24 de noviembre de 1991

Hijita Mía, Yo soy la única Madre de toda la humanidad. Cada uno de vosotros es Mi hijo.

Santa Madre, ¿aceptarán todos algún día esta Verdad?

Al final, toda alma aceptará esta verdad. Los que ahora aman sinceramente a Dios, la aceptarán.

Hijita Mía, no dejes nunca de orar por la conversión del mundo. Entiende que cuantas más oraciones obtenga, menos se promulgará el mal. Las oraciones nunca se desperdician. Yo las ofrezco al Padre cuya Justicia está al alcance de la mano. Ora para obtener la Misericordia de Dios.

No sabéis lo que Dios ha reservado para esta generación malvada, pero tened presente cómo, en tiempos de rebelión, Su Mano cayó sobre los pecadores, y eso fue entonces una fracción de lo que tiene ahora reservado para vosotros. Su Justicia responderá desde Su Santa Morada de acuerdo con los pecados de esta generación. Él vendrá con Fuego, trueno, huracán y llama de Fuego devorador para quemar los crímenes del mundo. No, no sabéis lo que el Todopoderoso os tiene reservado para purgar a la humanidad.

Las señales están ahí, alrededor vuestro, pero pocos las ven o las notan. Se está derramando sangre inocente de Mis hijos e hijas para Satanás. Esta sangre inocente es ofrecida como holocausto al Maligno. El plan de Satanás es despojar al mundo de su creación, aniquilaros a todos y envolveros a todos en llamas. Él quiere hacer un gran holocausto de todos vosotros. Yo grito, clamo, derramo Lágrimas de Sangre, pero pocos prestan atención. Dios vendrá a vosotros, pero no sabéis de qué manera.

Santa Madre, nosotros estamos orando, pero, como Tú dices, somos muy pocos. ¿Qué podemos hacer?

Vuestras oraciones pueden cambiar el mundo. Vuestras oraciones pueden obtener Gracias de Dios para la conversión de los pecadores, y cuantas más conversiones haya, más oraciones se harán y se escucharán para otras conversiones. ¿Lo entiendes? Las oraciones son poderosas. Por eso os insisto que no abandonéis vuestras oraciones y vuestros sacrificios. Se necesita a los fieles ahora más que nunca.

Dios recordará todos vuestros sacrificios, queridísimos hijos Míos. Amadlo y glorificadlo. Ecclesia revivirá con toda Su gloria.

(Más tarde:)

¿Señor?

Yo Soy.

Deléitame y no te quedes en silencio sin proclamar la Verdad. Yo he bendecido tu misión. Soy tu Roca y tu Refugio. Si tú te mantienes en segundo plano, Mi Presencia se verá en todo su esplendor. Vas a rezar: te estoy escuchando.

Señor,
perdónanos nuestras culpas,
nuestra maldad, nuestros fallos,
nuestra intolerancia, nuestra falta de amor.
Perdónanos nuestra falta de amor y de sensibilidad.
Convierte a los malvados, a los impenetrables,
a los aletargados, a los ateos,
y transfigúralos en vasos de luz
para que Te glorifiquen.
Humilla a los orgullosos, abaja a los altivos,
doblega a los rígidos.
Transfigúranos, a todos,
como en Tu Transfiguración.
Amén.

Una vez que Mi Espíritu Santo os asedie, todos seréis transfigurados. Yo estoy siempre dispuesto a perdonaros.

Te amo, pequeña. ¿Nosotros?

Sí, Señor.