10 de mayo de 1993

Oh, Yahveh,
¿por qué estás de nuevo tan lejos de mí?
¡Alivia esta angustia de mi corazón!
¡Concede tan sólo una ligera mirada
a Tu esclava auxiliar!

Yahveh es Mi Nombre y Mi Nombre es Santo1. Te doy Mi Paz. Vassula, tu Padre te está hablando para que tú, a tu vez, repitas Mis Palabras a todas las naciones, revelando Mi Santa Faz, revelando todos los secretos que he estado susurrando a tu oído. Estoy revelando al mundo Mi Misericordia y Mi Amor. Vengo a salvar a los oprimidos de la mano del Opresor y el Embustero.

No dejes que tu corazón te turbe, hijita Mía. Levanta de nuevo hacia Mí tu voz abatida. Rezarás y ¡Yo, tu Abba, te escucharé! ¡Levanta tus ojos hacia Mí, hijita Mía, y aprende que Yo soy Tu Defensa y tu Escudo! Levanta tu corazón hacia Mí sin temor, desde la oscuridad y la tristeza que te rodean. No permitiré que tu corazón se hunda.

Queridísima niña, no estás sin Padre, siente Mi Presencia. Yo Soy El Que Soy está contigo, así que levanta tu espíritu hacia Mí con alegría y deléitate en Mi Presencia. Alégrate, porque Mi Espíritu Santo, un Verdadero Intercesor y Abogado, condescenderá a defender tu causa. Por tanto, ¿qué pretenden conseguir tus opresores?

Yahveh, Dios mío,
mis palabras han sido frívolas,
pero apenas puedo seguir el Paso
de Tu Amado Hijo, Jesús.
¡Temo quedarme atrás en esta obra,
y perderle de vista!

No temas. Quiero que cuentes con Mi Fuerza ingente. Vete en paz.


1 Sentí una lluvia de amor divino derramándose sobre mí…