3 de julio de 1996
¿Eres Tú Quien irradias Tu Luz
en nuestros corazones?
Yo Soy.
¿Eres Tú, Shaddai, que considerábamos
tan lejos de nuestro alcance,
el que ahora Te muestras a nosotros,
Tú que estás revestido
de tremendo esplendor?
¡Contémplame! Yo Soy.
Tema y Cántico de mi vida,
¿estás realmente haciendo algo
que excede nuestro conocimiento
y nuestro entendimiento?
Yo Soy. Estoy cumpliendo Mi Promesa.
Ungüento de mis ojos,
¿estoy viendo bien?
¿Estás enviando desde lo alto,
por Tu fiel Amor, a Tu Espíritu Santo?
Yo Soy.
¡Sí! ¿Cuánto más podría haber hablado? Vassula, ¿lo ves? Estoy descendiendo para estar contigo. Amadísimos Míos, el Padre dijo: “Él no conservará los registros ni anotará las cuentas en Sus libros1, sino que os enviará una efusión de Su Espíritu Santo antes de lo planeado.”
En efecto, el Maligno está desafiando Mi Poder y sus amenazas se están volcando contra Mi Iglesia, por lo tanto, ¿por qué tengo ya que retrasarme o guardar silencio? Ahora, Yo Mismo le desafiaré con el Poder de Mi Espíritu Santo y atraeré a cada uno de vosotros al interior de Mi Sagrado Corazón. Os atraeré a todos los que lo queráis a una íntima unión Conmigo, a fin de que muchos de vosotros seáis favorecidos con el misterio de vuestra Salvación, que es Mi Cruz. Envolveré vuestra alma y os guardaré así en perfecta unión Conmigo.
Y por gracia, obtendré de vosotros mayores sacrificios, mayores enmiendas. Os llevaré a una mayor vida interior y a más altas formas de oración… Y, así como el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, os enseñaré también a hacer lo mismo.
Y tú, pequeña, lleva Mi Cruz de Unidad Conmigo y déjate guiar por Mi Espíritu, Él será la Señal para ti, y tu garantía2 de que vienes de Mí. Mi favor descansa en ti.
Yo tengo todavía muchos favores en reserva para ti, generación, favores que te conducirán a la santidad y a Mi Reino. Por tanto, Yo os digo a los que sois propensos a juzgar que no empecéis a juzgar por las apariencias, prematuramente, que vuestro juicio madure y esté en consonancia con lo que es bueno y justo.
Hoy, grito como lo hice una vez en Jerusalén: “Si alguien está sediento, ¡que venga! ¡Qué venga a Mí! ¡Venid y bebed, los que creéis en Mí! ¡Porque de Mi Sagrado Corazón brotan fuentes de agua viva! ¡Venid a refrescaros, venid a revivir! Entonces, la luz de vuestros ojos se convertirá en la luz de Mi Espíritu.”
Muchos de vosotros han hecho de Mi Reino un Reino sólo de palabras. Yo os digo: Mi Reino es Poder3. Yo visitaré a quienquiera que tenga sed de Mí, de un modo u otro, y con gran poder restauraré Mi Reino.
¡Te doy las gracias
porque derramas sobre nosotros
Tus Riquezas, Tus Dones
y Tus Favores, oh Señor!
Con el Poder de Tu Espíritu,
destruirás la sabiduría de los sabios
y reducirás a la nada
la erudición de los doctos.
Dispersarás a los filósofos y los derribarás.
¡Oh Santísimo, ven!
Demuestra el Poder de Tu Poder4,
demuestra el Poder de Tu Espíritu Santo,
demuestra el Poder de Tu Bondad,
demuestra el Poder de Tu Fidelidad,
de Tu Intimidad, de Tu Alegría
y de Tu Amor.
Debemos convertirnos
en masa fermentada5,
Concédenos, pues, ese favor, Señor,
concédenos el favor de vencer el mal,
y deshacernos de toda la levadura vieja
del mal y la maldad
que aún permanece en nosotros,
sustituyéndola por una hornada
de levadura nueva!
Escucha: Mi Espíritu ejercerá Su Gran Autoridad sobre muchas naciones y será árbitro entre muchos pueblos6. Esto se hará para cumplir las palabras cuando te pedí que profetizaras.
¡La Bondad está contigo! No lo dudes jamás… Búscame siempre, eso Me agrada. Que tu mano permanezca en la Mía y no te extraviarás.
Yo te bendigo.