30 de enero de 1992
(Gera Lario, Italia)
¿Señor?
Yo Soy.
¿Debo escribir lo que he visto al amanecer?
Escríbelo.
He visto a Rusia.
No llores, ella se recuperará. Más bien, llora amargamente por aquellos que se han alejado de Mí. Yo la reconstruiré. Llora por el hombre que está muerto. Yo la embelleceré, Vassula.
¡Oh Dios, he visto su miseria! Lo que he visto es esto: Una mujer se me acercó. Era joven, no muy bella, pero tampoco fea. Su nombre: Rusia. Vino hasta mí y me di cuenta por sus vestidos de que era pobre.
Abrió la boca para hablarme y entonces vi que le faltaba la mitad de los dientes. Esto la afeaba mucho, pero yo sabía que una mujer tan joven, que había perdido la mitad de los dientes, haría algo al respecto si no fuese extremadamente pobre.
Rusia, a pesar de su pobreza y sufrimiento, era valiente y se mantenía de pie. Me mostró su medio de vida, un instrumento1 anticuado. Rusia me dijo que trabajaría con eso para poder ganar lo que fuera para sobrevivir.
Yo estaba destrozada de pena por dentro. Luego llegó otra mujer. También era Rusia. También le faltaba la mayoría de los dientes. Después vinieron otras dos mujeres a quienes les faltaban todos los dientes y que parecían extremadamente pobres2. Entonces, de repente, entró un hombre joven. Era el Esposo de Rusia. Advertí que tenía muy buena constitución y era vigoroso, alto y muy bien parecido.
Pensé: ¿Cómo puede aguantar a alguien como Rusia, sin ninguna belleza y tan repulsiva por su falta de dientes?… Mientras yo pensaba todo esto, el Esposo de Rusia se acercó a ella tiernamente y le puso el Brazo alrededor de los hombros. Y vi en Sus Ojos una Infinita Ternura, un Amor y una Fidelidad para siempre jamás. Vi que Él no la abandonaría nunca a pesar de su falta de atractivo. Te reconocí, Señor mío.
No, Yo no la abandonaré, ni tampoco Me repugna. Yo soy su Padre y su Esposo, y Mi Nombre es Fiel y Veraz. Yo la ataviaré de nuevo, dándole hermosos vestidos, y su corazón será el ornamento de una dulce y amable disposición. Nunca he dejado de derramar una lluvia de bendiciones sobre ella. Jamás la privaré de Mi Amor. ¡Ah, Vassula! Sé paciente como Yo soy paciente. Apóyate ahora en Mí.