19 de marzo de 1996
Vassula-de-Mi-Sagrado-Corazón: la Víbora, es la Víbora la que trae la muerte que avanza a rastras alrededor de todos vosotros. Ella tienta, ella espera, espera a que caigáis. Entonces la muerte no tarda en venir. Ah… Mi Sagrado Corazón está sufriendo…
Señor, estoy aquí, ¿qué puedo hacer por Ti para aliviar Tu dolor?
¡Sigue Mi Mandato1 al pie de la letra! La muerte no debe venir. ¿Puedes tú ver lo que yo veo todos los días? No… no, tú no puedes ver lo que Yo veo… Estoy perdiendo miles de vidas2. ¡Estoy perdiendo tantísimas… cada día! ¿Has visto tú lo que Yo he visto ahí fuera, en el desierto? Hay miles que están hambrientos y que están sedientos de consuelo, de esperanza y de amor. Hay miles que están desnudos y necesitados de Mis palabras. ¡Mi compasión se extiende a todo lo que vive! Pero ¡mira! El Tentador quiere arruinarte para que no tengas nada que ofrecer. Ven, tiende tu mano a los necesitados. No falles a los hambrientos que esperan ahí fuera. No eludas visitar a los enfermos.
Vassula, Yo había resuelto hacerte Mi esposa para que Me siguieras. Te hice Mi esposa y he colocado Mi Lámpara3 dentro de ti para que, a la Luz de Mi Espíritu Santo y por medio de Su Poder, empieces a razonar, no como razonan los mortales sino como razonan Mis ángeles en el Cielo. Luego te he fortalecido con Mi Espíritu de Fortaleza para que resistas los duros golpes del enemigo y te mantengas firme.
Te he dado Mi Espíritu de Consejo para mostrarte qué es lo que más Me deleita. He abierto las puertas del Cielo y te he mostrado Mis Santos4, que vivieron en la pobreza, pero alimentaron y cubrieron a los desnudos, que vivieron en la humildad y la obediencia, dejando espacio para que Mi Espíritu actuase en ellos y realizase prodigios a través de su lealtad. Ellos pasaron por la mortificación, los salivazos y el sufrimiento, pero se alegraron aún más por ese honor y pedían más mientras Me lo ofrecían todo. ¡Criatura!, Te queda todavía un largo camino que recorrer, pero el premio también será tuyo si aceptas con ardor todo lo que Yo te estoy ofreciendo. Esposa Mía; no temas si en cada acción que emprendas Me tienes en mente.
Mira, en una Mano tengo una semilla que, una vez sembrada, crecerá dándote satisfacción por todo lo que serás capaz de llevar a cabo por Mí, sin cansarte nunca. Y adornará tu cuello, porque llevarás honores alrededor de tu cuello como adorno de belleza. Y tu cabeza estará cubierta de perfumes, goteando de tu pelo como rocío.
Ahora, mira en Mi otra Mano… ¿ves esta semilla? Ésta, una vez sembrada te dará el pan del sufrimiento, que será también para tu provecho5. Habrá heridas y más heridas, una y otra vez. Y suscitaré a tus más íntimos amigos para que se conviertan en tus mayores perseguidores. Te ahogarás y gemirás. Yo te honraré con Mi Corona de Espinas, Mis Clavos y Mi Cruz. Amiga Mía, te daré a beber diariamente de Mi Cáliz, hasta que la amargura de Mi Cáliz no te dé ni un momento de respiro. Ahora, ven y elige una de las semillas. Si escoges la primera recibirás tu sufrimiento más tarde. ¡Escoge!
Yo quiero Tu Voluntad, Tú eres Dios y eliges por mí.
Muy bien entonces, esposa Mía, escogeré la segunda semilla. Serás perseguida, pero nunca por tus amigos más íntimos. Yo no lo permitiré. Ah, cómo Me alegro, porque te has portado como Yo deseaba que te portaras, dejándolo todo en Mis Manos y permaneciendo una Nada. ¿Te das cuenta finalmente que Yo Me basto a Mí Mismo? No pretendo esconder Mis Inagotables Riquezas en estos tiempos de necesidad, pero las voy a distribuir por medio de tu nada. Con el poco tiempo que queda ahora, no te demores, pues me siento afligido más allá de lo que puedas comprender.
Date prisa, pues la muerte es inminente ahí fuera en el desierto. Deléitate en el Deleite. Yo te bendigo. IC.