5 de mayo de 1992

Hijita Mía, te doy Mi Paz. Escribe:

Yo soy vuestro Rey, y estoy aquí para marcar unvva Cruz en la frente de todos los que son sinceros y Me aman de verdad. Debéis decir Conmigo la consagración a Mi Sagrado Corazón1 y mientras la decís, os marcaré Mi Señal con Mi Dedo. Mi Cruz será la Señal entre vosotros y Yo. Y Yo os amaré con todo Mi Corazón y os guardaré y perfumaré con Mi Fragancia.

Consagraos a Mi Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de vuestra Bendita Madre a fin de que Yo pueda hacer de vuestros corazones Mi Jardín, Mi Lugar de Descanso y Mi Palacio.

Regresad a Mí con todo vuestro corazón. No vengáis a presentaros a Mí con un corazón dividido. Venid a Mí y Yo impartiré una bendición sobre vosotros cuando paséis ante Mí. Yo soy vuestra Esperanza, así que abrid vuestras bocas para invocarme con vuestro corazón y Yo os llenaré la boca para que Me alabéis y Me honréis.

Hijos Míos, hijas Mías, sed amables unos con otros. Amaos los unos a los otros como Yo os amo para que en el Día del Juicio podáis hallar favor ante Mí. Os digo que llegan los días en que el fruto inmaduro ya no será de utilidad, porque vuestro Rey, que os habla hoy, revelará Su Gloria y vosotros le veréis cara a Cara. De modo que, benditos los que estén preparados para recibirme: serán llamados herederos del Altísimo.

Sed uno. ¡Ecclesia revivirá!

(Habla Nuestra Santa Madre:)

Hijos de Mi Corazón, en estos días estáis viendo al mundo destrozarse a sí mismo, derrumbándose solo. La tierra está derribando a Mis hijos, destruyéndolos y ocasionando desastre tras desastre en muchas familias. Los cimientos de la tierra se están tambaleando por la maldad que ella misma ha producido. Os digo que mientras sigáis permitiendo que el Maligno os esclavice, muchos serán enterrados en el polvo del pecado. Yo os pido y os imploro que enterréis todo lo que no sea santo.

¿Cuánto tiempo vais a dudar en salir en busca de Aquel que más os ama, vuestro Esposo y Creador? Aquel que os dio vuestra redención y Su Herencia, el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, os llama todo el día. Podéis convertiros en los constructores y cultivadores de esta generación. Podéis convertiros en los reparadores de esta tierra. Redimid la culpa de esta tierra con ayuno, con sacrificio y con oraciones desde el corazón.

Dichosos los pacificadores: serán llamados hijos de Dios. Recibid Mis bendiciones.


1 Consagración que me dictó el Sagrado Corazón el 26 de enero de 1992.