciendo.
Mi ángel me pidió que fuera al seminario, que estaba justo frente a nuestra casa, en Bangladesh. Encontré a un sacerdote, y le conté todo, revelándole mis escritos. Se quedó atónito y no me creyó. Yo quedé destrozada porque, en mi ignorancia, realmente pensé que él me entendería, ya que él trataba día y noche, con Dios y con los ángeles. A partir de entonces, me empezó a tratar como a una persona fuera de sus cabales. Luego me envió a otro sacerdote, el cual concluyó que estaba tratando con Satanás. Así que me encontré con uno que pensaba que estaba loca, y con otro que creía que estaba poseída.
Después de unas pocas semanas, en lugar de la visita regular de mi ángel, fue el Señor mismo quien me visitó. En el estado en que estaba, no salté de sorpresa. Como no conocía al Señor, consideraba iguales a todos los que descendían del cielo. Lo primero que dijo el Señor fue: «Yo, Dios, te amo. Ámame». Entonces me pidió que le dijera el Padre Nuestro.
Unos días más tarde, Jesús me hizo una pregunta: «¿Qué casa es más importante, tu casa o Mi Casa?» Le dije: «Tu casa, Señor». Entonces, me bendijo. Después dijo: «Mi Casa está en ruinas. Renueva mi casa». Casi lloré, preguntándome: «¿Cómo? ¿Cómo puedo hacer algo? No sé nada sobre la Iglesia. Y no sé nada de catecismo, absolutamente nada. Estás pidiéndome algo que no puedo hacer».
Mientras tanto, el primer sacerdote, que había pensado que yo estaba perturbada mentalmente, comenzó a sospechar que todo podría ser de Dios, y dijo: «Vassula, siento mucha pena por ti, porque Dios no viene a nadie de esa manera, dándote tantas gracias, sin querer algo a cambio».
Muy cieto. Un día Jesús me preguntó: «¿Te gustaría servirme?» Y no respondí porque estaba asustada. Como yo iba escribiendo todo, en ese momento levanté la mano del papel, porque no quería que esto se escribiera. Realmente me asusté. No sabía lo que Dios me pediría. Pensé que tal vez Él podría decirme que abandonara a mi familia y me metiera de carmelita. No estaba lista para esas cosas. Entonces, lo aparté de mí. Pero no podía estar incomunicada todo el día y toda la noche porque Él, justo después de eso, me había dicho: «Puedo permanecer en ti, a pesar de tu increíble debilidad». Entonces me sentí muy, muy arrepentida, y decidí lanzarme a la oscuridad, más o menos. Al día siguiente, me presenté con Su propia pregunta: «¿Quieres que yo te sirva?» Y Él me contestó: «Te elevaré para apaciguar Mi Justicia. Te resucitaré para deleitar Mi Alma. No tienes méritos, ninguno en absoluto, pero te favorecí, a pesar de tu miseria, porque mi lealtad y mi gentileza no tienen medida».
Un día, el Señor me dio una visión de tres barras de hierro, elevadas verticalmente y cerca unas de otras. La visión me persiguió toda la mañana. Luego me infundió una luz para entender su significado, y comprendí que representaban a los católicos, protestantes y ortodoxos. Entré en pánico y le dije: «No, no quiero involucrarme en esas cosas. Fue agradable estar sola Contigo, pero ahora que vas a hablar de iglesias, no quiero continuar con estos mensajes. Mantenme fuera de esto. En cualquier caso, no tengo idea de los programas de las iglesias. Toma a alguien que sepa más sobre esas cosas, y que tenga autoridad, y que sea respetado por las iglesias».
Pero Jesús dijo: «Te formaré y te enseñaré». Le dije: «Pero no sé nada en absoluto». Y Él dijo: «Te he elegido porque no tienes autoridad, y no eres nada. A través de tu nada, revelaré Mi Grandeza. A través de tu miseria, mostraré Mi Misericordia. Y a través de tu fragilidad, Mi fuerza. Continúa siendo una nada, para que Yo pueda ser Todo. No quiero rivales. Muere a ti misma, para que Mi Espíritu respire en ti. Borrate a ti misma para que sólo Yo pueda ser visto. Te he elegido, sin ser apta para esta tarea, indefensa y pequeña, sin prestigio, para manifestar a través de ti Mi Amor Apasionado. Mi iglesia necesita una renovación. He venido a consolidar Mi Iglesia, así que permíteme utilizarte.»
Fui llamada a tomar dictado Divino todos los días. El Señor siempre me pide permiso: «Permíteme usar tu mano, permíteme usar tu tiempo». Nunca me obliga. Con mi permiso, Él comenzó a separarme de todo lo que había tomado Su lugar. Mis primeras lecciones fueron aprender a amarlo. Él solo tenía que revelar Su Corazón, y cuando vi las profundidades de Su Amor por todos nosotros, y las heridas que todavía le estamos infrigiendo, solo pude rendirme y amarlo. El Señor me pidió que me apoyara en Su Corazón, al igual que Juan. Cuando Juan se apoyó en Su Corazón, Le fue dado el coraje para estar junto a la Cruz con Jesús.
El Señor me mantuvo oculta, enseñándome y dictándome durante tres años. Estaba sola. No había nadie que me aconsejara. Jesús me explicó los problemas de la Iglesia. También me explicó partes de las Escrituras, por ejemplo, los pasajes del Apocalipsis 11,12-13, y 21-22. 11:12-13, 21-22.
