19 de mayo de 1993

(Aunque Jesús Me había estado dictando desde que llegué a Israel, no podía sentir Su Presencia. ¡Era un desierto total!)

¿Lama sabachthani?
¿Me has acompañado todo el camino
hasta Tu país, Israel,
para abandonarme?
Si eres el Santísimo
que me ha traído a Su patria
para caminar por donde Tú caminaste,
para respirar y oler el aire de la tierra
que Tú respiraste una vez,
y para probar los productos
que Tú mismo probaste,
¿era para abandonarme?
¿Por qué, entonces, estás tan lejos de mí?
¿Por qué estás en silencio?

YESHUAH1, YESHUAH
¿Lama sabachthani?
¿Me has traído
hasta el Monte de los Olivos
para olvidarme? Señor mío,
¿es para que sienta la soledad?,
¿Tus angustias de Getsemaní?
¿Querías que sintiese
las horribles negaciones
y traiciones por las que Tú pasaste?
¿Estás demostrando a mi alma
lo que sufrió aquella noche
Tu sensible Corazón?
¿Por qué, pues,
te escondes de mí en Tu tierra?

Tú sabes hasta qué punto
mi alma y mi corazón
suspiran de amor por Ti y cómo,
oh, cómo anhelo hasta la locura
contemplarte sin cesar.
YESHUAH, Tú sabes lo sedienta
que está mi alma de Ti,
entonces ¿por qué
me has dado la espalda?
YESHUAH ¿por qué Te complaces
en romper cada fibra de mi corazón?

Has hecho de mi la Diana de Tu Arco,
lanzándome flecha tras flecha.
¿He de cubrirme
de la lluvia de Tus flechas?

Cuando Te he perdido así,
¿cómo voy ahora a resistir sola?
¿Me has traído hasta aquí
para abandonarme?
YESHUAH, ahora que Te has ido…
he perdido todo gusto por la vida,
¡pero dime al menos la causa
de Tu abrupta decisión!
¿Te parece bien traerme a Tu patria
para ignorarme?
¿Será acaso que has cambiado
de parecer sobre mí?

Oh, mi Fiel YESHUAH, clamo a Ti,
pero lo único que oigo es Silencio.
Me encuentro en el corazón de Tu patria,
pero Tú no prestas atención
a mi alma miserable.

Cuando llegué a las puertas de Jerusalén,
cuando puse el pie en Tu país,
tan pronto como entré en Tu tierra,
mis alabanzas resonaron
en todos los oídos.
Me permitiste concebir esperanzas
al entrar en Tu ciudad,
pero tan pronto como hube entrado
cerraste mi alma a Tu Luz.
Cuando uno está privado de Tu Presencia
¿no lo siente Tu Corazón?

Por Tu propia iniciativa
trazaste un camino
para que Te alcanzara,
y ahora Te complaces
en sumergirme en la oscuridad.
La noche es mi única compañera de ruta.
Si pasaras junto a mí, no Te vería…
Si me tocases, no Te sentiría
ni detectaría Tu Presencia.
¿Y cómo voy a caminar ahora sin Tu Luz?
Me siento llena de temor ante este vacío.
¿Por qué haces esto a Tu fiel amiga?

YESHUAH, ¿es así como tratas
a Tus huéspedes?
Presentaré mi caso
ante nuestro Padre Eterno
y también ante el otro2 que me has dado
como consejero espiritual.
Si soy inocente,
ellos me darán Esperanza.

(Esa misma mañana presenté mi caso ante el P. O’ Carroll y lloré.)

(Más tarde, en el mismo día, vi a mi YESHUAH, con los ojos de mi alma, a la entrada de Su Tumba, y antes de que entrara en ella, Él levantó Su Mano, tocó con Su pulgar mi frente e hizo varias veces, con rapidez, la señal de la cruz, bendiciéndome).

(Esa misma noche:)

¡La paz esté contigo, pequeñita! ¡Ánimo! No tengas miedo. Escucha Mis Palabras: ¿Estás poniendo en duda Mi Fidelidad, Mi Lealtad y Mi Amabilidad? ¿No has oído que no tienen medida? Considera lo destrozado que estaba Yo Mismo durante esos momentos de tu expiación3. El incienso y las fragancias apaciguadoras no las recibo mucho en Mi Propio país. Te he utilizado para apaciguar Mi Amor celoso, ¡ah!… y para recordarte Mis acontecimientos pasados.

Tú eres Mi huésped, ¿no es así? ¿Acaso no trataría un buen anfitrión a sus huéspedes con generosidad, cuidando de que no les falte nada? Pues bien, Yo estaba resuelto a hacer prosperar tu alma… Pero ahora, a Mi vez, te voy a hacer una pregunta, sólo una: ¿dudaste de Mi Presencia a la entrada de Mi Tumba?4… Contéstame…

Sí, un poco, Señor.

En verdad te digo que te bendije en la frente, con Mi pulgar, más de una vez…5 ¿Ves lo mucho que te aguanto? Y lo que te estoy pidiendo es tan poca cosa…6 Aprende de Mí, aprende de Mi Paciencia y de Mi Tolerancia y date cuenta de todo lo que te soporto.

(Justo después de este mensaje, que se me dio hacia la medianoche, Jesús me pidió que me quedara despierta durante una hora y media para hacerle compañía y para adorarle. Yo retuve el Amor y la Lealtad que descendieron del Cielo para abrazarme… El Esposo de toda la humanidad Se alegraba de ser amado, prolongando Su visita. Y, en mi miseria, se me garantizó una y otra vez un Amor Fiel y Eterno7.)


1 Jesús, en arameo.
2 El P. Michael O’Carroll.
3 Durante esos tres días en que Jesús se me había ocultado.
4 Esperó y yo guardé silencio.
5 La bendición especial de Cristo en medio de mi frente tuvo y tiene un poder tan asombroso, que ‘tumbó’ a una señora en Omaha, cuando vino hacia mí y me besó en la frente, justo en el lugar donde Jesús había puesto Su pulgar, bendiciéndome. La señora cayó en el reposo del Espíritu, permaneciendo así durante 20 minutos a la entrada de la sacristía. Varios sacerdotes fueron testigos de este hecho. Esto sucedió a mediados de junio, tres semanas después de que yo hubiera recibido la bendición de Jesús.
6 Cuando me sentí abandonada por Él, no podía ‘aguantar’ las constantes peticiones de los peregrinos canadienses de que les firmara autógrafos. Incluso este pequeño esfuerzo se había vuelto pesado.
7 Jesús volvió luego, para la misma adoración, durante tres noches consecutivas para ser amado.