1 de mayo de 1987
Yo, Dios, te daré la fuerza suficiente para permitirte cumplir Mis Obras. No Me niegues jamás. No busques tus propios intereses, sino los Míos. Déjame libre de utilizarte y de bajar a la tierra a través de ti, manifestando Mi Palabra, hasta que Yo venga a liberarte.
Vassula, te predeciré tu fin. Ninguna de Mis almas elegidas ha temido jamás esa hora. Te revelaré cinco más de Mis Misterios. Ven ahora y besa Mis cinco Llagas.
(Lo hice. Primero Sus manos, luego Sus pies, después Su costado. Sin embargo, no entiendo todavía lo que Jesús quiere decir con cinco misterios, coincidiendo con sus cinco llagas. Pero sé que, en el momento oportuno, me lo hará saber. Por eso he aprendido a no preguntar.)
Vassula, te diré Mis Secretos cuando crezcas un poco más1. Implora Mis favores y te los concederé.
Dios y Padre mío,
voy a pedirte una cosa
que tiene varias cláusulas.
Y es sólo para Tus intereses y Tu Gloria.
Que Tu Mensaje alcance
los confines del mundo
y atraiga hacia Ti muchos corazones.
Que Tu Voluntad sea hecha
y Tu Santo Nombre glorificado.
Que el Mal pierda su dominio
y sea aplastado para siempre.
Esto es lo que deseo ahora,
y cada vez que oigas mi voz,
pidiéndote un favor,
no será más que para Tu Gloria.
Cualquier favor que yo te pida
será para Tu Gloria.
Cualquier grito de ayuda que venga de mí
será para Tus propios intereses,
y nada para mí.
Toda la fuerza que te yo pida
será para Tus intereses,
Dios Todopoderoso.
Pequeña, coloca tus pies en Mis huellas y sígueme.
Soy Yo, Jesús.
¿Jesús?
Yo Soy. Bienamada, llámame Esposo y Padre también. Te amo. Ven, vamos a trabajar2. Ámame con fervor y repara por otros que Me hieren.
Dios mío, estaba pensando cómo es posible que sea como una paloma, sobrevolando el malvado mundo, ¡si yo misma soy mala, estoy en pecado, en el mismo estado que todos los demás! Seré incapaz de “verlo todo” y “oírlo todo” como has dicho, porque no soy mejor que los que Te hieren…
Vassula, permanece en Mí, intenta alcanzar la pureza, extrae de Mi Pureza, que te ofrezco; extrae, sorbe de Mí, absórbeme. Yo soy la Riqueza Infinita y toda alma puede extraer de Mí.
¡Al haberme dado tantas gracias, podría volverme vanidosa y el maligno podría tentarme fácilmente!
Yo te recordaré siempre tu miseria y las sombras de tu pasado. Te recordaré cómo habías renegado de Mí y rechazado Mi gran Amor, cuando Me acerqué a ti; y cómo te encontré muerta, yaciendo entre los muertos, en la oscuridad; y cómo, por Misericordia y Amor, te he reanimado, levantándote hasta Mi pecho.
Ven, vamos a orar. Di:
“Padre Mío,
condúceme adonde Tu Voluntad
quiera que yo vaya,
permíteme vivir en Tu Luz
y reanima mi corazón,
para que se vuelva ardiente
y de calor a los que se acerquen a mí.
“Bendito sea Tu Nombre
por haberme dado todas esas gracias,
a pesar de mi nada.
“Bendito sea Tu Nombre
por el bien que me has hecho
y la Misericordia que me has mostrado,
alzándome junto a Tu Corazón.
Amén.”
Repitámoslo.
Recuerda que todas las gracias que te doy son para Mis propios Intereses. No retengas nada para ti. Glorifícame compartiendo Mi felicidad.
Quisiera ser capaz de glorificarte y que el mundo alabe Tu Nombre. Que sus oraciones lleguen a Ti, elevándose como el incienso, y sus alabanzas resuenen en el Cielo como llamadas a Tu puerta.
El Amor vencerá al mal.
Ámame con toda tu alma y toda tu mente. Déjame ser Todo. Yo, el Señor, te proveeré hasta el final.
Entonces tómame, aunque yo no sea nada, y haz de mí lo que quieras. Soy Tuya.
Ven, déjame alegrarme siempre al oír esas palabras de total abandono. Te amo, hija.
Te amo, Padre.