7 de octubre de 1991
Quiero emplear todo lo que tengo
para Tu Gloria.
No tengo mucho,
de hecho, no tengo casi nada,
porque soy insuficiente,
pobre, débil y muy miserable.
Sin embargo, lo que pueda tener,
tómalo, mi Señor.
Mi cercanía1 contigo ha encendido un fuego en tu interior y te ha salvado a ti y a otros.
Yo quiero tu libre voluntad, ofrécete a Mí y haré que fluyan ríos de ti. Necesito una pobreza intensa para que salgan Mis Obras a la superficie. Yo abasteceré tu alma, puesto que eres Mi esposa.
Vassula, vuestras ciudades están llenas de muertos y su hedor sube hasta el cielo. Se están descomponiendo por millones. Ora, ora por la paz, el amor, la fe y la unidad. El Santísimo está atormentado por lo que tiene que venir, entristecido más allá de toda descripción. Tendré que dejar caer Mi Mano sobre esta malvada generación.
Hija, por amor a Mí, toma Mi Cruz de Unidad y llévala por todo el mundo. Ve de país en país y di a los que hablan de unidad, pero no dejan de pensar lo contrario y seguir viviendo lo contrario, que su división ha separado Mi Corazón de los suyos. Grita, y en algún momento Mi Voz traspasará su sordera. Yo estoy contigo en esta desolación, así que no temas.
Te he confiado Mi Cruz. Esta Cruz te santificará y te salvará. Por eso, llévala con amor y humildad. Invoca Mi Nombre incesantemente. Tu Misión, hijita Mía, es dar testimonio del Amor y demostrar Mi Santidad en medio de su falta de amor y fidelidad. Ve adelante sin miedo y sé Mi Eco. Da testimonio con alegría, con fervor, da testimonio con amor por el Amor.
Cuando Mis enemigos te traspasen, ¡alégrate!, y ofréceme todas tus heridas, y Yo te aliviaré inmediatamente. Cada vez que levantes los ojos buscándome, Mi Corazón, rico en Misericordia, no se te resistirá. Tú eres Mi hija que Yo he adoptado, criado y alimentado, por lo tanto, no temas a los hombres, porque ellos no te pueden destruir. Pronto te liberaré. Mientras tanto, ve por todos lados con Mi Cruz de Unidad y glorifícame. Sé la
defensora
de la Verdad y de la Única Iglesia que Yo mismo establecí.
Ve a todas las naciones y preséntate ante ellos. Diles que Yo quiero la Paz y Una Sola Iglesia bajo Mi Santo Nombre. Diles que quien afirma ser justo y, no obstante, permanece dividido, comerá del fruto que él ha sembrado y perecerá. Diles también cuánto aborrezco los corazones insinceros. Sus solemnidades y sus discursos Me cansan. Diles cómo vuelvo la cara ante su altanería y su rigidez. Ciertamente su juicio puede parecer magnífico e impresionante a los hombres, pero no a Mí. Yo no puedo felicitar a una iglesia moribunda, casi putrefacta. Di a los que quieran oír que:
a menos que bajen sus voces, nunca oirán la Mía.
Si bajan sus voces, entonces empezarán a oír la Mía y así harán Mi Voluntad. Yo soy Uno y, no obstante, cada uno de ellos se hace un Cristo a su medida. Yo soy La Cabeza de Mi Cuerpo y, sin embargo, lo único que veo son sus cabezas, no la Mía. Diles que agachen sus cabezas y verán la Mía. Diles que se abajen ellos, para que Yo pueda elevarlos hasta Mí.
No dejes que te aterroricen, hijita Mía, sé paciente como Yo soy paciente. Sé prudente, permaneciendo a Mi lado. Llevarás Mis Joyas2 para que permanezcas fiel a Mí, ellas harán que te acuerdes continuamente de Mí.
Ora, esposa Mía, reza a tu Esposo y al final Yo te recompensaré. Glorifícame, y te lo aseguro: el trabajo, los sacrificios, nada será en vano.
Di a todos que Yo estableceré Mi Reino en medio de la
pobreza,
en ésos mismos que tienen tiempo para escuchar a Mi Espíritu, para adorarme y para hacer Mi Voluntad. ¡En ésos se alegra Mi Alma!
Hija, Yo te amo a pesar de tu miseria. Permíteme continuar Mis Obras en ti. Adáptate a Mí como Yo Me adapto a ti, y a través de ti se sentirá Mi Presencia, y por medio de ti atraeré a esta generación a la unidad.
Ten confianza porque Yo estoy contigo. Mi Sello está en tu frente y, con este Sello y con Mi Gracia, Mi Reino en la tierra se establecerá como Yo quiero.
Recibe Mi Paz. Acuérdate: Yo estoy contigo todo el tiempo. Ven, penetra en Mis Llagas.