1 de noviembre de 1996
Salvador mío,
doy gracias a Tu Santo Nombre
por Tu Amor y Tus maravillas.
Pero ya ves, a veces mi ánimo decae
y en medio de mi miseria,
—miseria debida a mi propia culpa—
siento que las cosas se levantan
como una galerna que irrumpe azotándome,
cual olas gigantescas.
Y yo grito:
“¡Ay! ¿Qué puedo hacer?”.
Y hasta que las olas no se calman de nuevo,
mi alma no puede saborear la Paz…
No temas, esfuérzate por agradarme. No Me impidas que esté contigo también de este modo, sólo tú y Yo…
Sé Mi peregrina, la peregrina de Mi Corazón, y permanece en Mi Corazón para siempre. Yo te garantizo que tu alma gozará los deleites de Mi Sagrado Corazón. Mis Labios seguirán alimentándote y Mi Corazón seguirá amándote y consolándote. Cada paso que des, lo darás Conmigo, tu Salvador.
¿Eres feliz ahora que estás Conmigo de este modo, hija de Mi Corazón?
Señor, hasta hoy mismo, después de todos estos años de estar en conversación Contigo, ¡aún sigo deslumbrada y sin comprender Tu elección! Aquí estaba yo, un cadáver sin honor y ¿quién viene a visitarme? ¡El Invencible, el Altísimo! ¿Y ahora me preguntas si estoy contenta de estar Contigo?
Sí, te lo he preguntado, hija1…
Yo nunca he merecido todo esto, y no puedo expresar ningún pensamiento que sea digno de Tu Don, puesto que Tú Mismo eres ese Don.
Tú eres mi alegría, mi paz,
mi incienso, mi sonrisa, mi risa,
Tú eres mi delicia, mi vida,
mi aliento, la luz de mis ojos,
Tú eres mi padre, mi madre,
mi hijo, mi amigo,
¡Tú eres mi Señor y mi Dios!
Tú eres el resplandor de mi alma,
y no hay nadie que se compare Contigo.
Por tanto, sí, ¡muero de felicidad
cuando estoy Contigo!
¡Sí! Ámame y prefiéreme a todo y a todos. En Mi compañía, todas las cosas buenas te llegarán. Amiga Mía y hermana Mía2, ¿sería demasiado hacerte otra pregunta?
No Señor mío.
Vassula, ¿es Mi Ley Tu delicia?
¡Oh, sí!
Tu Ley eres Tú Mismo,
Tú Ser entero y todo lo que Tú eres.
Tu Ley, mi Salvador, es Vida para mí.
He oído a Mi Espíritu hablar por tu boca, por eso tú también eres Mi deleite. Que la gente sepa como levanto almas hasta Mí con Mi Amor.
Ahora, escucha Vassula, y respóndeme sinceramente a esta última pregunta: al final Yo triunfaré, pero, mientras tanto, tengo que sufrir y soportar todos los triunfos de Satanás. Yo les llamo “triunfos” cada vez que él consigue llevar a un alma a la condenación. Mi pregunta a ti es: “¿Me deleitarás a Mí, tu Dios y serás como un lirio?”
¿Qué puede hacer por Ti un simple lirio?3
Un lirio no se preocupa por el mañana. Cada día tiene bastantes preocupaciones en sí. ¿Puedes tú, con tanto preocuparte, cambiar algo por ti misma? Sigue los programas que he trazado para ti, ¡y confía en Mí enteramente! Así pues, ¿quieres ser como un lirio?
Si es lo que Te agrada, sí.
Olvídate de ti misma en Mis Brazos. Muere a ti misma y renuncia a ti misma para poder tomar Mi Cruz junto Conmigo. Átate a Mi Cruz y juntos, Yo y tú, La compartiremos para la salvación de las almas. Yo triunfé a través de Mi Cruz, y triunfaré esta vez de nuevo sobre los planes de Satanás. Sé uno Conmigo y déjate llevar por mí. Yo, Jesús, te bendigo. IC.