17 de septiembre de 1992
(Mensaje para los que están trabajando para estos mensajes:)
Hijita Mía, confía en Mí. Eres incapaz de levantar el dedo meñique por ti misma. Todo poder proviene de Mí. Recompénsame ahora y ofréceme tu voluntad. Estoy esperando…
¡MI VOLUNTAD ES TUYA!
Yo Jesús, te digo: gozas de Mi favor, porque estás bajo Mi autoridad. Di a todos los que Mi Corazón ha elegido que Yo nunca les fallaré. El Esposo proveerá a sus necesidades. Que todos vean en ellos verdaderos testigos, que todos sepan que hay verdad en ellos por su manera de compartir.
Yo los estoy enviando para enfrentarse al mundo. Deben abstenerse de críticas acerbas para que su lengua no los mate ni los divida. Ninguno de ellos se ha ganado esta gracia. Yo, Jesús, les he ofrecido gratuitamente la gracia, de modo que nadie debe pedir dinero. El fuerte debe apoyar al débil, el rico al necesitado. Como he dicho, “hay mayor felicidad en dar que en recibir”1. Yo os daré lo suficiente para cubrir vuestros gastos, así que no Me pongáis nunca a prueba2.
Estad unidos en Mí y entre vosotros. No deis nunca paso a la desesperación en vuestras pruebas. ¡Haced lo que podáis y Yo haré el resto! Ánimo, orad para no hundiros. Revelad al mundo las Riquezas de Mi Sagrado Corazón y Mi Gloria. ¿Queréis ser testigos del Altísimo? Morid, pues, a vosotros mismos.
¿Queréis ser uno Conmigo? Desprendeos del mundo. ¿Queréis servir al Amor? Seguid Mis Huellas empapadas en la Sangre de Mi Sacrificio3.
Recordad una última cosa: para liberaros de vuestras inclinaciones y debilidades humanas, pedid a Mi Espíritu que os ayude. ¡Pedid y se os dará! Yo soy manso y humilde de corazón y conozco todo lo que hay en vuestros corazones. Así que pedid a Mi Espíritu y Mi Espíritu vendrá en vuestra ayuda. El Espíritu os pide ahora que recéis a menudo esta oración:
“Jesús,
ni la muerte, ni la vida, ni ángel,
ni príncipe, nada de cuanto existe,
nada de lo que esté aún por llegar,
ningún poder o altura o profundidad,
ninguna cosa creada vendrá jamás
a separarme de Ti.
Hago voto de permanecerte fiel.
Éste es mi voto solemne.
Ayúdame a guardar este voto
por siempre jamás.
Amén.”
… ¡Arriba, hija, y a trillar! Que tus pensamientos sean Mis Pensamientos. Abandónate a Mí para que todo cuanto hagas sea hecho en Mi Espíritu y de acuerdo con Mi Mente. Permite que Mi Espíritu respire libremente en ti y Yo cumpliré en ti Mi Voluntad. ¡Dichosa tú, hijita Mía, que meditas y permites que Mi Sabiduría sea tu Maestra particular, porque Ella te revelará muchos más secretos!
Recibe y da, ¡da!