1 de febrero de 1995

(Zagreb, Croacia)

Escribe: La paz esté con vosotros. He estado con vosotros todo el día y os he estado tendiendo Mi Mano: “Mi pueblo, Mi heredad, Mi semilla, volved a Mí, haced las paces Conmigo…1 Os he amado desde toda la eternidad. Regresad a Mí y Yo regresaré a vosotros. Sembrad una cosecha de amor para obtener amor. Sembrad una cosecha de paz y heredaréis Mi Paz. Sembrad, benditos de Mi Alma, una cosecha de reconciliación y obtendréis Mi Gloria…

No os lamentéis por cosas materiales2, levantad vuestros ojos al cielo y que vuestro corazón busque Mis Leyes Celestiales para que, a través de ellas, venga Mi Reino del Cielo a vuestros corazones y se haga Mi Voluntad en vuestros corazones, como se hace en los corazones de todos los santos del Cielo. Hasta el día de hoy estoy clamando como lo hice una vez en Jerusalén: “¡Si tan sólo conocierais el Mensaje de Paz que os sigo ofreciendo hoy, no dejaríais de acogerlo!” —pero estas cosas están ocultas a los eruditos y a los sabios, y son reveladas a simples niños. El Reino de los Cielos es revelado a los sencillos y a los humildes.

Enderezad vuestros corazones y recibiréis vuestra recompensa al final. Y si decís: “¿Qué podemos ofrecerte ahora?”, Yo os digo: “Ofrecedme vuestro corazón, y Yo vendré en ayuda de vuestra falta de fe. Abrid vuestro corazón y Yo lo convertiré en un cielo para Mí, vuestro Dios, en el que pueda ser glorificado.

Venid y comed del fruto que os estoy ofreciendo hoy, mientras hay tiempo todavía. Venid a Mí. Vuestro Dueño está ya en el camino de regreso, por eso os estoy diciendo: haced las paces Conmigo y sed uno en Mi Nombre.

Os bendigo a todos en Mi Nombre, dejando el Suspiro de Mi Amor en vuestra frente.


1 Estas palabras sonaron como una súplica. Jesús adoptó el tono de un mendigo.
2 La Voz de Jesús se elevó cuando dijo esto. lo dijo como una orden, pero al mismo tiempo como un recordatorio de que nada de este mundo es importante, y que uno debe buscar las cosas celestiales.