13 de junio de 1996

Dichosos los que observan Tus caminos,
Bendito quienquiera que escuche
los latidos de Tu Corazón,
porque aportan vida…

La paz esté contigo. Pequeña Mía, estás en Mi Corazón, así que habla sin miedo, escucha a Mi Espíritu y escribe:

¡Dichosas las naciones que aprenden a aclamar Mi Sagrado Corazón! Vivirán a la luz de Mi favor.

Dichosas las naciones que se consagran a Mi Sagrado Corazón. ¡Oh, qué no haré entonces por ellas! Cumpliré Mi promesa y verán un día Mi Trono. Yo juré por Mi Santidad guardarlas a salvo en Mi Corazón, y lo haré… Yo nunca fallo en Mi fidelidad. Y tú sé Mi deleite en Mis asambleas y no tengas miedo.

Ahora sólo queda un corto tiempo y nadie puede evadir Mi Hora. Recuerda: Yo soy tu Refugio, establece tu hogar en Mi Sagrado Corazón. No te apartes nunca de Mí. Me encantan tus suspiros de sed por Mí, tu Dios. Yo te bendigo. Ora por los que no se arrepienten. También los amo, tanto como te amo a ti. Mi amor por ti es insondable. Recuerda: Yo Soy está contigo y para siempre.

Renuévate en Mi Espíritu. Yo Soy es tu Consolador y tu Bebida. Él es tu Pan. ¿De qué le sirve a alguien ganar el mundo entero y cada tesoro que contiene, y perder su vida? Comedme y venid a beberme, no os puedo ofrecer un tesoro mayor que éste. Os digo con toda verdad: no tenéis vida en vosotros si no Me coméis y Me bebéis. Yo soy el Pan de Vida.

Mi Espíritu está sobre vosotros, benditos seáis en Mi Santidad. IC.