31 de enero de 1992

No menor que la altura
del cielo sobre la tierra
es la inmensidad de Tu amor
hacia aquellos que Te temen1.

Ven a absorber todo lo que soy Yo. Absorbe el Amor. Yo soy Amor, y sin embargo, sufro de soledad a causa del rechazo de los Míos.

Mis hijos han abandonado las sendas de la Rectitud, la Fuente de la Sabiduría. No están escuchando a Nuestros Dos Corazones. Pero ha sido dicho que el Rebelde, es decir, el espíritu de Rebelión que “profiere palabras contra el Altísimo y acosa a los Santos del Altísimo”2 desafiará Mi Poder. Este espíritu de Rebelión “trata de cambiar las estaciones y Mi Ley”3. Sólo mira a tu alrededor y comprenderás.

El Racionalismo y el Modernismo son los enemigos primordiales de Mi Iglesia, porque ambos conducen al ateísmo. Ambos quieren devorar la tierra entera. Pero, hija Mía, Yo soplaré Mi Fuego sobre esos renegados para que, una vez que caigan las escamas de sus ojos, puedan ver el gran desorden que han causado y qué opresión han infligido a Nuestros Dos Corazones. Yo voy a pasar a través de todos vosotros.

¡Arrepentíos!
Porque el Reino de los Cielos
está al alcance de la mano.

Ven, escribe Mi siguiente Mensaje para todos los que se van a reunir a escuchar Mi Palabra en Niza.

(Francia.)

La paz esté con vosotros. Mi Retorno es inminente y Mi Rostro será revelado desde el Cielo contra toda la impiedad del mundo. Así que estad preparados. Todos los que resulten falsos, verán las heridas fatales que han causado a su alma. Yo vendré en medio de vosotros con Esplendor y con Gloria. El Espíritu de Verdad se revelará en vosotros para purificar vuestra alma. Me veréis cara a cara4 y os veréis a vosotros mismos plenamente, tal como se os conoce.

Por tanto, venid a Mí tal como sois ahora, no esperéis a ser santos, venid a entender qué es lo que más busco de vosotros. Yo os amo con un amor eterno. Os he ofrecido Mi Vida cargando sobre Mí vuestras faltas. Os he reconciliado con el Padre y he permitido que las manos que Yo Mismo formé,

—Me crucificaran—

Así que, ¿qué podría haber hecho Yo más que lo que he hecho? Si decís que Me amáis, tomad Mi Cruz y seguidme y no miréis con consternación las otras pequeñas cruces que pongo en vuestro camino. El amor no tiene límites. El amor soporta con paciencia lo que venga. El amor no guarda rencor, sino que se deleita en la Verdad y en todo lo que la Verdad ofrece. El amor se olvida de las calumnias que digan de vosotros. Por tanto, buscad el amor, bendecid a vuestros enemigos.

Yo os quiero santos, pero, amadísimos Míos, aún estáis muy lejos de la perfección, porque el amor al dinero está profundamente arraigado en esta generación. Queridos hijos, ¿queréis realmente seguirme? Entonces, decidíos a seguir Mis Huellas, todavía impregnadas de Mi Sangre. No temáis, Mis Huellas os conducirán a Mí, a los Brazos de vuestro Abba. Ellas os conducirán a Aquel que os sostuvo primero. Tened confianza y contad con Nuestro Amor salvador. Yo os digo:

al final, Nuestros Dos Corazones
prevalecerán

Toma Mi Mano, hija, no temas, Yo cuidaré de ti. Yo Soy está contigo.

(Más tarde:)

Oh, Abba. Si las Escrituras dicen:

“Grandes trabajos
han sido creados para el hombre,
un yugo pesado agobia a los hijos de Adán,
desde el día en que salieron del vientre de su madre,
hasta el día que regresen a la madre de todos5

Resulta que Tú, Señor, me habías dicho también, en uno de Tus Mensajes, que Nuestra Madre Celestial es la Segunda Eva, tomando así el lugar de Eva. Y lo que descubro nuevamente en las Escrituras es que confirman una vez más que Nuestra Madre Bendita, María, es la Madre de toda la humanidad.

Hija, has prestado oídos a la Sabiduría, y Mi Corazón está contento y Mi Alma se alegra cuando brota de tus labios el Conocimiento que Yo te he dado. Continúa siendo nada y permite que la Sabiduría te instruya. Permanece en Mi favor y no temas a los lobos feroces. No les temas, hijita Mía6.

¡Oh, Abba!
Te estremecen las escenas terribles
que proceden de nosotros, Tus hijos.
La impiedad, el odio, el Satanismo, los abortos,
la injusticia, el ansia de poder, incluso en la Iglesia…

Y, sin embargo, viniste a mí,
vivo retrato de los impíos,
para salvarme de la destrucción.
Tu Benignidad,
que es un torrente de bendiciones, vino hasta mí.
Me ofreciste Tu Amistad y Te convertiste
en mi Santo Compañero y mi Amigo.

Me hiciste ponerme en pie
ante la Verdad y Tu Alianza.
Oh, qué amargo es sentir Tu Corazón,
tan triste, respirando en mí Tu Pasión,
exhalando suspiros de tristeza.

Estoy profundamente triste, hija. Pero no llores por Mí, llora por tus hermanos y tus hermanas, porque el pecado los devora como un cáncer. Reserva para ellos tus lágrimas, hija. Vassula, tus heridas no son nada comparadas con Mis Heridas. Ora por ellos antes de que Mi Dedo toque la tierra y la derrita. Yo sé que eres delicada y débil, pero ¿te he abandonado Yo alguna vez?

Profetiza y revela Mi Corazón a todas las razas y a todas las naciones.


1 Sal 103,11.
2 Dn 7,25.
3 Dn 7,25.
4 Es decir, espíritu a Espíritu.
5 Si 40,1.
6 Algo entre Dios y yo.