17 de enero de 1993
(Víspera de la Semana de la Unidad – Los Ángeles)
Señor, oro como Tú lo hiciste:
Que todos seamos uno,
como el Padre está en Ti y Tú en Él,
para que el resto del mundo pueda creer
que fue el Padre quien Te envió.
También ruego por esto:
por las ovejas que no son de Tu Redil,
para que ellas también escuchen Tu Voz.
Ruego por los musulmanes,
los judíos y los demás,
para que, de hoy en adelante, lleguen a amarte.
Amén.
Te he oído, te he oído, amiga Mía. Al final todos Me adorarán.