27 de enero de 1996
Yahveh, Padre,
me has hablado como Abba, como Amigo.
Bendigo Tu Nombre tres veces Santo.
Tu ternura al abrazarme
me ha revelado la Senda de la Vida,
y desde entonces has construido
Tu Palacio y Tu Dominio
en el interior de mi alma.
Sí, me has tratado con la misma ternura
con que un padre trata a sus hijos.
Me has manejado
como quien maneja con cuidado
una frágil porcelana.
Te has alzado de Tu Trono Celestial.
¡Te has levantado y te has bajado,
acercándote cuidadosamente
con Tu aire Regio,
y mientras posabas Tu Dedo sobre mis labios,
me guiñaste el ojo, haciendo que mi corazón
saltara de alegría!
Yahveh, mi Rey,
descendió a mi habitación,
revestido de tremendo esplendor,
de majestad y gloria.
Mi Creador y mi Rey me habló con sencillez,
dejándome totalmente desconcertada,
sin habla y estupefacta
ante su actitud Paternal.
¿Lo ves? Yahveh, Tú eres la Alegría
y el arrebato de mi alma,
la delicia de cada hora de mi día,
el Consuelo, la Bondad de mi corazón.
¡Tu Amor, Yahveh, es como una Fuente
cayendo en cascada por las montañas y en los valles,
dando vida incluso a las piedras!
Oh Santísimo,
tómame, tómame y escóndeme
en Tu Columna de nube,
lejos de las profundidades de esta tierra.
Ocúltame del desorden en Tu nube,
y, como dijo una vez David,
yo también digo: “Sin la ayuda de Yahveh,
ya habría ido hace tiempo a la Casa del Silencio.”1.
Oh Santísimo,
grandes son Tus logros en mi vida diaria,
por lo tanto, ven, ¡oh Padre, ven!
¿no ves cómo Te ansía mi alma?
Ven y déjame de nuevo hechizada.
Tú eres el fruto de Mi Riqueza… Deliciosa niña, ¿qué supone para Mí entrar en tu habitación desde los cielos? ¿Qué supone para Mí descender de Mi Trono y visitarte? ¿Lo ves? Y ¿qué supone para Mí, hijita Mía, perfumarte con Mi fragancia? Todo ello no es nada para Mí. Me oíste llamar y Me abriste tu puerta. Conversar contigo Me deleita. Visitarte, sellándote cada vez con Mi Nombre, Me glorifica. Perfumarte con Mi Fragancia, establece Mi Reino en ti.
Ah, Vassula, Mi compañía embelesa tu alma, porque todas las palabras que susurro a tu oído son vida. Acepta Mi compañía y alégrate siempre en Mi Presencia, deleitándote de estar con tu Creador y Padre de todos. La Sabiduría es para los niños, así que ven a Mí como un niño, incluso jugando2 en Mi Presencia. ¿Temes que Mis Palabras escandalicen?
¡Estoy segura de que escandalizarán a algunos!
Cada persona juzga desde las reservas de su corazón. Todas las Palabras que Yo digo son justas y serán oídas recta y llanamente por el que entiende. Son deliciosas para los sencillos y puros de corazón, pero un escándalo y una ofensa para los chacales. Nunca deis pie al diablo con un espíritu racionalista. No os asentéis en ilusiones, sino que vuestro fundamento se asiente en Mi Espíritu. Construid vuestro edificio en Mi Espíritu Santo, en quien seréis renovados.
Venid y aprended: por muy invisible que Yo pueda parecer, se Me encuentra en todo vuestro entorno y en las cosas que he hecho. El que viva para Mí, vivirá Conmigo. El que ama a su prójimo ya ha vencido al mundo y está bien metido en las huellas mismas de Mi Hijo, Jesucristo, y en camino hacia Mi Reino. Sí, quienquiera que viva con amor, vive una Verdadera Vida en Mí.
Yo soy vuestro Padre antes que vuestro padre terrenal. Yo os he engendrado3 antes que vuestro padre carnal. Ataos a Mí para que no Me perdáis de vista y os deshonréis. Obedeced Mis principios, pero con el corazón, no con una roca. Decidíos a obrar bien el resto de vuestra vida, pero con un sabor de alegría. Decidíos a dejar de sofocar a Mi Espíritu Santo de Gracia a vuestro alrededor, para que también vosotros podáis tomar vuestro aliento en Él.
¡Hombre nacido de mujer! ¡Honra a La Mujer adornada con el sol! ¡Hombre débil! Encuentra tu consuelo en Su abrazo, en esos mismos brazos que llevaron a Mi Hijo a Egipto, a través del desierto. Honra a la Madre que Me honró a Mí con Su bondad. En efecto, ¿acaso no La he favorecido Yo sobremanera? He hecho grandes cosas por la Mujer vestida del sol, para que, desde el día en que Mi Espíritu La cubrió, todas las generaciones la llamen Bienaventurada. Vergüenza y deshonra es lo que corresponde a quienes dejaron de honrarla. No Me agradan vuestros comentarios, combinados con burlas hacia la Mujer tan altamente favorecida por Mí, por lo que a cada uno le pagaré lo debido.
Humillad vuestro espíritu, humilladlo aún más ahora, y absteneos de hacer gestos cuando se trata de implorar Su intercesión. ¿Quién os dice que Yo no La voy a escuchar? ¿No intercedió vuestra Madre en Caná? Esas señales se realizaron para que vuestro espíritu pudiera entender lo que vuestro espíritu rechaza hoy4. Esa señal estaba destinada para todas las edades venideras. La Mujer adornada del sol, adornada de Mi Espíritu Santo tres veces Santo y que llena el mundo, tiene rango de Madre de Dios.
Ven, Hija Mía. Haz todo lo que puedas y Yo haré el resto. Yahveh, en Su gloria, te bendice. Que tus frutos aumenten5.
Llama de los Ojos de Mi Hijo, recuerda que no estás sola: Yo estoy contigo.