Entonces, exactamente después de esos tres años, el Señor me empujó a salir en público. No tenía idea de que los mensajes eran ecuménicos, ni de que estaban imbuidos de las enseñanzas del Espíritu Santo. He recibido nueve profecías sobre Rusia, donde una de ellas se ha hecho realidad.
El otro gran tema que Jesús está planteando es la Unidad, y esto es lo que les leeré hoy. Tomaré directamente Sus palabras, que están impresas y ustedes tienen copias, creo. Solo tomaré extractos, porque todos los mensajes son muy largos.
Este es uno de Sus mensajes:
“Diles que quien afirma ser justo y, no obstante, permanece dividido, comerá del fruto que él ha sembrado y perecerá; diles también cuánto aborrezco los corazones insinceros; sus solemnidades y sus discursos Me cansan; diles cómo vuelvo la cara ante su altanería y su rigidez; ciertamente su juicio puede parecer magnífico e impresionante a los hombres, pero no a Mí; Yo no puedo felicitar a una iglesia moribunda, casi putrefacta; di a los que quieran oír que: a menos que bajen sus voces, nunca oirán la Mía; si bajan sus voces, entonces empezarán a oír la Mía y así harán Mi Voluntad;»
Yo soy Uno y, no obstante, cada uno de ellos se hace un Cristo a su medida; Yo soy La Cabeza de Mi Cuerpo y, sin embargo, lo único que veo son sus cabezas, no la Mía; diles que agachen sus cabezas y verán la Mía; diles que se abajen ellos, para que Yo pueda elevarlos hasta Mí… di a todos que Yo estableceré Mi Reino en medio de la pobreza, entre ésos mismos que tienen tiempo para escuchar a Mi Espíritu, para adorarme y para hacer Mi Voluntad. ¡En ésos se alegra Mi Alma!” (7 de Octubre de 1991)
Esta fortaleza que han levantado para dividiros está ya condenada por Mí; todos sois hermanos en Mí, esto es lo que has de enseñarles a creer y persuadirles para que lo hagan; – en cuanto a los que continúan divididos en cuerpo y espíritu, diferenciándose bajo Mi Santo Nombre, les digo, como dije a la iglesia de Sardes: ‘tenéis fama de estar vivos a los ojos del mundo, pero no a los ojos de vuestro Creador; revivid lo poco que os queda; está a punto de morir y donde esté el cadáver se reunirán los buitres;
¡uníos!
¡congregaos!
¡invocad Mi Nombre juntos!
¡consagrad Mi Cuerpo y Mi Sangre juntos!
¡no persigáis al Camino!
humillaos y doblegaos para poder uniros y glorificarme; habláis del Espíritu, pero no actuáis en el Espíritu; ¡habláis del Camino, pero sois los primeros en obstruirlo! qué poco Me conocéis… invocáis Mi Nombre y, sin embargo, asesináis a Mis Hijos entre el santuario y el altar; os digo solemnemente que todo esto se os recordará el Día del Juicio; ¿podéis presentaros ante Mí y decirme con sinceridad: “estoy reconciliado con mis hermanos”? ¿podéis decirme sinceramente: “no me he diferenciado entre hermanos bajo Tu Santo Nombre, los he tratado como a mis iguales”? cuando presentéis vuestro caso ante Mí, os diré entonces a la cara: “fuera de aquí; no habéis tratado a vuestros hermanos como a iguales; habéis masacrado Mi Cuerpo diariamente; ¿dónde está vuestro triunfo? Mientras Yo construía, vosotros derribabais; mientras Yo reunía, vosotros dispersabais; ¡mientras Yo unía, vosotros dividíais!” a pesar de todo, incluso hoy, si venís a Mí tal como sois, Yo puedo sanaros, puedo transfiguraros, y Me glorificaréis.
Yo estoy gritando y tratando de atravesar vuestra sordera para salvaros; y si os reprocho se debe a la Inmensidad del Amor que Yo tengo por vosotros; … diles que el Corazón del Señor es Amor, y que el Corazón de la Ley está basado en el Amor; di a Mi pueblo que no quiero administradores en Mi Casa; no serán justificados en Mi Día, porque ellos mismos son los que han industrializado Mi Casa; os he enviado Mi Espíritu para que viva en vuestros corazones; por eso el Espíritu que vive en vosotros os mostrará que Mi Iglesia será reconstruida dentro de vuestros corazones, y os reconoceréis los unos a los otros como hermanos en vuestro corazón. (14 de Octubre de 1991)
Y Jesús pregunta:
¿hermano, debo soportar una temporada más el dolor que he estado padeciendo año tras año? ¿o vas a darme descanso esta vez? ¿he de beber una temporada más el cáliz de vuestra división? ¿o darás descanso a Mi Cuerpo, unificando, en atención a Mí, la Fiesta de Pascua? unificando la fecha de Pascua, aliviarás Mi dolor, hermano, y te alegrarás en Mí y Yo en ti; y devolveré la vista a muchos;
«Os digo solemnemente: convocaos, reuníos todos vosotros y escuchad esta vez a vuestro Pastor: Yo os guiaré por el camino que debéis ir; enviad Mi Mensaje a los confines de la tierra.»