25 de octubre de 1991

¿Señor?

Yo soy.

Señor,
átame aún más a Ti, ahora,
y presérvame de los insultos de los hombres
porque vivo ecuménicamente.
Átame a Tu Corazón y, cuando camine,
que Tu Luz sea mi Guía.
Cuando me acueste,
que Tu Espíritu me guarde,
y cuando me despierte,
haz que mi espíritu hable con Tu Espíritu.
Haz que actúe como Tú y Te corteje.
Haz que mi corazón ansíe buscarte,
para que yo cumpla todo lo que Te he prometido.
Recuérdanos a todos, Señor,
lo que Tú nos habías dado.
Nos habías dado una Santa Iglesia vigorosa,
llena de Tu Espíritu Santo,
no unos escombros vacíos.
Nos habías dado Un Solo Cayado sólido,
no dos o tres, o un montón de astillas.
¿Adónde ha ido a parar todo eso?

Vassula, déjame decirte en primer lugar que los insultos de aquellos que te insultan caen sobre Mí. Por tanto, no renuncies. Lleva Mi Cruz de Unidad de nación en nación y sé Mi Eco para refrescar la memoria de Mi pueblo. Estoy enviando Mi Espíritu Santo para recordarles que adopten un amor mutuo que conduzca a la paz y a un entendimiento mutuo. En Mis Mensajes preliminares sobre la Unidad, Yo os había pedido a todos que os doblegarais, pero ¿cuento hoy con alguien que esté dispuesto a escuchar lo que dice Mi Espíritu?

–¿Queda entre vosotros algún hombre bueno?
–¿Hay alguien que realmente Me busque?
–¿Ha bajado alguien ya su voz para escuchar la Mía?
–¿Quién será el primer hombre justo entre vosotros que se inclinará y desaparecerá para
ue se vea Mi Presencia?
–¿Quién de vosotros está dispuesto a agachar su cabeza y permitir que se revele Mi
abeza?
–¿Hay algún hombre generoso entre vosotros que baje su voz y escuche Mi oración suplicante al Padre?:

“Padre,
¿he de beber una temporada más
el cáliz de su división?
¿O unificarán al menos la Fiesta de Pascua,
aliviando en parte Mi dolor y Mi tristeza?

¿Durará mucho más este reino de Tinieblas?
Han hecho pedazos Mi Cuerpo
y han olvidado que es Mi Cabeza la que fortalece
y mantiene unido el Cuerpo entero.

¡Oh Padre! Reconcílialos
y recuérdales que, por Mi muerte en la Cruz,
Yo les he dado Mi Paz.
Infúndeles el Espíritu de Verdad,
en toda Su plenitud dentro de sus corazones.
Y cuando vean su desnudez, comprenderán.
Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen.”

La Ciudadela de los orgullosos se derrumbará
en un montón de polvo, hijita Mía1.

Su orgullo y su gloria se desplomarán cuando Mi Espíritu les asedie. Tan solo espera y verás.

Escribe: ¿Estáis escuchando de verdad? ¿Estáis escuchando realmente lo que Yo estoy diciendo? Lo que os estoy diciendo significa Paz, para los Míos y para Mis amigos. Lo entenderían si, desde hoy, renunciaran a su locura.

Para aquellos que Me aman sin reservas, y que Me temen, Mi ayuda salvadora está al alcance de la mano, y la gloria vivirá entonces en cada uno de vosotros. El Amor y la Lealtad pueden encontrarse, la Rectitud y la Paz pueden abrazarse. La Lealtad puede subir desde la tierra porque la Rectitud siempre se ha inclinado desde el Cielo. Os he estado otorgando felicidad, ¿qué cosecha ha dado vuestra tierra? La Rectitud siempre Me precede y la Paz sigue Mis Pasos. ¿Puedo decir lo mismo de vosotros? ¿Quién compensará todos vuestros años de división? Las solemnidades y los discursos no Me interesan. El fingimiento y la alabanza de labios afuera tampoco Me engañan.

¡Oh, hija! Lo que deseo que comprendan, especialmente aquellos que viven en Mis Llagas, es que Mi dolor es inmenso. Y la razón por la que he dicho algunas cosas con bastante severidad es para permitirles predicar algo del Espíritu y no de la letra. Quiero llenar su espíritu de Mi Luz Trascendente, para que vean las cosas con Mis Ojos y no con los suyos. Para que vean las cosas bajo Mi Luz Divina y no bajo la suya.

Se Me conoce por ser Fiel y Recto y esto no significa que, porque ellos carezcan de fidelidad y de rectitud, Yo también les demuestre menos Fidelidad, Rectitud y Paz, y no vaya a acudir a socorrerlos. Incluso si todos ellos se alejaran de Mí y de Mis Caminos, Yo permaneceré Fiel y Veraz2. Mi Espíritu estará obrando para restaurar la Paz entre los hermanos y, a través de Mi Cruz y de Mis Llagas, Yo os uniré a todos en un único Cuerpo y haré que Me glorifiquéis alrededor de

Un Solo Tabernáculo

y la barrera que os mantiene separados se romperá. El interdicto se levantará3 y Mi Trono Sacrificial volverá a su lugar.

Venid a Mí como niños pequeños, para que Yo pueda abrir los ojos de vuestra alma y podáis ver la Esperanza que Mi Llamada contiene para

vosotros.

Bendíceme, hija, ven.

Te bendigo, Señor.

“Traed al pueblo
que es ciego, aunque tiene ojos;
que es sordo, aunque tiene oídos.
Que todas las naciones se reúnan
y se congreguen todas las razas.
Que los hombres Te escuchen
para que puedan decir:
¡Es verdad!”4


1 Aquí tuve la impresión de que era el ‘Padre’ quien estaba contestando.
2 Ap 19,11.
3 Ap 22,3.
4 Is 43,8