25 de marzo de 1991

Señor, esta semana es la semana de la Santa Pascua para los católicos romanos, y la semana que viene es la semana de la Santa Pascua para los ortodoxos. Siento que no está bien tener fechas distintas y diferenciarnos entre nosotros respecto a Ti, hasta el punto de que pueden oírse expresiones como: ¡Su Jesús no es nuestro Jesús!

Yo os amo a todos por igual, pero muchos de vosotros no parecéis entender esto. Todos sois mezquinos, todos sois pecadores, todos sois frágiles, pero todos sois Mi progenie. ¿Lo ves, Vassula? ¿Acaso he hecho Yo alguna diferencia? He venido a ti y te he mostrado Mi Sagrado Corazón1. He ido en todas direcciones buscando de qué manera podría hacerte Mía. He derramado bendición tras bendición sobre ti para levantarte de entre los muertos y formarte, puesto que carecías de Sabiduría. Te he cortejado y, en Mi Ternura, Yo Mismo te he elegido para hacerte testigo ante un pueblo que no es el tuyo, y en el cual hay muchos que están lejos de comprender por qué la Sabiduría ha escogido a una extranjera entre ellos.

Yo, el Sagrado Corazón, estoy decidido a mostrarles que te he escogido a ti, una extranjera para ellos, para compartir las Riquezas de Mi Sagrado Corazón y compartir también Sus deleites y Sus penas. Sí, he venido a enseñar también a los extranjeros las Riquezas de Mi Sagrado Corazón. Hoy he compuesto para ellos un cántico nuevo, ¡porque Yo soy uno y el mismo! Así pues, alumna, continúa sin diferenciarte bajo Mi Nombre. Aunque el aliento de Mis enemigos te arrastre, no te dejaré indefensa. Yo vendré siempre a rescatarte, hijita Mía. Si ellos te desafían2, no respondas, Yo responderé en tu lugar.

La Escritura dice: “Dios no tiene favoritos, sino que cualquiera, de cualquier nacionalidad, que teme a Dios y hace lo que es justo, es aceptable para Él”3. Pero los hombres se han dividido entre sí, se han segregado entre sí bajo Mi Santidad. Pero espera y verás. Mi Espíritu Santo –para gran asombro de muchos– se derramará también sobre los paganos. Te digo solemnemente que estas cosas sucederán antes de que pase esta generación. Por lo tanto, ánimo hijita Mía, no tengas miedo. Al final, os uniré a todos… y a la víbora no se le permitirá escupir más su veneno en tu alimento, generación. Tu alimento será íntegro y puro. La tristeza y los lamentos se acabarán. Os amo, y Mi pueblo llevará Mi Santo Nombre4 como un solo pueblo, en esa unidad.

¡Oh, si rasgaras los Cielos y descendieras!
Ante Tu Presencia, no sólo se derretirían las montañas,
como dijo el profeta Isaías5,
sino también las tres barras de hierro que me hiciste dibujar,
representando a los católicos, los ortodoxos y los protestantes.

Te lo prometo: No dejaré Mi Iglesia dividida por mucho tiempo. Yo Mismo vendré a Ella con plena fuerza y la reconstruiré. Confía en Mí, amadísima Mía. No toleraré más a esta generación infiel. Después de todo, la ira del Padre no se puede retener por más tiempo. Por eso es por lo que Mis Gracias se multiplicarán sobre vosotros: para salvaros. Vassula, la tierra no ha disfrutado todavía de Mi Paz plenamente. Como una tierra reseca, está sedienta de esa Paz que Yo os legué a todos, y Yo, como un arroyo fluyendo en un jardín, descenderé para regaros. Y tú, hijita Mía, ¡alégrate!, porque he echado raíces en ti y he hecho Mi Morada en ti. Y en ti creceré, si Me lo permites.

Ora conmigo ahora al Padre, hijita Mía. Repite conmigo esta oración:

“Padre,
bendito sea Tu Nombre.
Puesto que Tu Amado Hijo, Jesucristo,
vino al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo,
ten Misericordia de nosotros.
Mira las Santas Llagas de Tu Hijo,
que están ahora totalmente abiertas,
y recuerda el precio que Él pagó por nosotros,
para redimirnos a todos.
Recuerda Sus Sagradas Llagas y los dos Corazones
que Tú Mismo uniste en el Amor y que sufrieron juntos:
el de la Inmaculada Concepción y el de Tu Hijo Bienamado.

Oh Padre,
recuerda ahora Su Promesa
y envíanos al Abogado con plena fuerza,
al Espíritu Santo de Verdad,
para recordar al mundo la Verdad
y la docilidad, la humildad, la obediencia
y el gran Amor de Tu Hijo.

Padre,
ha llegado la hora en que el reino de la división
clama por la Paz y la Unidad.
Ha llegado la hora en que el Cuerpo herido de Tu Hijo
clama por la Rectitud,
esa rectitud que el mundo aún no ha conocido.
Pero por medio del Inmaculado Corazón de María,
y del Sagrado Corazón de Jesús,
danos, Padre Entrañable,
esa Paz en nuestros corazones,
y cumple las Escrituras, haciendo que se cumpla
la oración a Ti de Tu Hijo Bienamado:
que todos seamos uno,
uno en la Divina y Santísima Trinidad,
para que todos Te adoremos y Te alabemos
en torno a un único Tabernáculo.
Amén.”

Hija Mía, ámame como Yo te amo. Amaos unos a otros como Yo os amo. Bendita seas. Ven.


1 Jesús quiere decir que Él ha venido a una greco-ortodoxa, no a una católica, y que me habla con terminología católica.
2 Desde laicos hasta sacerdotes y obispos (católicos romanos). Algunos dicen que debería cambiar para probar que soy auténtica, haciéndome católica romana.
3 Hch 10,34-35.
4 Simplemente cristianos, bajo Cristo.
5 Is 63,19.