7 de septiembre de 1992
La fidelidad
es la esencia de Tu palabra
y Tu palabra es la integridad misma.
Nuestra vida está en Tus Manos,
y sin embargo nuestra libertad es nuestra.
Es el Don que Tú nos has dado.
Pero ¿qué hemos hecho con nuestra libertad?
La hemos usado
para enredarnos nosotros mismos
y hemos hecho de ella
un arma destructiva para nuestra alma.
Necesitamos que intervenga Tu Espíritu Santo,
que esa Fuente incesante de agua del Río
se derrame ahora a chorros sobre nosotros.
Ah Vassula… Las sendas de esta generación se enderezarán al final, y a los hombres se les enseñará fidelidad e integridad. Espera y verás… Mientras tú vivas y haya aliento en tu cuerpo, Yo te pastorearé. Seguiré instruyéndote en la plenitud de Mi Sabiduría. Te protegeré para que no tropieces. Yo, el Altísimo, te he favorecido. ¡Sé feliz, alma, sé feliz! Escucha ahora y entiende: no hay peor veneno para el alma que el veneno de la blasfemia contra Mi Espíritu Santo. Cualquiera que blasfeme contra Mi Espíritu Santo no será perdonado. Así que estad alerta para no encontraros blasfemando contra Mi Espíritu Santo.
Por eso os dice Mi Sabiduría: cuidado con apostatar y rechazar a Mi Espíritu Santo de Verdad que desciende a vosotros en estos días para reavivar vuestro letargo. Durante Mis días en la tierra, Me odiaron sin ninguna razón. Sin embargo, en la cruz, Yo le pedí al Padre Celestial que los perdonara. Hoy, si el mundo rechaza Mi Espíritu Santo de Gracia y se burla de Él, tachándolo de maligno o de ridículo, se hallarán impenitentes cuando llegue Mi Día. Vosotros, los que una vez participasteis de Mi Espíritu Santo, perderéis la Gracia y no seréis renovados por segunda vez. ¿Cómo podríais serlo puesto que seríais incapaces de arrepentiros de corazón, y cuando Yo viniera, os encontraría aún impenitentes, con el corazón duro como una piedra, seco y sin fruto…?1:
Tendré que cortaros
y arrojaros para ser quemados
Por lo tanto, con toda verdad, os digo: abrid vuestros corazones y entended que Mi Espíritu Santo sopla donde Le place y respira libremente en Mis enviados. Reconocedles por sus frutos y no seáis esclavos de vuestra mente.
Toda alma debería saber cómo la burla, la envidia, la crítica acerba, el juicio temerario y la calumnia se oponen al Espíritu Santo de Verdad. Deberíais estar despiertos y orando para no ser puestos a prueba. Yo os digo esto hoy: Si tus labios te hicieran pecar, ayuna entonces con tus labios2 antes de que tus labios te condenen y tu alma arda de angustia3. Debes amar a tu prójimo como a ti mismo. Ahora diréis: “Pero ya nos has dado ese mandamiento”. Sí, lo he dado, pero ¿lo habéis seguido? ¡Orad y pedid que Mi Espíritu Santo venga a descansar en vosotros!
Vassula, que Mi Santo Nombre esté siempre en tus labios y en tu corazón. Yo soy tu Educador y Mi favor está contigo. Consuélame y permite que tu corazón sea Mi cielo. Sé consciente de quién soy Yo. Ora con alegría y Yo te cortejaré. Alábame y Yo te envolveré de Mi Luz imperecedera. Bendíceme y satisface Mi Corazón, y Yo Mismo vendré a ti para llevarte en brazos, cruzando Mi umbral, hasta Mi Casa. Sí, así como el Esposo lleva en brazos a su esposa para cruzar el umbral, Yo también vendré delicadamente, con gran ternura y amor, y te llevaré en brazos para mostrarte Mi Trono de Gloria.
Yo te he enviado Mi Espíritu Santo desde lo alto a para que descanse en ti y te enseñe lo que nunca has oído, para salvarte a ti y a millones más. Permanece junto a Mí, Mi dulce discípula, nuestro viaje aún no ha terminado. Todavía nos queda una milla que recorrer para enseñar al resto de Mis hijos el conocimiento de las cosas santas.
Te entregaré a muchas naciones para honrar Mi Santo Nombre, y sobre ti se escribirá Mi Conocimiento. Te concederé hablar como Yo deseo que hables. Que tu corazón se llene ahora de gozo y atesore lo que Yo te he dicho. No Me falles jamás. Ámame y absórbeme.
Yo soy Amor.