21 de noviembre de 1995

¿Me he esforzado en vano?
¿Me he agotado para nada?
Sin embargo, todo el tiempo,
mi carrera la he hecho Contigo.
Tú me otorgas mi carisma, Dios mío,
por eso Tú eras mi Fuerza.

Vassula Mía, ¿por qué dices “eras mi Fuerza”? ¿Por qué hablas en pasado? Todavía estás a Mi servicio y estás permanentemente fortalecida por Mí. Yo sigo siendo tu Fuerza y siempre lo seré… No, no has trabajado en vano, ni te has cansado para nada. Tu abandono ha hecho prodigios en Mi Espíritu. ¿Acaso nace un país en un día? De igual modo, no es posible que la unidad nazca en un solo día, porque muchos de Mis elegidos siguen sus propios caminos. Una Voz fue enviada a las naciones para hablar y consolar a Mis hijos, para volverlos hacia Mí. He proporcionado semillas para sembrarlas en el campo de la reconciliación y te he proporcionado a ti Mi pan espiritual para que Mi Palabra saciara a los necesitados.

Tu carrera, Vassula, no ha terminado porque te he creado para ser Mi arma contra el Destructor que ciega a muchos de los Míos. No tendrás nada que temer ya que Yo estoy contigo…

Sí, el Destructor cautivó sus mentes con su poder sobre el mundo, y su nombre aparece en las Escrituras como los tres espíritus inmundos que forman un triángulo. Esos tres espíritus inmundos que salen de las fauces del dragón, de la bestia y del falso profeta1. Claro, se han despertado con tu sonido, puesto que eres Mi Eco, y por tanto han jurado, volcando Mi Cáliz, silenciarte. Han jurado encresparse sobre ti y contra ti.

Mi pequeño ángel, con tu fragilidad desarmaré a los poderosos. Con tu nada revelaré Mi Poder y derrocaré sus reinos. Ten ánimo, hija, y Yo restableceré la verdad. Te bendigo.


1 Ap 16,13.